El gobierno de Donald Trump limitó ayer, invocando convicciones religiosas y morales, el acceso a anticonceptivos a través de los seguros de salud, una medida que afecta a millones de mujeres estadounidenses y que asociaciones de derechos humanos se aprestan a demandar. La medida cancela una disposición de la ley de cobertura sanitaria conocida como “Obamacare’’, al ampliar la exención ya otorgada a las instituciones religiosas a todas las empresas comerciales, según una nota del Departamento de Salud de Estados Unidos. “El presidente cree que la libertad de practicar su fe es un derecho fundamental en este país’’, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, a periodistas. El senador republicano de Texas Ted Cruz dio la bienvenida a la medida en Facebook: “Hoy, el gobierno puso fin a una disposición que violaba la tradición de libertad religiosa de nuestro país’’.

Sin embargo, las reacciones indignadas no se hicieron esperar. La oposición demócrata, asociaciones de defensa de los derechos de la mujer, defensores de la planificación familiar, obstetras, ginecólogos y ciudadanos comunes salieron de inmediato a manifestar su desacuerdo. La etiqueta #HandsOffMyBC (No toques mi contracepción) era tendencia en Twitter el viernes, a poco de conocerse la noticia.``Estamos demandando a la administración Trump para bloquear esta medida’’, dijo en Twitter la poderosa organización estadounidense de derechos civiles ACLU.

“No se dejen engañar. Ir contra el acceso al control de la natalidad de 62,4 millones de mujeres muestra el desprecio del gobierno de Trump por la salud y las vidas de las mujeres’’, señaló por su parte Planned Parenthood (PP), la mayor ONG de planificación familiar de Estados Unidos.

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (ACOG), que se describe como “la organización profesional’’ de especialistas en salud femenina “más grande de Estados Unidos’’, también expresó decepción. “La anticoncepción es una necesidad médica para las mujeres durante cerca de 30 años de sus vidas. Mejora su salud, la de los niños y sus familias, así como de su más amplio entorno, reduciendo la mortalidad materna y mejorando su estabilidad económica’’, dijo su presidente, Haywood L. Brown. “Reducir el acceso a la anticoncepción amenaza con socavar el tremendo progreso que nuestro país ha hecho en los últimos años para reducir la tasa de embarazos no deseados’’, añadió en un comunicado.

“Esto no es nada menos que sexismo’’, afirmó por su parte el senador Bernie Sanders, excandidato a la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de Estados Unidos. “Esta es la última expresión del total desprecio de los republicanos por la capacidad de las mujeres para controlar sus vidas’’, tuiteó.

La nueva regulación “amplía las exenciones para proteger las convicciones morales de ciertas entidades e individuos cuyos planes de salud están sujetos a un mandato de cobertura de anticonceptivos dispuesta por la Ley de Protección al Paciente y Asistencia Asequible’’, indicó el texto del Departamento de Salud. La norma introducida bajo el gobierno de Barack Obama que exigía a los empleadores “proporcionar cobertura para la anticoncepción en violación de sus creencias religiosas’’ pesaba “sustancialmente en su práctica religiosa’’, dijo el fiscal general Jeff Sessions en una circular emitida ayer. La nueva norma, que ya entró en vigor, podría afectar a millones de mujeres estadounidenses cuyos métodos anticonceptivos eran hasta ahora reembolsados  por sus empleadores bajo el Obamacare, ley a la que Trump se opone ferozmente y prometió derogar.

Pero, ¿cuántas serán efectivamente afectadas? La batalla por los números estaba encendida ayer. Basando sus estimaciones en el número de empleadores que presentaron demandas contra la medida de Obama, el gobierno de Trump dice que el impacto se limitar  a unas 120.000 mujeres. Pero un estudio oficial estimó hace un año que, gracias a Obamacare, 55,6 millones de mujeres se beneficiaron de medidas gratuitas de anticoncepción.