Carlos “Chiquito” Bossio habló de las dificultades que plantea la altura de Quito. “Es verdad que la pelota no dobla. En uno de los goles, no vi la pelota. Si me quedaba quieto, me arrancaba la cabeza”, afirmó el ex arquero de Lanús, quien integró el equipo cuando perdió (2-0) en la competencia hacia Francia ‘98, bajo la dirección técnica de Daniel Pasarella, el entrenador que instaló ese concepto al hablar en la conferencia de prensa posterior a la derrota. “Ahí tenés que llegar siete días antes o sobre la hora porque es imposible. Encima, a nosotros nos pusieron a jugar a las 11 de la mañana, con 40 grados, y el cuerpo no nos respondía”, recordó Bossio. “Lo veía en varios compañeros. La jugada que más recuerdo es una en la que le alcancé la pelota a Chamot, y se le fue hasta la mitad de cancha. La pelota, al no tener resistencia del aire, viaja de otra manera”, concluyó.