Con un aumento del 1,5 por ciento en septiembre, la inflación acumulada durante los primeros nueve meses del año llegó al 18,5 por ciento. Así, cuando todavía restan tres meses para que finalice 2017, la suba de precios superó el techo de la meta establecida por el Banco Central. El Instituto Estadístico de los Trabajadores de la UMET proyecta que en diciembre el denominado “IPC de los Trabajadores” marcará un 25,5 por ciento. La estimación no contempla el impacto de los aumentos de tarifas previstos para después de las elecciones legislativas. Si esos valores se corroboran, al concluir la mitad del primer mandato de Mauricio Macri la inflación regresará a los niveles registrados al terminar la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, luego de que el año pasado haya marcado el nivel más alto en dos décadas, con 41 por ciento. El Indec publicará su IPC pasado mañana. Aunque desde el Ministerio de Hacienda aseguran que “los salarios le van a ganar por goleada a la inflación”, los datos del IET-UMET muestran que la capacidad de compra de los trabajadores todavía se encuentra 5,6 por ciento por debajo del momento previo al recambio presidencial. 

La meta de inflación no se cumplió pero el rango utilizado por el BCRA, entre 12 y 17 por ciento, se convirtió en una efectiva herramienta para contener los reclamos salariales y bloquear los intentos para recomponer la capacidad de compra perdida el año pasado. Durante los primeros nueve meses de 2017 los ingresos de los trabajadores registrados acumularon una mejora del 2,2 por ciento frente al mismo período del año anterior. Los resultados que dispararon el eufemismo fubtolero del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, sobre la goleada de los salarios a la inflación no alcanzan para compensar el retroceso del 5,3 por ciento en la capacidad de compra de los salarios experimentada a lo largo de 2016. 

Los analistas del IET-UMET estimaron que el mes pasado, el poder adquisitivo de los salarios fue en septiembre un 5,6 por ciento inferior al observado en el momento previo al recambio presidencial. De esa forma, advierten los investigadores, a lo largo de los últimos 22 meses los trabajadores perdieron 1,3 salarios. Es decir, de haberse mantenido el poder adquisitivo de noviembre de 2015, el asalariado registrado habría gozado de 1,3 salarios más de los que realmente gozó.

El inminente fracaso del BCRA para cumplir con sus objetivos de precios autoimpuestos no induce un rediseño en su estrategia que contemple otras variables como el crecimiento económico, la expansión del crédito productivo o la creación de empleo. El incumplimiento de la meta despeja el terreno para que la entidad presidida por Federico Sturzenegger profundice su política monetaria contractiva. La estrategia de control de precios que plantea el banquero central requiere de un mayor grado de apertura comercial y apreciación cambiaria con costos sobre el empleo, los salarios y la industria.  

El mes pasado el aumento del 1,5 por ciento en el IPC relevado por el IET-UMET estuvo impulsados por el rubro “Salud”. Los nuevos incrementos autorizados en las cuotas de la medicina prepaga y el alza en los medicamentos explican el salto del 4,2 por ciento en ese capítulo de la canasta. También por encima del promedio se ubicó el ítem “Alimentos y bebidas”, que escaló 2,3 por ciento. El principal motivo fueron las subas entre los productos estacionales como frutas y verduras, que mostraron incrementos del 7,1 y 8,7 por ciento, respectivamente. El resto de los rubros subió por debajo de la media: “Indumentaria y calzado”, “Vivienda” y “Mantenimiento del hogar” registraron aumentos del orden del 1,3 por ciento mensual mientras que “Transporte y comunicaciones” marcó un alza del 1,0 por ciento. Por su parte, “Esparcimiento”, “Educación” y “Otros bienes y servicios”, presentaron subas menores al 1,0 por ciento. 

En septiembre el rubro “Alimentos y bebidas” acumuló una suba interanual del 20,1 por ciento. A pesar de la escalada mensual, las verduras son uno de los items con menor variación interanual al subir 7,1 por ciento en los últimos doce meses. Del otro lado se ubican las bebidas alcohólicas (31,2), los dulces (30,7) y los lácteos (29,8). En esos productos los aumentos no solo están por encima del promedio de los alimentos, sino también del conjunto de los bienes y servicios.

Las estimaciones del IET-UMET permiten analizar el impacto diferencial de la inflación. Desde noviembre de 2015, el mes anterior al cambio de Gobierno, la inflación acumulada de los asalariados formales llega al 72,0 por ciento. Sin embargo, entre el 10 por ciento de la población con menores ingresos el alza acumulada trepa al 84,8 por ciento. El guarismo es 12,8 puntos porcentuales más intensa que la del promedio de los asalariados registrados y 19,9 puntos porcentuales más alta que la experimentada por el 10 por ciento más rico de la población. Los investigadores del IET sostienen que la principal razón para ese comportamiento es el impacto fuertemente asimétrico de las subas de servicios públicos.

@tomaslukin