Decenas de miles de mujeres de todo el país, y también de América Latina, eligen este año pasar el Día de la Madre bien lejos de las escenas imaginadas por la publicidad. Festejarán en Resistencia, Chaco, en ese espacio en el que se gesta esta vez esa potencia que se llama Encuentro Nacional de Mujeres (y lesbianas, travestis, trans). Madres que llevarán a sus hijos de distintas edades, o que los dejarán en su casa, encontrarán en Resistencia una forma distinta de celebrar una fecha canonizada en el altar de uno de los mandatos culturales predilectos del patriarcado: la maternidad obligatoria. Desde la Comisión Organizadora del ENM esperan 70.000 mujeres, un número calculado a partir de los pedidos a la comisión de alojamiento, más el flujo de oferta y demanda en el -creado por primera vez para esta edición- grupo de facebook “busco y ofrezco alojamiento”, y de una plaza hotelera completa tanto en Resistencia como en la vecina Corrientes. 

El ajuste económico hace cada más difícil la participación en el Encuentro, pero también es cierto que llegar a la sede elegida cada año es para muchas mujeres una gestación de nueve meses: juntar el dinero implica hacer festivales, empanadas, pedir dinero a legisladoras, al estado, a quien sea, contratar un colectivo, encontrar la escuela donde dormir, organizarse. Son meses de preparación para ese momento fecundo en el que se disfrutará de tres días en la vida, de tres días para crear, para pensar, para disfrutar. Los tres días al margen de las reglas impuestas por el patriarcado. O mejor dicho, tres días gambeteando sus mandatos. 

“Esperamos un encuentro muy diverso. Chaco está ubicada muy cerca de otros países de Latinoamérica, así que va a ser muy interesante la presencia de otros países, de la Conamuri (articulando mujeres campesinas e indígenas) de Paraguay, vienen micros de Brasil, de Chile. Esperamos un encuentro muy latinoamericanista, es lo que venimos pensando desde el principio y lo confirmamos a medida que pasaron los meses”, relató Laura Gómez, más conocida como Blabli, de la Comisión Organizadora. “Nos sorprendió gratamente la presencia de mucha prensa internacional y sobre todo personas interesadas en realizar documentales desde Suiza, Francia, Barcelona y Estados Unidos, todas interesadas en mostrar el movimiento de mujeres a partir del Encuentro”, agregó. Cuando le preguntan a Laura -que es periodista- cómo cubrir el Encuentro, su respuesta es que por la diversidad e inmensidad de la experiencia, es “incubrible”. 

Las chaqueñas quisieron alumbrar para este Encuentro la presencia de  mujeres de toda la provincia. “Estamos esperando 1500 mujeres originarias de El Impenetrable. La comisión organizadora de Chaco fue la primera que creó una subcomisión que se encargó de recorrer todo el territorio para convocar a las comunidades aborígenes y al resto de la población”, dijo Gómez. Para ellas, la elección de Chaco como sede “quiebra con el sistema de centralización del poder, muestra la transformación del movimiento de mujeres, pero de transformarnos nosotras también”. 

Cada vez que mujeres de todo el país se reúnen a debatir sobre los temas que las convocan, algo nace como propuesta, como semilla: un proyecto de ley, una demanda pública, la necesidad de impulsar una solución institucional, de quedar conectadas en redes. Así, los talleres son espacios privilegiados pero no los únicos. 

Cuando se habla de gestar es también lo que cada Encuentro, cada sentada en la plaza feminista, permite desplegar en cuanto a acciones a sostener -y hacer crecer- durante el año. Por eso, aunque son ejemplos fuertes, esta gestación no puede reducirse a armados políticos como el de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto, a partir del entonces recién inaugurado taller de Estrategias para el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. 

Gestar es también gestarse. Hay una frase acuñada a lo largo de estos 32 encuentros que dice: “Ninguna mujer vuelve igual después de asistir a un Encuentro”. Es decir, que cada mujer renace en esos espacios y esa reinvención se genera colectivamente. 

Llegar al encuentro, elegir el taller al que se irá (cuando no está ya elegido), sentarse a compartir en un salón, pasear por las plazas, decidirse por alguna de las actividades culturales que se multiplican año a año. En cada una de estos recorridos creativos hay también algo que se gesta. La marcha torta (de lesbianas, travestis y trans) gesta la posibilidad de hacer visible una forma de estar en el Encuentro, pero no la única: las fiestas proliferan porque cada colectiva decide cómo celebrarse en ese encuentro que rezuma identidades diversas. Mañana, a las 10, cuando en el Estado Centenario del club Sarmiento, largue la nueva edición, el saludo será en tres lenguas: wichi, moqoit y qom. Será un nuevo nacimiento, como cada año.