El fiscal Rodolfo de Lucía pidió ayer que se condene a prisión perpetua a Jonathan Luna, el hombre de 28 años juzgado por el femicidio de Micaela Ortega, la chica de 12 a quien Luna contactó a través de un perfil falso de Facebook y que apareció muerta en abril del año pasado cerca de Bahía Blanca. El debate oral, que finalizó ayer con los alegatos de las partes y del fiscal, había comenzado el lunes. Ayer el acusado estuvo presente en la sala pero se negó a declarar. Su abogado defensor, Sebastián Cuevas, solicitó una condena de 20 años y argumentó que el delito no fue femicidio, pero tanto la querella como el fiscal pidieron la pena máxima al calificar el crimen como “homicidio agravado cometido con alevosía, para procurarse impunidad o para consumar los delitos, habiendo mediado violencia de género, comunicación electrónica con menores de edad y robo, en concurso real”. En diálogo con PáginaI12, la abogada de la familia de Ortega, María Fernanda Petersen, aseguró que “todos los testimonios que se prestaron en la semana pudieron acreditar lo que había surgido de la investigación”. El jueves el Tribunal Oral Criminal (TOC) 1 dará a conocer el veredicto en el que es, además, el primer caso de acoso de menores a través de las redes sociales, conocido como “grooming”, que llegó a juicio en Argentina. 

“Esperamos que la sentencia sea ejemplar. Fue todo muy claro durante el juicio, creo que no hay lugar para dudas”, señaló Peterson. La abogada contó que entre las personas que se presentaron a declarar “hubo peritos, miembros del equipo de criminalística de Mar del Plata, policías que participaron de la investigación, dos chicas que vivían en el barrio de Luna y lo conocían, la ex pareja del acusado y también el padre”. “La ex pareja denunció graves golpizas por parte de Luna, que en un caso la dejó sin poder levantarse de la cama por lo que tuvo que llamar a una ambulancia”, recordó la abogada. La letrada también destacó los testimonios de dos chicas de 14 y 15 años “a quienes Luna había contactado por Facebook con cuentas falsas al igual que a Micaela, y les había hablado de sexo”. “En la investigación hay más de 1700 contactos de esta red social de chicas de ese rango de edad a quienes Luna contactó”, agregó Petersen. 

Frente a los jueces Claudia Fortunatti, María Elena Baquedano y Eugenio Casas, el fiscal de Lucía dijo en su alegato que “Luna mantuvo comunicaciones electrónicas con Ortega con el fin de cometer un delito contra su integridad sexual, le sustrajo sus pertenencias y es el autor de la muerte”. Añadió que Luna se servía de un usuario denominado “La Rochy de River”, uno de los cuatro perfiles falsos que usaba en Facebook, para comunicarse con la víctima. “En forma constante contactaba a chicas con el fin de tener relaciones con ellas, las engañaba con la edad y le ocultaba su verdadera identidad”, explicó el fiscal. 

Luna estuvo presente durante los alegatos, pero se negó a declarar. A su turno, el abogado defensor consideró que el delito no calificaba como  femicidio porque, dijo, para catalogar un crimen de ese modo “es necesario que exista un vínculo entre las partes, donde se hayan demostrado actos de sometimiento”. “Para que sea un femicidio se tiene que matar a la mujer por el hecho de ser mujer, las características de este caso no permiten que se use esa denominación”, afirmó, y apuntó que de las pericias psiquiátricas realizadas a Luna surgió que “la intención de él era robarle” y que cuando Micaela intentó defenderse “activó la personalidad violenta de Luna, quien descargó la ira y la violencia contra la víctima”. 

En su alegato, la abogada Petersen dijo que Luna “elegía a las víctimas por ser mujeres, por ser vulnerables”. El acusado “es un hijo sano del patriarcado; responde a patrones misóginos y machistas por los cuales se considera que la mujer es objeto, un ser de menor valor y que se puede disponer y cosificar”, advirtió.