Desde Río de Janeiro

América Latina se ha convertido en el epicentro de los mayores enfrentamientos del mundo contemporáneo. Primero, en la última década del siglo pasado, como la región donde más proliferaron los gobiernos neoliberales, con el Chile de Pinochet como punto de partida.

Por eso, fue en América Latina en la década siguiente, la primera de este siglo, donde surgieron gobiernos antineoliberales y líderes de estos procesos. Desde que el capitalismo asumió el neoliberalismo como modelo predominante, ha sido en torno a la vigencia o superación de este modelo que se han producido las mayores confrontaciones contemporáneas.

De tal manera que de estas luchas surgieron los líderes políticos actuales más importantes. Hugo Chávez, Lula de Silva, Néstor y Cristina Kirchner, Tabaré Vázquez y Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa, fueron los primeros líderes de la resistencia al neoliberalismo.

Durante las siguientes dos décadas, estos gobiernos sufrieron golpes de estado –como en los casos de Brasil y Bolivia– que revirtieron. Sufrieron derrotas electorales –como en los casos de Argentina, Uruguay, Ecuador-. Se expandieron en un segundo momento a México, Colombia, Honduras, con nuevos líderes, como López Obrador, Gustavo Petro, Xiomara Castro,

Más recientemente, ganaron la derecha y la extrema derecha en Ecuador y Argentina, respectivamente. Mientras que en México, Colombia, Brasil, Bolivia y Venezuela sobreviven gobiernos antineoliberales.

Las características de estos gobiernos son las que han presentado desde su surgimiento. Priorizan las políticas sociales sobre los ajustes fiscales. Procesos de integración regional en lugar de Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos. La recuperación del papel activo del Estado, en lugar del Estado mínimo y la centralidad del mercado.

Hoy hay un agudo enfrentamiento en Argentina, desde que salió victorioso Javier Milei, un presidente de extrema derecha. Su discurso se apropia de la palabra libertad y de la palabra cambio.

El discurso es que todos aceptan que el cambio y la transformación son necesarios. Y esta transformación no se puede hacer con los políticos de siempre. Se proyecta así la necesidad de una fuerza nueva, alternativa, que exprese el cambio indispensable. Esto consolida la crítica a la vieja política y a los viejos líderes políticos, uno de los argumentos más fuertes de la extrema derecha.

En el plano económico, la grave inflación heredada permite al gobierno de extrema derecha imponer un ajuste fiscal muy duro, empezando por el impago de aguinaldo, colocando las responsabilidades sobre los hombros del gobierno anterior.

La promesa de poner fin a la inflación, supuestamente en 18 o 24 meses, empuja el problema hacia adelante y justifica el ajuste fiscal. Se promete estanflación durante este período.

Mientras tanto, se está negociando un préstamo a largo plazo con el FMI, que reforzará la dependencia del país del capital financiero internacional. Esto consolida la dependencia del país del FMI.

La disputa en Argentina entre el gobierno de extrema derecha y la capacidad de resistencia del movimiento popular y las fuerzas políticas de izquierda es una de las más importantes de la América Latina contemporánea. El éxito o fracaso del gobierno de Milei depende de la perspectiva de la extrema derecha o de la posibilidad de recuperación de la izquierda en Argentina, con proyecciones para toda la región.

Por otro lado, la posibilidad de consolidar los gobiernos más sólidos actualmente en América Latina –los de México, Brasil y Colombia– presupone la reelección de Lula y la elección del sucesor de López Obrador. El caso de Petro es más complicado, dado que su derrota en las elecciones municipales demostró que no tiene una estructura partidaria, como es el caso de Morena en México y el PT en Brasil.

Otro caso pendiente es Bolivia, por la disputa entre el actual presidente, Luis Arce, y el expresidente, Evo Morales. La victoria de uno de los dos significará la continuidad del programa antineoliberal. A menos que esta división abra espacios para el triunfo de un candidato de derecha, que hoy no aparece como la posibilidad más viable.

La tercera década de este siglo, que comenzó con el predominio de gobiernos antineoliberales, está experimentando una mezcla de gobiernos de izquierda y de derecha. Lo que queda de década estará marcado por la disputa entre gobiernos neoliberales y antineoliberales, el punto culminante de todo lo vivido en este siglo.