“Nosotros dos nos fuimos a estudiar a los dieciocho años a Capital. Yo soy de Capitán Sarmiento y Maxi, de Chivilcoy. En esa época era inimaginable poder desarrollarse como pianista, o como fotoperiodista en su caso, fuera de Buenos Aires. Esa cosa todavía sigue sucediendo. Pero, ¿por qué no se puede puentear a la ciudad y vivir del arte en otros espacios?” Esto se preguntaron el pianista José Tambutti y el fotoperiodista Maximiliano Amena cuando decidieron fundar en el pueblo de Duggan “Ojos Negros”, una usina artística en el medio del campo dedicada a la música, el audiovisual y el turismo. A meses de su inauguración, la pareja prepara su segundo concierto mientras buscan responder las nuevas preguntas que les genera un proyecto cultural por fuera de la ciudad “que va a contracorriente”, pero que apuesta a la diversificación y a la innovación para volverse sostenible.

“La iglesia” fue el apodo que le dieron los vecinos de Duggan a Ojos Negros cuando comenzó a construirse durante la pandemia. Al nombre no le faltaba ingenio. La amplia estructura negra, de chapa, madera y llena de aperturas, se levantó en el medio del campo con un estilo moderno que contrastó con los edificios históricos de Duggan.

El primer espacio cultural habilitado de la localidad, comenzó a funcionar como residencia artística desde enero de este año y en septiembre abrió por primera vez sus puertas a los vecinos de la región. Fue en dos jornadas en las que el pianista y el fotógrafo recibieron a los habitantes y autoridades de Duggan con un concierto de piano, proyecciones, exhibiciones y la presentación de un coro compuesto por artistas de todo el país.

Así, Ojos Negros comenzó a insertarse en una región demandante de nuevas propuestas culturales. Su nombre lo recibió en honor a los ojos negros de Iris, la hija de la pareja, y fue definido por ellos como “una sala de oficio que se transforma y que puede funcionar como espacio para conciertos, exposiciones visuales y audiovisuales y como residencia artística. Para nosotros es como la carpintería para un carpintero”.

Regresar a la provincia

Para los bonaerenses Tambutti y Amena su “retirada a la provincia” fue un proyecto que requirió de años de planificación. Mientras que el primero es un pianista profesional que tocó en salas de toda la ciudad y que, entre otras cosas, se desempeñó como solista en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Radio Nacional, presentándose en ciclos como el del Salón Dorado del Teatro Colón. El segundo trabajó como fotoperiodista para La Nación durante diecisiete años a la par que desarrolló una carrera artística con la que recorrió todo el país.

“Nací a quince kilómetros de acá. Desde mis abuelos, toda mi familia son arequeños. Tengo un vínculo muy estrecho con la zona”, explicó Tambutti sobre la elección de Duggan como destino para desarrollar su nueva etapa profesional junto a Amena. Su primer paso fue comprar una vieja comisaría abandonada de Duggan y restaurarla para vivir en ella. “Fue un año y medio de venir los fines de semana a arreglarla. Ahí empezó a madurar mi idea de irme del diario y apostar a vivir acá”, agregó Amena, que en 2017 dejó finalmente su trabajo como fotoperiodista para instalarse en la localidad.

“Yo dirijo una Escuela Municipal de Música en San Antonio de Areco. Tiene un instituto grande con muchas propuestas. Tiene dos orquestas, una de adultos y otra de infantojuveniles. Es un proyecto municipal bien interesante. Ojos Negros nace con el objetivo de seguir generando nuestro oficio acá sin desconcectarnos con el movimiento artístico y cultural del mundo”, afirmó Tambutti que junto a Amena comenzó a planificar la construcción de Ojos Negros antes de la pandemia.

Sin embargo, el diseño de un espacio cultural como este en Duggan requirió, para volverse sostenible, formular una propuesta propia que se adaptara y dialogara con el mercado de la localidad y la región. Así, nació este espacio de exhibición que se articula con la oferta turística de Duggan, adaptándose como espacio de residencia artística durante las temporadas altas.

Un espacio para compartir

“En los pueblos de la provincia de Buenos Aires había teatros donde la música clásica estaba muy presente. Entonces, también está habilitar esa historia y ofrecer una oferta cultural alternativa a lo folclórico, que hoy predomina”, contó Tambutti y agregó que tres de sus abuelos formaron parte de una de las primeras bandas municipales de Areco a principios del siglo XX. Así, Ojos Negros busca construir una oferta cultural alternativa en la región que convoque a vecinos, pero también a interesados de todo el país insertándose en un mapa de espacios artísticos y residenciales que excede la territorialidad de Duggan.

Además, la pareja reconoce en el espacio un lugar de encuentro que estaba vacante en la zona. Sobre este aspecto, Amena afirmó que “en Duggan está pasando que hay muchas personas que vienen buscando algo similar a lo contemporáneo que ofrecemos. Y es algo muy loco porque la localidad tiene una particularidad, algo identificatorio, y es que es un pueblo rural sin muchos espacios de encuentro social. Hay despensas, un club, pero no hay muchas actividades que habiliten el intercambio. Entonces, Ojos Negros es una experiencia nueva que veremos a qué lleva”.

Sobre el futuro, la pareja lo mira con incertidumbre. “Toda nuestra vida fuimos un poco a contracorriente, es un músculo bastante entrenado”, bromea Tambutti. Ambos confían en que el tiempo determinará las formas de su proyecto. Mientras tanto, preparan con entusiasmo su segundo evento cultural que, según adelantaron, sucederá a mediados de diciembre y estará centrado en la música.