El basural de José León Suárez donde la fría madrugada del 9 de junio de 1956 la policía bonaerense, a las órdenes de Desiderio Fernández Suárez, fusiló a doce militantes peronistas, fue señalizado con un cartel y una placa conmemorativa. La iniciativa, compartida por las secretarías de Derechos Humanos de la Nación, la Provincian de Buenos Aires y la Municipalidad de San Martín, salda así una deuda de 67 años, y avanza en la recuperación de la memoria histórica. 

El encuentro contó con la participación de familiares de las víctimas; el subsecretario de Derechos Humanos bonaerense, Matías “Gitano” Moreno, Horacio Pietragalla, que ocupa el mismo cargo a nivel nacional, funcionarios del municipio de San Martín, y los representantes de la Comisión por la Memoria de San Martín.

El acto se realizó bajo una intensa tormenta, ya que los organizadores decidieron no suspenderlo, dado el poco tiempo que falta para el recambio nacional de autoridades y el riesgo de que los funcionarios entrantes decidan no hacerlo. Se instalaron unos gazebos y se apuró el ritmo. Hablaron también un representante de la familia de cada uno de los asesinados: Mario Brión, Francisco Garibotti, Vicente Rodríguez, Carlos Lizaso y Nicolás Carranza.

La señalización consiste, por un lado, en un cartel explicativo de los hechos, los protagonistas y el contexto histórico en el que ocurrieron, y una placa de mármol con los nombres de todos los asesinados en esas jornadas, 33 en total, entre civiles y militares, en los combates de La Plata y Lanús y los fusilamientos de los basurales.

La Comisión por la Memoria de San Martín impulsa, desde hace alrededor de un año, el reclamo a la justicia para que se declaren los fusilamientos como crímenes de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles. 

Lesa humanidad

El antecedente favorable del que parten es la masacre de Napalpí, ocurrida en el entonces territorio nacional de Chaco, hace más de un siglo. En esa ocasión, los trabajadores algodoneros, en su mayoría de pueblos originarios, iniciaron una huelga que fue reprimida por fuerzas nacionales, locales y bandas de mercenarios. El año pasado se realizó el juicio.

A lo largo de los meses de junio, julio y agosto pasados, la jueza federal de San Martín Alicia Vence citó a declaración indagatoria a varios hijos de fusilados y a personal policial de la Brigada de San Martín en funciones aquella noche. Los familiares aguardan la definición de la fecha en la que comenzará el juicio oral.

Los hechos de esa noche fueron el disparador de la investigación periodística considerada modelo en escuelas y universidades del mundo, “Operación Masacre”, de Rodolfo Walsh. En las primeras páginas del libro, Walsh, traductor, escritor, aficionado al ajedrez y de familia antiperonista, escucha la revelación, “hay un fusilado que vive”. Desde entonces, preso de su curiosidad, llevó adelante una rigurosa investigación periodística. Descubrió que hay más de un sobreviviente, siete en total,  y fue compenetrándose con la historia y sus protagonistas.

Finalmente, entre otras cosas, decidió esconderse en el delta del Tigre, cuando la misma policía lo persiguió. A través de la pesquisa de los fusilados, Walsh tomó contacto por primera vez con el peronismo y comenzó una profunda transformación política y personal, hasta ser él mismo asesinado por la dictadura cívico militar el 24 de marzo de 1977, tras escribir la también célebre "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar" en el primer aniversario del gobierno de facto que derrocó a María Estela Martínez de Perón.

El otro libro central para comprender lo ocurrido es “El presidente duerme”, de Daniel Brión, historiador e hijo de una de las víctimas, Mario Brión. En su trabajo, Brión aporta la dimensión política que a Walsh se le escapa. “Eran militantes peronistas, esperaban una señal de Valle o de Tanco para salir a la calle, por eso los mataron”.

Coyuntura

Matías Moreno resaltó la importancia de la señalización y aclaró que en la provincia de Buenos Aires se continuará trabajando exhaustivamente y se seguirán profundizando estas políticas públicas” y agregó: “En lo personal esta señalización es de las más importante en términos históricos, en términos sentimentales, para nosotros, los peronistas, los derechos humanos están vinculados a los derechos sociales, y acá de alguna manera empezó todo, ¿No? Empezó la persecución a una identidad política, a un proyecto político”, sostuvo.

De cara al cierre de gestión, en modo de balance, Moreno agregó: “Hoy, de hecho, es el último que compartimos con el secretario de la Nación, un hermano, un compañero como Horacio. También hay que aclarar que en la provincia, tanto en este municipio como en otros donde no ha ganado el peronismo, vamos a continuar trabajando duramente y cada uno de nosotros brindará respuestas. A mí en lo personal y hoy lo venía pensando, uno viene de militar desde hace muchos años, uno fue primero peronista y después fue hijo desaparecido, así que a mí en lo personal quizás esta sea la señalización más importante en términos históricos, en términos sentimentales”.