Desde Resistencia

Mariel Fernández fue asesinada en el barrio 29 de Agosto, de esta ciudad, el 27 de junio por su ex pareja, Facundo López. Lo había denunciado más de 20 veces. Cuando la familia fue a pedir a la policía que la sacaran de esa casa, donde estaba en peligro, le dijeron que la que tenía que pedir la ayuda era la misma joven y que “para qué volvía si tenía miedo”. La Justicia que estaba alertada del riesgo que corría la joven no hizo nada para protegerla. Mariel tenía 25 años y era madre de dos niños. El de ella fue uno de los cinco femicidios registrados en lo que va del año en Chaco y uno de los numerosos casos que se presentaron ayer durante el Juicio a la Justicia Patriarcal a cargo de un Tribunal Ético Popular Feminista, que se celebró en el marco del 32º Encuentro Nacional de Mujeres. A lo largo de casi tres horas, se escucharon historias desgarradoras de impunidad, irregularidades en las investigaciones y falta de justicia de Argentina y otros países latinoamericanos, sobre militantes sociales criminalizadas como Milagro Sala; activistas indigenistas y feministas asesinadas, como la hondureña Berta Cáceres; jóvenes desaparecidas como Maira Benítez (Chaco), Johana Ramallo (La Plata) y Diana Colman (Guernica, provincia de Buenos Aires); adolescentes víctimas de femicidios como Melina Romero y Araceli Fulles; mujeres arbitrariamente encarceladas como Victoria Aguirre, en Misiones; y niñas muertas como consecuencia de fumigaciones con agrotóxicos, como Adela y Adelaida, de 3 y 1 año y medio, en Paraguay. 

“Se trata de un proceso colectivo en construcción. El objetivo es abordar los impactos del sistema de justicia patriarcal sobre la vida, los cuerpos y territorios de las mujeres, lesbianas, e identidades femeninas trans y travestis de diferentes países de América Latina y el Caribe, a partir de las denuncias concretas de algunos casos para ejemplificar y analizar en términos más amplios las violaciones a sus derechos humanos”, explicó a PáginaI12 Claudia Korol, de Pañuelos en Rebeldía, una de las promotoras de la actividad, organizada por Feministas de AbyaYala. Un sector de la Plaza 25 de Mayo, ubicada frente a la Casa de Gobierno provincial y la Catedral y convertida este fin de semana en centro de actividades, tertulias, aquelarre y feria feministas, ofició de sala de audiencia. Más de trescientas encuentreras, sentadas en el pasto, siguieron con atención cada uno de los testimonios, que mostraron con crudeza la cara más machista y misógina de la justicia. 

El juicio seguirá la semana próxima en el Encuentro Feminista de Latinoamérica y El Caribe, en Montevideo. Y luego del 2 de marzo, segundo aniversario del crimen de Berta Cáceres –coordinadora general del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas Hondureñas (COPINH)–, al 8 de marzo, a un año de la masacre de cuarenta niñas en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción en Guatemala.

En las sucesivas audiencias, el tribunal buscará sistematizar la operatoria de la justicia patriarcal y sus efectos, contó Korol. Las activistas Marielle Palau, de Paraguay, y Miriam Miranda, de Honduras, las periodistas Marta Dillon y Liliana Daunes, fueron aquí parte del tribunal, que también conformarán Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, la abogada Nina Brugo y Celina Rodríguez de Feministas de AbyaYala, entre otras. 

Uno de los testimonios más conmovedores fue el de Marta, mamá de Johana Ramallo. Su hija desapareció en La Plata el 26 de julio. Tiene una hija de 6 años. “Ya hace más de 80 días que estoy en lucha. La denuncia la hice ni bien no volvió a dormir a casa”, precisó. Y contó que cuando fue a la comisaría 9ª, dos oficiales le preguntaron la edad de su hija y cuando dijo que tenía 23 años, se burlaron que teniendo esa edad, la estuviera buscando. “A mi hija nunca la buscaron. Estoy segura de que la comisaría 9ª y la DDI de La Plata son tan proxenetas como los que se llevaron a mi hija”, afirmó, atragantada por las lágrimas. “A mi nieta le están sacando el derecho a tener una mamá presente. A mis cinco hijos, el derecho a tener a su hermana en casa. Mi vida se paralizó desde que ella desapareció. Lo único que pido es que me la devuelvan. Mi lucha sigue por mi hija y por todas las chicas que están pasando por esta situación”, agregó, entre sollozos.