En la mañana de ayer, cuadrillas de cooperativas contratadas por la municipalidad de Resistencia empezaron a limpiar las pintadas con consignas feministas, por el derecho al aborto, contra la violencia hacia las mujeres, lesbianas y trans, entre otras, de los edificios y locales de los alrededores de la Plaza 25 de Mayo, la principal de esta ciudad. Los graffiti son parte del folklore de los Encuentros Nacionales de Mujeres. Habían quedado de la noche anterior, cuando un grupo minúsculo de militantes encapuchadxs se desprendieron de la masiva marcha que se dirigía al Parque de la Democracia, y enfilaron hacia la Catedral, para tirarle fuego y pintura. A diferencia de los anteriores ENM en Mar del Plata y Rosario, no hubo represión y la Secretaría de Derechos Humanos desplegó un dispositivo para garantizar el derecho a la manifestación, de las participantes. Ni hubo razzia ni detenciones arbitrarias de manifestantes, como en las marchas del 8M en la ciudad de Buenos Aires. 

La rápida limpieza de las 252 pintadas, según el recuento que a primera hora de la mañana tenía el intendente peronista Jorge “Coqui” Capitanich, apuntó a evitar la “mala prensa” al evento y que “los vecinos” y “comerciantes” se quejaran por el “vandalismo de las feministas”, como suelen reducir algunos medios a los ENM. Ninguna de las participantes fue denunciada en la Justicia por hacer pintadas, como ocurrió con activistas feministas que realizaron graffiti para convocar al Paro Internacional de Mujeres del 8 de marzo, en una sucursal bancaria y una iglesia en la ciudad de Buenos Aires y terminaron detenidas por la policía de Horacio Rodríguez Larreta, igual que la artista plástica Olga Corrales, de Bahía Blanca, que en el marco de las actividades por la última marcha del 3 de junio dejó la leyenda “Ni Una Menos” y “Vivas nos queremos” en un monumento y baldosas de una plaza de Punta Alta y la llevaron presa y el municipio le inició una demanda. Ambos distritos son gobernados por Cambiemos.