El ruido de las bocinas y las cacerolas no llegó hasta el piso 21 del Hotel Libertador, pero Javier Milei lo escuchó por televisión. “Tienen síndrome de Estocolmo”, dijo el Presidente y remató: “Están abrazados y enamorados del modelo que los empobrece”. Con esas palabras, el mandatario ninguneó los cuestionamientos de quienes salieron a la calle a protestar por el DNU que desmantela las regulaciones del Estado. En contraposición, valoró que el empresario Marcos Galperín haya celebrado la cadena nacional y las brutales medidas de ajuste. “Les aviso que vienen más”, lanzó envalentonado y anunció que llamará en los próximos días a las sesiones extraordinarias para avanzar en más reformas. Respecto a la vigencia del decreto, su falta de experiencia en la gestión pública le jugó una mala pasada. Si bien aseguró enfáticamente que el DNU rigía a partir de su publicación, recién estará vigente el 29 de diciembre.

“Hay gente que mira con nostalgia, amor y cariño al comunismo", lanzó con sorna Milei, cuando en una entrevista radial le consultaron por el rechazo a su programa de gobierno. Para el Presidente, durante los últimos 100 años, se acumularon un conjunto de leyes, regulaciones y derechos que “entorpecen” el crecimiento argentino. “Éramos el país más rico del mundo al inicio del siglo XX y hoy estamos 140”, repite cada vez que puede, anhelando un modelo agroexportador sin intervención estatal. Con esa justificación, el libertario defendió las medidas presentadas por cadena nacional y se atajó: “No es un paquete pro-empresas, sino pro-mercado”. La afirmación no se condice con la algarabía que manifestó en las últimas horas el establishment económico. Ayer, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) celebró efusivamente los anuncios, señaló que se está viviendo una “oportunidad histórica” y que valoran que “el Gobierno se disponga a tomar medidas que permitan el más pleno desarrollo del sector privado, sometido por años a injerencias estatales indebidas”. En suma, el círculo rojo está de fiesta.

El traspié por el DNU

Con menos de tres años en el mundo de la política y sin antecedente laborales en la administración pública, aún existen aspectos burocráticos que al Presidente lo sobrepasan. También a su Gabinete. “El DNU ya está vigente”, indicó con seguridad el Presidente en Radio Rivadavia. Sin embargo, horas más tarde le explicaron que eso no era así. Dado que en el texto del decreto no se especificó que entraba en vigencia el día de su publicación, de acuerdo al Código Civil, recién comenzará a regir ocho días después; es decir, el 29 de diciembre. Por la tarde, desde la Casa Rosada aclararon que no corregirán el error que omitió la secretaría de Legal y Técnica que encabeza Javier Herrera Bravo. El papelón ya estaba hecho.

Los equipos jurídicos del Gobierno están atentos ahora a las presentaciones que enfrentará el DNU. “Están preparados”, aseguró el jefe de Estado. Ayer a la tarde llegó la primera novedad en ese sentido. El Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) Autónoma y la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) solicitaron, a través de un amparo colectivo, la suspensión del decreto por considerarlo “inconstitucional” y “antidemocrático”. Milei, por el contrario, señala que es legal e imprescindible.

Ante las críticas que plantean que no existe un escenario de emergencia para hacer uso del DNU, el Presidente recurrió una vez más al fantasma de la hiperinflación. "¿No había emergencia? Por favor, miren los números. La inflación venía viajando al 3.678 por ciento, eso es hiper”, sostuvo, aunque difícilmente pueda explicar cómo habilitar la privatización de los clubes de fútbol, por ejemplo, va a desacelerar la dinámica inflacionaria.

“Milei tenía que dar esa señal y hacerlo de forma rápida y contundente”, sumó Federico Sturzenegger, el autor intelectual del texto que derogó y modificó más de 300 normas. El exfuncionario de la Alianza sostuvo que "la idea era dar una imagen de cambio de régimen” y chicaneó a quienes manifestaron su oposición a las reformas: "No sé cómo leyeron tan rápido el DNU y salieron a protestar".

La discusión legislativa

Más allá del ruido de las cacerolas, el Gobierno espera encontrar cierta tranquilidad en el Congreso. De mínima, que ninguna de las dos Cámaras trate el decreto y que por ese motivo continúe vigente. De máxima, que sea refrendado por Diputados o Senadores. Los plazos indican que, a partir de su publicación, Jefatura de Gabinete tiene 10 días para enviarlo a la Comisión Bicameral Permanente de Trámite Legislativo del Congreso y ese cuerpo tiene otro plazo de 10 días hábiles —desde que lo recibe— para emitir un dictamen respecto a la validez o invalidez. Luego se trataría en el recinto de las Cámaras.

Para el mientras tanto, Milei lanzó una advertencia: "se viene más" medidas. En principio, el Presidente convocará a las sesiones extraordinarias para impulsar reformas vía Congreso. En el temario figuran la reversión del Impuesto a las Ganancias, una reducción en Bienes Personales, la modificación de la ley de movilidad jubilatoria, un blanqueo de capitales, la derogación de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y la implantación de la boleta única.

Por la relación de fuerzas legislativas, el oficialismo necesitará inevitablemente sellar acuerdos para avanzar en este paquete de medidas. De ahí, que Milei haya invitado a todos los gobernadores el martes pasado a un encuentro en la Casa Rosada para pedirles su respaldo. Por el momento, quedaron en responderle.