El 2017 pasará a la historia de la Dirección General de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires como el año en que las trabajadoras unidas y movilizadas lograron un aumento del presupuesto dedicado a la prevención de la violencia de género, después de muchos años de achique. El jueves, en la sesión en que la Legislatura aprobó el presupuesto para el año próximo, obtuvieron un incremento del 20 por ciento para el área (25 millones de pesos).  Si bien no es todo lo que pedían, es un logro: “Durante todos estos años de reducción sistemática de personal, de invisibilización, nos hicieron lo que siempre decimos que les hacen a las mujeres, nos callaron: nos quedamos adentro, calladas y atendiendo. Creo que este año lo que nosotras pudimos hacer fue lo que le pedimos a las mujeres: que hablen, que tomen la calle, que salgan de la casa, que se acompañen… y empezamos a encontrar muchísima gente aliada”, celebró una de las trabajadoras. El 2017 será también el año del que las trabajadoras salieron fortalecidas. 

Hace varios años ya que las trabajadoras vienen denunciando el vaciamiento de la DGMuj. Este año, los tres ejes básicos de su pedido fueron: aumento del plantel de trabajadoras, profesionales y no profesionales; incremento de la partida de bienes de uso (heladeras, lavarropas, mesas, entre otros bienes básicos) y aumento de la partida de mantenimiento edilicio. Además de recorrer los despachos de todos los diputados y diputadas de la Legislatura para explicar su situación, las trabajadoras acercaron su preocupación por la creciente precarización a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. 

Lo nuevo de este año fue que lograron sostener su reclamo en el tiempo, lo sacaron a las calles, y se movilizaron junto con el movimiento de mujeres y del colectivo #Niunamenos. Además, por primera vez decidieron desarrollar un presupuesto alternativo para explicar en todos los espacios adonde acudían, qué era lo que necesitaban para atender a las mujeres víctimas de violencia de género sin ser ellas mismas víctimas de un sistema que las oprimía. El 17 de octubre hicieron su presentación pública y al día siguiente, cuando los legisladores y legisladoras tuvieron que preguntar sobre el presupuesto del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano, del cual depende el área, contaron con información precisa para pedir explicaciones. 

Luego vino el paro de mujeres, del 19 de octubre, al que se sumaron otra vez en la calle. Y la semana pasada, cuando se conmemoraba el 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las mujeres, rodearon el obelisco con globos, megáfonos y carteles en los que pedían “No a la tercerización de la DGMuj. #Vivas nos queremos”, “Mayor presupuesto para atender a mujeres víctimas de violencia”, “Más recursos humanos. #Niunamenos”. 

Desde el Ejecutivo porteño no había señales de dar crédito a los reclamos. Hasta el mismo jueves, en la Legislatura, cuando diputados  y diputadas como Patricio del Corro (PTS-FIT), Andrea Conde (FpV), entre otros tantos que acompañaron el proceso, reclamaron nuevamente el aumento. Así fue como el PRO finalmente cedió en parte y se aprobó un aumento de 25 millones de pesos para la DGMuj, 15 para personal, y 10 para bienes. Lo que representa un aumento del 0,01 por ciento en el presupuesto de la ciudad.

Delia Zanlungo, una de las trabajadoras de más antigüedad en la DGMuj, analizó con PáginaI12, el proceso vivido. 

–¿Cómo fue el jueves en la Legislatura?

–Fue una jornada muy emotiva. Se discutía el presupuesto y todo el mundo nos decía que es muy difícil que se modifique el presupuesto una vez que se mandó por parte del Ejecutivo. Compañeras de la Dirección desconfiaban de que esto fuera posible. Vinimos a presenciar la sesión unas diez compañeras. Fue muy emotivo levantar los carteles diciendo “más presupuesto para la Dirección de la Mujer, #Ni una menos”. Fue la conclusión de una lucha que comenzó en abril de este año recorriendo todos los espacios que pudimos: planteamos a las ong que existe una dirección de la mujer que está vaciándose, recorrimos los 60 despachos de diputados y diputadas, con un presupuesto alternativo hecho por las propias trabajadoras, recorrimos la Defensoría del Pueblo, recorrimos radios, fuimos a las reuniones del #Niunamenos. Y esto fue la conclusión de la presión que las trabajadoras organizadas nos dimos. Durante todos estos años de reducción sistemática de personal, de invisibilización, nos hicieron lo que siempre decimos que les hacen a las mujeres, nos callaron, nos quedamos adentro, calladas y atendiendo. Este año lo que nosotras pudimos hacer fue lo que le pedimos a las mujeres, que hablen, que tomen la calle, que salgan de la casa, que se acompañen… y empezamos a encontrar muchísima gente aliada, como María Elena Naddeo, desde la Defensoría, periodistas aliadas…, para mí es emotivo porque nadie nos daba un peso. Somos las locas de la Dirección de la Mujer. Logramos que este año en todas las calles salga el 0800 mujer. No dice Dirección de la Mujer en ningún lado, no se sabe adónde se llama, pero por lo menos figura. Y haber logrado que nos aumenten el 20 por ciento del presupuesto y que los diputados y diputadas de cada uno de los bloques opositores hablaran de nuestros números, hablaran del presupuesto de las trabajadoras, nombraran que el presupuesto actual de la Dirección de la Mujer es el 0,06 por ciento, números que nosotras construimos... Escuchar que los legisladores tomaran en cuenta nuestros reclamos y que esos números que entre noches, tardes, fines de semana nos juntamos a armar, sin ser economistas, sin ser grandes conocedoras de los números. Construimos un presupuesto que simplemente dice qué necesita la Dirección de la Mujer para dar respuesta…

–No es todo lo que pedían…

–Nosotras pedíamos un incremento del 100 por 100 del presupuesto respecto de los incisos 2, 3 y 4, o sea, bienes de consumo, es decir, las cosas que se usan habitualmente; bienes de uso, que son los bienes perdurables (camionetas, escritorios, juegos para niños en los refugios) y pedimos algo muy importante que es personal. El personal se redujo un 50 por ciento en los últimos años y consideramos que lo que al día de hoy se necesita para completar los equipos son 108 personas. Eso equivale a alrededor de 26 millones de pesos al año, con un contrato de locación de no más de 13 mil o 14 mil pesos, no hablamos de grandes salarios. Para eso conseguimos 15 millones, y los otros 10 millones para bienes de consumo y de uso. Por un lado, para nosotras es una alegría que el trabajo y la lucha constante tuvieron un fruto, pero es el primer paso. Sabemos que falta. 



El pendiente de los nuevos centros

Más allá del aumento conseguido para la Dirección General de la Mujer, en el presupuesto del área no figura la creación de nuevos Centros Integrales de la Mujer (CIM), como lo establece la ley 5466, votada en diciembre del año pasado, para ampliar los CIM a por lo menos uno por comuna “hasta cumplimentar el máximo de 1 cada 50.000 mujeres por comuna”. Preocupan los indicios de que los nuevos CIM serían gestionados de manera tercerizada.

Otro de los pendientes de la gestión del gobierno de la ciudad es la falta de cumplimiento de la ley de Educación Sexual Integral. El viernes, minutos después de las 15, el Parlamento de las Mujeres dio una clase abierta frente a la Legislatura sobre educación sexual integral. La asociación civil de Educadores y Educadoras Sexuales recordó, entre otras cosas, que el gobierno no está repartiendo preservativos. Mumalá presentó una encuesta realizada entre adolescentes que dio cuenta de la falta o escasa educación sexual recibida.

Luego, ya en el recinto, el Parlamento de las Mujeres hizo homenaje a la militante feminista Liliana Chiernajovsky, fallecida este año, y reconoció al colectivo #Niunamenos, del que estuvieron presentes Marta Dillon y Agustina Paz.