Las declaraciones de Claudio Echeverri que sacudieron a River cinco minutos después de haber ganado el viernes el Trofeo de Campeones volvieron a poner en debate uno de los grandes problemas del fútbol argentino y sudamericano: el éxodo prematuro y acelerado a Europa de su mejores promesas. Los chiquilines sub 20 no quieren perder el tiempo. Y presionan para salir cuanto antes a ganar su primera fortuna en los clubes más poderosos del Viejo Continente. A sus 17 años, Echeverri no hizo nada malo. En todo caso, reclama el mismo trato que recibieron los delanteros brasileños Endrick (17) y Vitor Roque (18) quienes después de un corto paso por Palmeiras y Athletico Paranaense, ya fueron comprados por Real Madrid y Barcelona.

Todo indica que el juvenil chaqueño le durará muy poco a River. Partirá mucho más rápido que Julián Alvarez, que jugó cuatro años en Primera (2018/22), y Enzo Fernández, que estuvo apenas dos años con un paso intermedio por Defensa y Justicia en la temporada 2020/21, porque esa es su voluntad: no demorar más que doce meses (seis de ser posible) en dar el gran salto rumbo a los millones del fútbol europeo. Tal vez el "Diablito" le deje a la tesorería riverplatense 25 millones de euros que harán al club más rico y poderoso a nivel local. De todas maneras, es poca plata: Endrick salió del Palmeiras por 72 millones de euros y Vitor Roque de Paranaense en poco menos de la mitad. 

"Echeverri es un talento, un futbolista diferencial", dijo Xavi, el director técnico de Barcelona, hace poco de él. Y eso resonó en los oídos del pibe como su música preferida. El "Diablito" sabe que está apuntado por dos de los gigantes de Europa (también lo pretende Manchester City) y por eso está apurado, no quiere esperar. Lo presionan además, un representante voraz (Enzo Montepaone) que maneja sus negocios por teléfono desde Marbella y una familia que se imagina pronto viviendo una vida de primer mundo. Están en su derecho. 

Los clubes europeos tienen su mirada enfocada en las promesas que recién aparecen y que pueden moldear a su gusto dentro y fuera de las canchas. De hecho, Chelsea pagó 20 millones de euros de seña para asegurarse en 2025 a Kendry Páez, la gema ecuatoriana de 16 años que ya juega en la Selección Mayor de su país. Hay dinero de sobra para barrer el mapa futbolístico sudamericano y detectar a sus talentos más jóvenes. Echeverri es uno de ellos, ni siquiera el último. Y ya lo han captado. Los chicos como él ya no sueñan con llegar a Primera para ganar títulos y gloria con los colores del equipo que lo formó. 

Esos mismos colores son ahora una simple vidriera a través de la cual se muestran para llegar lo más rápidamente que sea posible al deslumbrante fútbol europeo. Echeverri no se autopercibe jugando la Copa Libertadores para River. Quiere jugar la Champions para Barcelona o el City. Por eso, no estuvo mal lo que dijo el viernes en Santiago del Estero. En todo caso, transparentó como piensa hoy en día un crack de 17 años con su cuerpo cargado de futuro.