El conflicto en el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) sumó ayer un nuevo capítulo, en un clima especial por la incertidumbre por las novedades en el caso de la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Las autoridades del órgano de fomento recibieron a un grupo de directores y productores y prometieron la pronta designación de los miembros del Consejo Asesor del Incaa, uno de los reclamos más urgentes de la comunidad audiovisual, aunque no dieron respuestas sobre la última resolución aprobada por la entidad, la 942/2017, cuya derogación también pide el colectivo. Desde hace unos días se estaba convocando a una actividad performática para acompañar la reunión, pero la coyuntura transformó el ambiente y más bien tuvo lugar una “jornada de dolor y de lucha”, tal como la definieron quienes se concentraron al mediodía en el edificio de la calle Lima.

“Si algún día hay una película sobre Santiago Maldonado va a surgir del cine nacional, por eso nos pareció importante estar hoy acá”, dijo al comienzo del acto Francisco Márquez, uno de los directores de La larga noche de Francisco Sanctis, multipremiada película argentina que se estrenó el año pasado. Lo dijo porque la convocatoria a la jornada de ayer anunciaba un “premiazo” (en alusión a que se iba a montar en la calle una mesa con todas las estatuillas conseguidas por el cine local en festivales y premiaciones nacionales e internacionales), pero ayer no había nada que “festejar”. “Habíamos pensado algo más performático, más festivo, pero vamos a quedarnos con la palabra de los compañeros y con esta defensa al cine nacional”, dijo ante el aplauso sentido de los varios que se hicieron presentes.

La concentración en esa vereda tantas veces concurridas se dio después de que las autoridades del Incaa habilitaran lo que llamaron una “mesa de trabajo” con representantes de realizadores cinematográficos para discutir las cuestiones que hace semanas preocupan a estos últimos. Según expusieron Victor Cruz y Fernando Krichmar, dos de los directores que asistieron a la reunión, fue un encuentro “puramente técnico”, pese a que ellos fueron buscando además “respuestas políticas sobre las últimas decisiones tomadas”. “No tuvimos una discusión de fondo sobre el modelo de cine que queremos, ni respuestas concretas sobre la serie de modificaciones que propusimos hacerle a la resolución 942”, manifestó Cruz en referencia a las más de veinticinco argumentadas objeciones que presentaron los directores sobre la norma oficial que convierte a lo que hasta ahora se definía como “fomento a la producción” en “financiamiento” y que intima a los realizadores a cumplir con una serie de requisitos que definen como “descomunal”.

En lo que sí aparentemente se avanzó, según contaron los directores, fue en el conflicto que hace meses tiene como protagonista al Consejo Asesor, el órgano de cogobierno del Incaa que debería actuar como garante del funcionamiento democrático en la asignación del Fondo de Fomento Cinematográfico y que no funciona desde junio porque el gobierno nacional no firma su designación. Ayer, las autoridades prometieron que los papeles serán firmados “con urgencia” por el ministro de Cultura Pablo Avelluto, y que luego girarían a Mauricio Macri, quien tiene la firma final.

“Hoy nos prometieron esto pero la realidad es que no respondieron a nuestras preguntas y todavía no ha pasado nada”, sintetizó Krichmar, que es uno de los que pasaría a formar parte del Consejo Asesor. “El cine nacional somos nosotros, ellos están ocupando funciones por un período. No les debemos nada ni estamos obligados a ser cómplices de sus planes. A lo único a lo que estamos obligados es a defender como corresponde nuestro patrimonio cultural”, sentenció el referente de Documentalistas Argentinos (DOCA), que convocó a una nueva movilización para la semana próxima.

Cuando terminaron los discursos, entonces sí, se realizó una pequeña y emotiva intervención que involucró a los premios y estatuillas de varias películas independientes, de las cuales también hubo pósters y afiches promocionales. La acción tuvo una significación especial que marcó toda la jornada, porque en medio de esos objetos se coló uno ineludible: la hoy muy dolorosa fotografía de Santiago Maldonado.