El 2024 se llevarán a cabo 70 elecciones. Casi la mitad de la población mundial será convocada a comicios mientras se observan incrementos inflacionarios en todo el planeta, continúan los conflictos bélicos en Ucrania y en Gaza, y se agudiza la desconfianza respecto de la capacidad del sistema democrático para ofrecer soluciones a los deterioros medioambientales, migratorios, de desinformación planificada y de la concentración creciente de la riqueza en el uno por ciento de la humanidad. Las diferentes elecciones se sucederán, además, en el marco de un nuevo orden global liderado por los BRICS, en vías a consolidarse como referencia obligada del Sur Global y convertirse en la locomotora de la economía y el comercio mundial.

El primer escenario del año –relevante para el sudeste asiático– tendrá lugar en la isla de Taiwán el próximo 13 de enero, donde competirán el gobernante Partido Demócrata Progresista (PDD) y la organización heredera del Kuomintang. Los primeros buscan una relación más distante con Beijing, mientras que los segundos intentan mitigar la conflictividad azuzada por Washington para debilitar a quien se presenta como la locomotora productiva y comercial de la economía mundial. Las únicas elecciones supranacionales del planeta se llevarán a cabo en la Unión Europea entre el 6 y el 9 de junio. Alrededor de 450 millones de ciudadanos europeos están convocados a elegir 705 eurodiputados en unos comicios que prevén el ascenso de los grupos de derecha y ultraderecha en detrimento de la socialdemocracia neoliberal.

El pasado 20 de diciembre, el actual jefe de la diplomacia de los 27, Joseph Borrell, afirmó: “Tengo miedo del miedo. Que los europeos voten siguiendo sus miedos”. Los temores a los que hace referencia el catalán remiten al estancamiento económico, el fracaso de la ayuda a Kiev, la inflación ascendente, el fundamentalismo islámico, la inmigración proveniente de las ex colonias europeas –que escapan de hambrunas y guerras producidas por la propia Europa–, los saldos negativos demográficos y el indudable ascenso de Rusia y China como factores de poder global.

Otra de las elecciones claves se realizará en Rusia el próximo 17 de marzo. El actual presidente, Vladimir Putin, goza de una popularidad considerable por haber podido sortear miles de sanciones provenientes del G7, fortalecer su economía y mostrarse imbatible en términos militares en una guerra en la que se enfrenta en soledad contra los 31 integrantes de la OTAN. Otro de los socios de los BRICS, la India, realizará una elección parlamentaria entre abril y mayo. En estos comicios se renovarán 543 miembros del Lok Sabha, la legislatura india, donde se enfrentarán el partido gobernante Baharatiya Janata –del actual presidente conservador Narendra Modi– contra el referente del Congreso Nacional Indio, liderado por Mallikarjun Kharge, de tendencia más secular.

América Latina

La primera cita electoral de América Latina será el 2 de febrero en El Salvador, donde Nayib Bukele buscará la reelección luego de su ecléctico y exitoso programa de control de la seguridad pública basado en el enfrentamiento al narcotráfico y a las Maras. En México, el dos de junio, la candidata de izquierda Claudia Sheinbaum buscará darle continuidad a la Tercer Transformación, propuesta generada por Andrés Manuel López Obrador, AMLO, que terminó desarticulando el andamiaje político de corrupción institucionalizada organizada en torno al PRI y el PAN. En otro turno electoral relevante, Nicolás Maduro buscará su tercer mandato en Venezuela en comicios que pretenden ser obstruidos por Washington para evitar la continuidad revolucionaria del chavismo.

En Uruguay, la derecha agrupada en torno a colorados y blancos buscará impedir el 27 de octubre el probable triunfo del Frente Amplio, después de la gestión funesta de Luis Lacalle Pou, definida por variados y graves actos de corrupción: entrega de pasaportes a narcotraficantes, negociados incompatibles con la función pública, y persecución y espionaje a dirigentes políticos y sindicales opositores. Respecto a Estados Unidos, la cita es el 5 de noviembre. En esa instancia se enfrentarán dos modelos belicistas. El de Joe Biden, de carácter globalista, y el los republicanos, de carácter supremacista, liderado por Donald Trump. Previamente, el magnate neoyorquino deberá sortear varios procesos judiciales ligados a su vida privada, el manejo financiero de sus empresas y la complicidad con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021.

Según las hipótesis más consensuadas, el futuro de los modelos políticos occidentales –y la exportación de su pretendida legitimidad electoral– será cada vez más cuestionado por la creciente insatisfacción democrática y la desconfianza en sistemas cada vez más manipulados por corporaciones transnacionales, aparatos de propaganda mediáticos y lógicas de acumulación concentradas. Es harto probable que el año electoral brinde crudas evidencias de este malestar político global.