El presidente Javier Milei envió formalmente una carta al Vaticano invitando al papa Francisco a visitar la Argentina. Luego de haberlo calificado como “representante del maligno” y de pedir disculpas por ello, el mandatario le dijo esta vez que “su viaje traerá frutos de pacificación y de hermandad”, y que además “contribuirá a la tan deseada unidad” en el país.

"Le invito a visitar nuestra amada Patria”, dice la misiva que, como fundamentos de convite, recurre a una insólita serie de excusas sobre las medidas de ajuste que el gobierno de La Libertad Avanza (LLA) desató sobre la sociedad en su primer mes de gestión.


“Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas urgentes para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas”, escribió el Presidente.

Luego, con el mismo tono de pretexto, Milei reconoció estar “consciente (de) que estas decisiones pueden profundizar inequidades”. Pero lo más llamativo es que la misiva fechada el 8 de enero y firmada esta mañana le atribuye al jefe del Estado del Vaticano la posibilidad de influenciar en la vida política de otro país, como lo es la Argentina.

En este sentido, le pidió de soslayo al Papa que acepte su invitación, porque “su viaje traerá frutos de pacificación y de hermandad de todos los argentinos”.

El tono de la carta dista considerablemente de los modos en que Milei se había referido al Papa cuando era un mero candidato a presidente. Por esos días de campaña, el ahora Presidente acusó a Jorge Bergoglio de ser “el representante del maligno en la Tierra, ocupando el trono de la casa de Dios”.

Es más, con su macartismo inocultable lo acusó de comunista. “Vos sabías que el Papa impulsa el comunismo, con todos los desastres que provocó?”, le preguntó a su interlocutor.

También había afirmado que “el Papa Francisco dice cosas horribles” y hasta lo acusó de “izquierdista asqueroso”.

Esos dichos merecieron misas de desagravio en favor de Bergoglio y hasta tuvieron eco en todo el mundo. El influyente diario estadounidense The New York Times había publicado un artículo con el siguiente título: “Palabras osadas para intenta ser presidente de la Argentina”.

Sin embargo, en la misiva firmada este jueves por la mañana el tono es otro. Le agradece al Sumo Pontífice las “palabras de aliento” que le envió cuando ganó las elecciones, y le asegura valorar “sus sabios consejos y sus deseos de coraje y sabiduría”.

Además, claro, le endilga el poder extraordinario de contribuir “a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas” y le asegura que su visita “brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad”.

La carta completa de Milei al Papa

Agradezco su muy significativo llamado telefónico del 22 de noviembre, luego de mi elección como Presidente. Valoro sus sabios consejos y sus deseos de coraje y sabiduría para mi persona, tan necesarios para encarar el desafío de dirigir los destinos de nuestra Patria y de nuestros conciudadanos.

Guillermo Francos: “La gente está de acuerdo con las medidas económicas que se tomaron y las propuestas que Milei envió al Congreso”

En lo personal, sus palabras fueron un gesto de aliento, además de afianzar mi convencimiento sobre la urgencia de transformar la realidad que atraviesa nuestro país para asegurar la paz y prosperidad, mediante las reformas sociales y políticas que son tan necesarias.

También aprovecho esta oportunidad para agradecerle la participación de la Santa Sede en la ceremonia de mi asunción como Presidente de la Nación el pasado 10 de diciembre, al enviar como su Representante al Nuncio Apostólico en Chile, Monseñor Alberto Ortega Martin.

Santidad, los argentinos atravesamos tiempos de aflicción y de esperanza. Observamos a nuestro alrededor como la pobreza con sus diferentes rostros y consecuencias alcanza a la mitad de todos nuestros compatriotas. Nuestra economía se encuentra en estado crítico y es preciso adoptar medidas urgentes para evitar una catástrofe social con consecuencias dolorosas.

Teniendo presente su consejo de tener la sabiduría y el coraje necesarios, en mis primeras semanas de gobierno he procedido a proponer una serie de medidas de gobierno destinadas a transformar la situación que la República Argentina hace décadas.

Somos conscientes que estas decisiones pueden profundizar inequidades, por lo que nuestra prioridad máxima es proteger a nuestros compatriotas vulnerables, agradeciendo la colaboración de la Iglesia católica, cuya acción en campo social es invalorable.

Usted bien sabe que no necesita invitación para venir a su querida Argentina. A riesgo de decir lo innecesario, le invito a visitar nuestra amada Patria, conforme a las fechas y los lugares que nos sean indicados, teniendo presente el deseo generalizado de nuestras ciudades, provincias y pueblos de contar con Su presencia y transmitirle su filial afecto.

Como Presidente de la Nación Argentina, considero que su viaje traerá frutos de pacificación y de hermanamiento de todos los argentinos, ansiosos de superar nuestras divisiones y enfrentamientos.

Su presencia y su mensaje contribuirán a la tan deseada unidad de todos nuestros compatriotas y nos brindará la fuerza colectiva necesaria para preservar nuestra paz y trabajar por la prosperidad y el engrandecimiento de nuestra querida República Argentina.

Sé que el tiempo es escaso. Aun así, espero que pueda viajar para la alegría general de todo el pueblo argentino. Reitero a Su Santidad las seguridades de mi más alta consideración y respeto por su obra y su persona.