Claudio "El Diablito" Echeverri está en boca de todos, porque fue vendido al Manchester City por 18 millones de dólares fijos y nueve más por objetivos cumplidos. El futbolista de 18 años se quedará en River para disputar la Copa Libertadores 2024, y luego marchará al Viejo Continente. El oriundo de Resistencia llegó al Millonario a los diez años. En su tierra natal lo descubrió Daniel Brizuela, el ex director del área de captación de Núñez. La primera vez que lo vio jugar quedó enloquecido con su manera de gambetear, con su control orientado del balón, y a partir de ahí se dio cuenta que era un jugador distinto, que estaba por encima de la media del fútbol argentino.

“Es un futbolista que tiene un mix entre Maradona y Messi. Porque tiene la personalidad que tenía Diego, el carácter fuerte de agarrar la pelota e ir hacia adelante. Y la otra parte es la futbolística, en eso se parece mucho a Lionel, con su gambeta que arranca recostado sobre una banda, para trasladarse hacia el medio y terminar la jugada en gol”, remarca Brizuela en diálogo con Página/12.

Hoy, el descubridor de Echeverri está sin trabajo y en la búsqueda de volver a desarrollar de lo que más le gusta: encontrar un diamante en bruto para hacerlo feliz, y que pueda cumplir el sueño de ser jugador profesional, como hizo cuando conoció al Diablito y lo depositó en el club de sus amores. “Cuando lo conocí me dijo que su sueño era jugar en la Primera de River y salir campeón. Tenía diez años. El primer sueño se lo cumplí. Ahora depende de él pero se quedó en River para jugar la Copa Libertadores 2024, y es la única condición que puso para ser vendido al exterior”, revela su mentor.

-¿Cuál fue tu primera impresión de Claudio Echeverri?

-La primera vez que lo vi jugar fue en una prueba en Resistencia, Chaco. Veníamos de hacer una gira y nos tocó ese día estar ahí. Estuvimos a la hora indicada, en el lugar indicado. Yo era el director del área de captación de River. Cuando lo observé moverse, me emocioné con el primer control orientado, ya que sabía que había encontrado un futbolista diferente. En estas situaciones es cuando te encontrás con un niño prodigio. Sin duda, Echeverri es un niño prodigio. Yo este trabajo lo hago desde hace más de 15 años y soy un especialista como buscador de talentos. Por es digo que es un caso en un millón.

Aquellos tiempos en los que llegar a la primera de River era un sueño.

-¿Qué sucede cuando se detecta a un chico con esas características?

-Llama mucho la atención por su habilidad, por el uno contra uno y ese ADN que buscábamos en River. Se lo cuida mucho cuando aparece uno con sus características. Lo que hago al inicio es individualizar patrones de fútbol. Son características fundamentales en sus movimientos, y en las tomas de decisiones que tiene un jugador. Es en lo primero que me fijo.

-¿Cuál es la principal cualidad de Claudio?

-Su inteligencia a la hora de estar dentro de un campo de juego, además de su equilibrio que hace que pueda adelantarse a las jugadas, y saber cómo las va a terminar. Sumado a su carácter y personalidad para llevar adelante su gran talento, que no es para nada fácil. A esta altura, nos encontramos con un futbolista de élite.

-¿Cuándo hablas de personalidad, a qué te referís?

-Tiene una personalidad de un líder como la que tenía Diego Maradona. Es la de hacerse cargo del equipo, y la pelota, en los partidos duros y complicados donde no se genera presión. Cuando era chiquito y recién lo habíamos traído a River, jugó contra el Lanús categoría 2005, que era un año mayor, y él llegaba sin entrenamiento ni nada y fue extraordinario todo lo que hizo. Luego de ese partido, River lo fichó. Después, disputó un torneo en Viena, donde en uno de los encuentros le convierte cuatro goles a la Juventus. A partir de ahí, el Barcelona puso los ojos en él. Por eso digo que le gusta disputar los juegos importantes. Desde pequeño ya se entusiasmaba con los encuentros frente a Boca. Y en la semana previa a esos choques, estaba muy motivado. La misma motivación que observé cuando jugó frente a Brasil en Mundial Sub 17 de Indonesia. En ese tipo de eventos, Claudio juega como si estuviera en el patio de su casa.

-¿Qué pasa cuando enfrenta a rivales que no lo motivan tanto, que son más accesibles?

-No juega de la misma manera. Pero tampoco deja de lado jugar. Lo que tenía Claudio es, si River iba ganando por goleada ya no lo motivaba y se perdía en la cancha. No tenía la mirada de comérsela ,como cuando lo hacía frente a un rival duro. Ahora, frente a un contrincante de fuste, si su equipo no le podía entrar, él aceleraba desde afuera hacia adentro y no había manera de pararlo, marcaba diferencia y goles.

-¿Siempre quiso jugar en River?

-Sí, es el club de sus amores. El día que fui a su casa para conocer a sus padres y donde vivía, a su entorno y su vida fuera de la cancha, observé que tenía un santuario de River con fotos, camisetas, una bandera, posters, un dibujo del Monumental y la frazada con los colores millonarios; todo de River. Además, me decía que su sueño era jugar en la Primera millonaria y luego salir campeón. Tenia diez años.

El maestro y su alumno más preciado.

-¿Te costó convencer a la dirigencia comandada en su momento por Rodolfo D'Onofrio para que lo fichen?

-En un principio sí. Porque entiendo que para cualquier dirigencia es duro decirle que sí a un chico que necesitaba mucho del club, como si fuera un profesional. Recuerdo que luego del último entrenamiento en River, debía volverse a Resistencia para ir al colegio y cuando estamos en el Monumental despidiéndonos, me dice “Daniel, amo este lugar y mi sueño es estar acá. Todo estuvo perfecto y hermoso, pero sin mi mamá, no puedo quedarme, y si ella no está conmigo, me vuelvo a Chaco y me quedó allá”. Ahí se nos complicó.

-¿Por qué?

-Porque me surgieron dos problemas. Primero, observé la personalidad que tuvo el enano con menos de diez años para pararse frente a mí, y ponerme sus condiciones. Segundo, cómo hacía para convencer a River que le alquile una casa a sus padres para que el chico se quede en el club. A partir de ese momento, rescato a Rodolfo D'Onofrio como un muy buen presidente, y a Marcelo Gallardo como entrenador de la Primera y director general de todo el fútbol formativo. Frente a ambos, le presenté la situación de Claudio y al final aceptaron mi pedido. Los padres no tenían trabajo, el club debía sostener a su familia con una casa en Buenos Aires, además de propinarle una cobertura de salud y la comida diaria correspondiente. Ellos estaban pasando por una situación muy difícil, con recursos muy bajos y ahí es cuando aparece la dirigencia junto a Gallardo para tomar la decisión correcta, de dar ese paso importante para que luego se convierta en lo que es hoy en día.

-¿Después de todo lo que Claudio pasó, entendés en algún punto la bronca que podrían llegar a tener los hinchas y dirigentes por esta salida temprana al Manchester City?

-Un poco la entiendo, porque el hincha es el corazón del club, pero nunca conoce la historia completa. Escucha una parte o ve algo en la cancha que le dispara la emoción. Pero más allá de todo eso, tenemos una historia como persona, y la carrera del jugador es corta y nadie sabe si le pasará algo a futuro. Entonces, si tiene la oportunidad de irse al exterior y ayudar económicamente a su familia, debe aprovecharla. La vida es una sola y debe aprovechar las oportunidades.

-¿Qué te pasó por la cabeza cuando habló de su futuro frente a la cámara de televisión?

-Cuando habló fue natural, sincero, pero a veces la verdad lastima. La única condición que puso previo a su salida, es que quería quedarse a jugar la Copa Libertadores '24 y salir campeón con River. Y si no pasaba eso, no se hacía el pase. Sé que hubo dos clubes del exterior que quisieron comprar a Echeverri, pero no aceptaron la condición que puso Claudio de quedarse en River este año para jugar la Copa. La gente tiene que saber que al Millonario le quedará mucha plata por su partida. Hay un montón de cosas.

-¿Uno de esos clubes fue el Barcelona, que no quiso que se quede en River un año más?

-Barcelona se lo quiso llevar cuando tenía apenas 12 años. No lo sabe nadie. Fue cuando volvió del torneo de Viena, donde la rompió toda. En aquel momento, Carles Puyol estaba trabajando en la dirigencia culé, y River estaba de pretemporada en los Estados Unidos. Jugaron un amistoso ambos equipos y D'Onofrio estaba en uno de los palcos y se puso a hablar con Puyol, que le comentó que se quería llevar a Claudio al Barça. Rodolfo le dijo que era chiquito, que tenía 12 años y que se iba a quedar en el club. Puyol le contestó que “Messi también tenía 12 años cuando llegó al Barcelona”.

El potrero donde comenzó una historia que continuará en Europa.

-¿Estamos en presencia de un jugador distinto?

-Totalmente distinto. Claudio es un futbolista que tiene un mix entre Maradona y Messi. Porque tiene la personalidad que tenía Diego. Es de carácter fuerte y de agarrar la pelota para ir hacia adelante. En esa característica es muy parecido a Maradona. Y la otra parte es la futbolística, y en esa se parece mucho a Messi, con su gambeta que arranca recostado sobre una banda para trasladarse hacia el medio. Comienza a driblear, llega al arco y marca un gol. Es muy goleador, a pesar de que no es un delantero nato. Salvando las distancias, es un mix entre ambos.

-¿Tardó mucho River en ponerlo en Primera División?

-En el fútbol hay poco reconocimiento para la gente que trabaja en estas aéreas. Y cuando hay personas que tienen mucha experiencia en esto, es porque son especialistas en la gestión del talento. Los entrenadores no necesariamente tienen que ser especialistas en descubrir talentos. En el caso de Gallardo es completo, un extraterrestre, por eso lo que logró con Julián Alvarez y Enzo Fernández es magnífico y no todos lo saben hacer. Es un gran entrenador y un especialista en la búsqueda de talento, que sabía cuando poner a estos jugadores y sacarlos. Esa parte es tan importante, que a veces se dejan de lado y sucede lo que pasó con Echeverri.

-¿Qué pasó?

-River pecó de inocente en esta área a nivel dirigencial, cómo también en la dirección técnica. Por este motivo, un día jugaba y luego desaparecía cuatro partidos, o bajaba a la Reserva. No hubo un trabajo en conjunto con especialistas en cada área. Y al pecar de inocente, fue ahí cuando River erró y el chico fue al Sudamericano juvenil con el seleccionado argentino. River debió asegurarse al jugador. Esa manera inocente de manejarse de la dirigencia hizo que aprendan del error, y este año llevaron a cabo le renovación de contratos de Agustín Ruberto, entre otros tantos chicos, para no repetir los errores que cometieron con Echeverri.