Elisa Carrió ama y odia; acusa y se arrepiente; se aísla y reclama que no la dejen sola; pide perdón y exige disculpas; llora y ríe y todo eso lo puede hacer al mismo tiempo, en una misma jornada. El botón de esta muestra fue el tratamiento que le dio al caso Santiago Maldonado acerca del que pasó de decir que había un 20 por ciento de posibilidades de que el joven se encontrara en Chile hasta comparar la conservación de su cuerpo con el de Walt Disney. Entonces, en un acto similar al de contrición se disculpó pero de inmediato “perdonó”. Esta vez a los que ella considera que la hirieron y antes de que finalizara el jueves, dijo a través de su cuenta en Twitter, que se sentía “abandonada por el mundo político”.

Las inapropiadas frases de Carrió comenzaron el miércoles de la semana pasada durante el debate de los candidatos a diputados nacionales porteños. Allí, sin inmutarse, afirmó que existía un 20 por ciento de posibilidades de que Santiago Maldonado estuviese en Chile, reflotando una tesis distribuida por voceros oficiosos del Gobierno. Ese día sintió las primeras críticas pero no se amilanó porque lo peor llegó esta semana.

Durante otro programa de televisión y a horas de haber sido encontrado un cuerpo sin vida en las frías aguas del Río Chubut, que ayer se confirmó que es Santiago, y cuando los conductores sostenían que las bajas temperaturas del cauce habían conservado el cadáver, Carrió hizo su aporte de mal gusto: “Como Walt Disney.” Esta vez las críticas fueron furibundas, tanto que los que conducen la campaña de Cambiemos la retiraron de los medios. Pero ella siguió participando a través de Twitter.

Tal vez consciente de la metida de pata, el jueves la diputada tuiteó: “Quiero decirle a la familia de Santiago Maldonado que nada de lo que dije tuvo la intención de herirlos, y si lo hice, les pido las más sentidas disculpas.” En rigor, lo escrito no surtió el efecto buscado porque el repudio no amainó. Entonces recurrió al Facebook donde aseguró tener su “más íntimo deseo y la voluntad de que haya justicia para Santiago” y agregó: “Pido perdón de corazón si les causé algún dolor.” Finalizó el escrito reclamando “una oración por Santiago y una oración por la Patria en estos días tan aciagos”.

La familia Maldonado le respondió a través de Andrea Antico, esposa de Sergio y cuñada de Santiago, quien calificó los dichos de Carrió como “barbaridades” y una “falta de respeto”. Durante la conferencia de prensa realizada en Esquel luego de haber recuperado el cuerpo del río tras 78 desaparecido, Antico aseguró: “No puede decir las barbaridades que dijo, es una falta de respeto. Sabemos que hay mucha gente que no acompaña los dichos de Carrió, pero otros sí. Pueden no estar de acuerdo con lo que hizo Santiago, pero eso es una falta de respeto.” 

El jueves por la noche todo cambió en Carrió. De su cuenta de Twitter surgieron tres escritos donde ya no se refería a la familia Maldonado sino que ahora emitía mensajes a los que la criticaron. Con forzada magnanimidad escribió: “Perdono de corazón a los que me hirieron tergiversando perversamente mis palabras.” Más de 2500 respuestas recibió el texto; la mayoría de ellas fueron de repudio.

Casi de inmediato publicó otro tuit. Sin salirse de quicio recurrió a su creencia religiosa al sostener “que Dios los ilumine a todos para saber dónde está la mala fe y la buena fe. Los amo”, dijo y las respuestas tampoco se hicieron esperar donde muchos la señalaban como “la definición” de la mala fe. Entonces, un minuto más tarde lanzó el último tuit del jueves. Ya sin magnanimidad y alejada de una contrición, Carrió recurrió a la épica, la entrega y los costos que debe soportar: “Aunque te abandone el mundo político, Dios no nos abandona hasta el fin del mundo. Recemos todos por la paz, la no violencia y la justicia”. Cuando los familiares de Santiago lo identificaron, Carrió recién se llamó a silencio.