El furibundo choque entre el gobernador Ignacio Torres y el presidente Javier Milei surge del descuento compulsivo de 13.000 millones de pesos de la coparticipación federal de febrero. Es un tercio de lo que percibe la provincia sureña. Como es obvio, ese dinero fue aportado al distrito desde el Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial , o sea que se constituyó una deuda en las anteriores administraciones.  Lo usual, lo cotidiano es que todas las provincias lo van refinanciando. Ni bien asumió, el gobernador Torres le hizo saber al gobierno nacional dos cosas: su voluntad de pago y su necesidad de refinanciar esa deuda para mantener los servicios de salud, educación, seguridad que prestan todas las provincias. La Nación no contestó. En otras dos notas -a las que accedió Página/12- se le planteó al gobierno nacional que se autorice a Chubut a emitir un bono para cubrir esa deuda. Tampoco hubo una respuesta. Finalmente, el 16 de febrero se le reclamó al gobierno de Milei un adelanto de la coparticipación, lo mismo que solicitaron Tucumán y Chaco. Siempre con el objetivo de cubrir lo que se debía del Fondo Fiduciario para el Desarrollo Provincial. El gobierno de Milei le dijo que sí a Chaco y Tucumán, no le contestó a Chubut. El último paso fue que Toto Caputo directamente le descontó el dinero de la coparticipación a Chubut, algo que es ilegal: es como que un banco irrumpa en una casa a llevarse dinero por un préstamo.

La secuencia ilustra la guerra lanzada por Milei contra todos los mandatarios provinciales, aunque es más feroz contra algunos. Por ejemplo, Chubut se presentó en la justicia y logró una cautelar por la quita del Fondo de Compensación al Transporte, que condena a los ciudadanos de casi todas las provincias a pagar boletos de colectivo a mil pesos o más. Lo mismo sucede con el Fondo de Incentivo Docente, que significa aproximadamente el 10 por ciento del sueldo de los maestros. Milei decidió no renovarlo, pese a que figura en el presupuesto de este año, es decir que tiene cierta fuerza de ley. Por lo tanto, el conflicto ya estaba escalando antes de este viernes.

La guerra con los gobernadores

Como adelantó Página/12 el domingo pasado, algunos de los gobernadores ya esbozaban planes duros e incluso durísimos para responder a la ofensiva del dúo Milei-Caputo: varios mencionaban descolgarse de la coparticipación federal, empezar a cobrar impuestos nacionales y girarle a la Nación lo que consideraban era justo. Lo decidido por Torres se parece bastante. Es que descontar dinero de la coparticipación -que es de las provincias- no lo hizo ningún gobierno: equivale a quedarse con una parte de un sueldo, sin que medie ni un acuerdo ni un fallo judicial. Más todavía cuando Nación omitió contestar a las propuestas llegadas desde el sur. 

Más allá del caso puntual de Chubut, todos los gobernadores se enfrentan con una situación parecida: quita de fondos y un grosero maltrato. No es sólo la política del ajuste violento, sino también la ineficiencia y las internas sin fin en la administración nacional. “No hay con quien hablar. Lo que se arregla con uno, lo deshace otro. Pero, sobre todo, nadie resuelve nada”, coinciden los mandatarios provinciales. Como se vio en las últimas horas, en lugar de tender puentes, la respuesta de Milei es aumentar la apuesta y hasta recurrir a eufemismos sexuales para tratar la relación con los gobernadores.  Y lo que está en juego no son fondos para Torres, sino la base para pagar los sueldos a los empleados públicos, los docentes, los policías, los médicos, los enfermeros.