La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) expuso en la Declaración de Kingstown, publicada este domingo, varias medidas que se necesitan tomar para lograr una mayor integración y desarrollo regional, como una cooperación sanitaria o la necesidad de más conexiones aéreas o proyectos energéticos entre países, en un proceso en el que este organismo buscará jugar un papel fundamental. Las críticas a la ofensiva israelí en Gaza y a las potencias dominantes como Estados Unidos se sucedieron durante la cumbre, pero las declaraciones acordadas al cierre entre los 33 países miembros fueron bastante edulcoradas.

"Un sistema financiero más justo"

"Nos comprometemos a fortalecer y mejorar el papel de la Celac como mecanismo para la integración política en América latina y el Caribe y para el diálogo con socios extrarregionales y otros actores globales clave", subrayó la declaración final aprobada durante la VIII cumbre de San Vicente y las Granadinas, celebrada el viernes pasado.  Entre los pasos a seguir para lograr una mayor integración regional, el documento firmado por los 33 Estados miembros expuso, entre otros aspectos logísticos, "la importancia de promover la ampliación de oportunidades en los servicios aéreos en la región con miras a fortalecer la conectividad".

Las partes llamaron a promover el desarrollo de "proyectos de infraestructura regional para la integración energética" y a "fortalecer el desarrollo, la producción y la distribución local y regional de vacunas, medicamentos, insumos críticos y la transferencia de tecnología para complementar el apoyo efectivo a la innovación, la investigación y el desarrollo tecnológico". También enfatizaron la necesidad de contar con un "sistema financiero internacional más justo, más democrático, inclusivo y solidario que permita a los países en desarrollo acceder a los recursos financieros necesarios".

Aunque muchos miembros de la Celac son con frecuencia muy críticos con el llamado Norte, en general en referencia a Estados Unidos y los países europeos, el texto aprobado reconoció "el importante papel de la cooperación Sur-Sur y la cooperación triangular como complemento y no como sustituto de la cooperación Norte-Sur". De todas formas no olvidó "el sufrimiento inimaginable infligido a millones de hombres, mujeres y niños como resultado de la trata transatlántica de esclavos africanos, la esclavitud y el genocidio nativo" en la región.

Tibia mención al conflicto del Esequibo

Los miembros de la Celac evitaron posicionarse sobre el conflicto del Esequibo entre Venezuela y Guyana, aunque se mostraron en general a favor de respetar la soberanía de los Estados. "Elogiamos a la presidencia pro témpore de San Vicente y las Granadinas así como a Brasil y a la presidencia de la Caricom (Comunidad del Caribe) por organizar la reunión para el diálogo y la paz entre los presidentes de Guyana y Venezuela y aplaudimos la resultante Declaración de Argyle", señaló la nota final.

Esta es la única referencia en 30 páginas de declaración conjunta a una de las principales controversias internacionales de la región, en la que se alude al acuerdo alcanzado en diciembre pasado entre ambos países para apostar por la vía política. La histórica controversia entre Guyana y Venezuela por la estratégica y rica en recursos naturales región del Esequibo se reavivó en los últimos meses principalmente a raíz del referendo no vinculante que celebró Caracas planteando la anexión del territorio. 

El pasado mes de diciembre los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro, y Guyana, Irfaan Ali, se reunieron en San Vicente y las Granadinas y acordaron no amenazarse y resolver sus controversias mediante el diálogo. Un mes después los cancilleres de Venezuela y Guyana, Yván Gil y Hugh Todd, se reunieron en Brasilia y se comprometieron a continuar el diálogo sobre la controversia e incluso a abordar el acuerdo de 1966, en un ambiente "pacífico" y "sin amenazas".

El gobierno venezolano nunca confirmó su asistencia a la cumbre, pero Maduro finalmente aterrizó en San Vicente y las Granadinas una horas antes del inicio oficial del evento y fue, junto con Lula da Silva, el líder que más expectativa generó. Maduro se comprometió ante el mandatario brasileño a convocar elecciones en Venezuela en el segundo semestre del año y propuso a la Celac preparar una delegación de observadores internacionales que "se incorpore al proceso de preparación, realización y desarrollo de los comicios presidenciales".

División por el conflicto en Gaza

En el marco de la cumbre Lula y Maduro insistieron en pedir el fin del "genocidio" en Gaza. El mandatario venezolano aseguró que la justicia internacional, en vez de proteger al pueblo palestino, solo sirve para "favorecer los intereses del imperialismo norteamericano, de Europa y de Occidente". También Gustavo Petro arremetió contra EE.UU., la Unión Europea y el Reino Unido. "Nos vienen a enseñar democracia quienes son cómplices de un genocidio", dijo el presidente colombiano ante un reducido grupo de periodistas.

Pese a estas declaraciones que hacían prever una condena firme a la ofensiva israelí, la Celac no logró alcanzar un consenso y un comunicado sobre ese punto fue solo suscripto por 24 de los 33 países. El texto apoya la resolución de la ONU para un inmediato alto el fuego humanitario en Gaza, pide la liberación de los rehenes y apoya la solución de dos Estados, entre otros puntos.

Lo firmaron Brasil, Colombia, Cuba, Venezuela, México, Honduras y Nicaragua, entre otros países latinoamericanos, así como casi la totalidad de los caribeños, mientras que las ausencias más destacadas son precisamente las de Argentina, Paraguay, Ecuador y Uruguay. El primer ministro de San Vicente y las Granadinas y anfitrión de la cumbre, Ralph Gonsalves, describió ese documento final sobre Gaza como de "insatisfacción mutua".

Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; Colombia, Gustavo Petro; Cuba, Miguel Díaz-Canel; Honduras, Xiomara Castro; y Bolivia, Luis Arce, participaron en la cumbre celebrada en la nación caribeña. Por el contrario, países con gobiernos de derecha como los de Javier Milei (Argentina), Santiago Peña (Paraguay), Daniel Noboa (Ecuador) y Luis Lacalle Pou (Uruguay) mandaron delegaciones de bajo nivel encabezadas por vicecancilleres o embajadores.