Dispuesta a escribir su propia historia antes de que otros lo hagan, La Renga estrenó este jueves la película Totalmente poseídos, donde la banda se narra en el contexto de las primeras presentaciones de Alejado de la red, su disco demorado por la pandemia pero motor de una gira histórica que cerró este enero con cuatro funciones en Racing.

Chizzo Napoli tomó la voz en off y el guión de una producción audiovisual que podría haber sido un documental, pero derivó en algo muy particular: una road movie sobre el tramo inicial de esa gira, cuando la banda sale de las restricciones sociales con cuatro sábados consecutivos entre febrero y marzo de 2022 por Córdoba, Salta, San Luis y Río Negro, frente al límite con Neuquén.

Y aunque luego La Renga siguió por otros rumbos (de la cancha de Newell's en Rosario a un hangar de Ushuaia, de Chile y Uruguay a la Florida, y de Barcelona a Londres), eligió para este recorte audiovisual ese rondo que hizo desde su búnker en Ezeiza hasta el norte andino y los inicios de la Patagonia en caravana de motos. A pesar de que ya habían compartido otros viajes en más de treinta años de historia, nunca lo habían hecho todos juntos y con tanto kilometraje.

La película se sostiene con las canciones y tres estrenos: Ese lugar de ninguna parte, En la banquina de algún lado y Buena ruta, hermano; aunque al mismo tiempo ofrece escenas de aproximación a eventos que son parte de su narrativa pero pocas veces públicos. Como las apariciones sorpresa en lugares minúsculos de cualquier lugar del país o como su cultura motera, presente en himnos de multitudes que encontraron inspiración en aquellas rutas sobre las que ahora volvieron. Fotos analógicas, de esas que hace treinta años se revelaban en rollos, muestran a Chizzo y a los hermanos Tete y Tanque encarando con motos más precarias rutas para valientes, como la 40 a la altura de la Patagonia en tiempos de nieve.

Los rengos -así los saludó cariñosamente Ricardo Mollo en Racing- recorren en Totalmente poseídos una cartografía explosiva que se sucede en campos, pampas, sierras, valles, montañas, lagos y arroyos. Rutas y caminos, asfalto y tierra. Colores y olores desde la Quebrada de las Conchas y el Parque Talampaya hasta las pizzas a la parrilla en Catamarca y un pollo al disco en Mendoza. O los sonidos de una zapada de cuatro horas con instrumentos prestados a espaldas del río Atuel, en el cañón al que le da nombre, en San Rafael.

Incluso se animan a ciertos ribetes de ficción, como cuando simulan quedarse dormidos entre los andamios del escenario del autódromo de Salta, después del segundo show de esa gira, y se hace de día: hora de marchar hacia el nuevo destino con una caravana que incluyó a treinta personas, entre la banda, su entorno, el equipo de producción audiovisual, amigos y algún mecánico de los talleres que armaron las máquinas.

► El kilómetro cero

La idea de la gira, el viaje en moto y el registro audiovisual surgió la tarde que se juntaron en el quincho de la sala de Ezeiza para ver cómo iban a retomar su carrera después de casi dos años y medio de inactividad en vivo. Gaby Goncalves, el mánager, recorrió los cuatro lugares en los que la banda quería hilvanar aquella gira del retorno, y todos resultaron aptos. Quedaba por definir la logística, sobre todo la manera de trasladarse por el país, cuatro sábados consecutivos.

¿En avión? ¿Acaso en micro? Gaby había hecho el viaje preliminar en camioneta y quedó alucinado con las rutas y los entornos de ese periplo. Tiró esa sensación en la reunión y Chizzo fue el primero que se entusiasmó: "Me parece que lo voy a hacer en moto". Enseguida, Tanque le preguntó si se animaba a Tete, que respondió por la afirmativa y le consultó lo mismo. Todos se cebaron. "Hagámoslo, che. Es nuestra última oportunidad. ¿Cuándo vamos a tener otra así?", terminó de convencer Nápoli. "'Ya que estamos, vamos a filmarlo', dijimos. Y desde ese día no paramos… hasta ahora", actualiza Gaby, mientras La Renga distribuye la película en cines de todo el país y prepara shows como los de mayo en el Estadio Único de La Plata.

Por entonces, a principios de 2022, la banda se contactó con algunos talleres custom y consiguió motos para hacer un recorrido de casi 5 mil kilómetros por distintas condiciones climáticas y geográficas. Así, entonces, se largó a la ruta. "La filmación la hicimos con gente de nuestro equipo, dentro del cual hay chicos que son documentalistas y se encargaron de la fotografía", detalla el mánager. "Lo único preparado, digamos, era la salida y la llegada a los lugares: lo charlábamos en reuniones y salíamos a ver qué pasaba. Pero todo lo demás fue en una sola toma, porque los pibes estaban de viaje y no podían hacer la misma ruta dos veces, jaja. No nos olvidemos que, en el medio de eso, teníamos que hacer cuatro shows. Encima, los primeros en más de dos años."

"Lo que tiene de ventaja la moto para este tipo de cosas es que hay que parar cada cien kilómetros a cargar nafta. Entonces eso daba tiempo para preparar cosas: una camioneta se adelantaba y preparaba las cámaras y el dron en alguna parte que parecía buena para hacer algo", agrega Goncalves, quien a veces era parte de esa avanzada. "Hubo mucho de improvisación, y así le fuimos dando forma a medida que la filmamos."

► A donde me lleva la vida

Naturalmente, el alojamiento era también un elemento indispensable en la organización de tamaña caravana. "Igual, nunca tuvimos problemas, porque la mayoría de los días eran entre semana -apunta el mánager-, y nosotros tampoco somos tan exigentes: no pedimos un hotel de cinco estrellas. Nos arreglábamos con lo que fuera capaz de albergar a treinta personas, jaja."

Así, entre el rebusque, se presentó una oportunidad inesperada: alojamiento y estadía en el cañón del Atuel, agradecido remanso en un momento donde la gira ya acumulaba muchos kilómetros. "Teníamos planeado parar en algún momento del viaje para hacer algo musical más allá de los shows y ver qué nos pasaba. Pero lo que pasaba era el viaje… y nosotros nunca hacíamos eso", explica Gaby. "Pensamos en cantar algo, pero esa idea no nos convencía. Hasta que llegamos al cañón del Atuel y cuando vamos a buscar las cosas… las guitarras habían quedado en un camión que estaba lejos, en otro lado. Sergio Palacios, un amigo de Mendoza, hizo doscientos kilómetros para traernos unas violas re locas, hermosas. Las que toca el Chizzo en esa zapada maravillosa, sin condicionamientos, después de más de dos semanas arriba de la moto. Estuvieron como cuatro horas con el río detrás."

Si bien esa gira en moto terminó el sábado 19 de marzo de 2022 con un show en Fernández Oro, un poblado de 10 mil habitantes al norte de Río Negro, Chizzo y otros siguieron viaje unos kilómetros más, ya despojados de cámaras y demás compromisos. Aunque, de regreso, Nápoli asumió el protagonismo en el segundo tiempo de la faena: la edición y el guión. La narrativa a armar con ese cúmulo de videos en moto, paisajes hermosos, aforos colmados y canciones que más o menos conocen todos.

"Los pibes le hacían videos o resúmenes y él elegía, armaba y editaba cada parte", explica Goncalves. "Eso nos llevó tiempo. Pero, en un momento, no sabíamos cómo ir contando todo eso. Estaban las canciones que se anclaban en las imágenes, también tres nuevas, pero nos faltaba juntar una cosa con la otra. La idea de aparecer hablando nosotros, como en cualquier documental, no nos gustaba mucho. Hasta que un día a Chizzo se le ocurrió agregar relatos poéticos sobre cada momento, o la suma de ellos. Y quedamos flasheados: ése era el lugar, había que darle por ahí."

Las canciones estreno también aportan su épica al relato. "La primera surgió cuando empezamos con la idea del viaje: el Chizzo nos trae a la sala En la banquina de algún lado… y enloquecimos", asegura el mánager. "Creo que esa canción reafirmó todo: la gira, el viaje y la película. Algo que nos lleva a pasear por todos los lados… del alma. A full. Después apareció con Buena ruta, hermano, que la tenía compuesta de antes pero no la había traído. Y Ese lugar de ninguna parte, que musicalmente estaba armada pero sin letra, hasta que la hizo ya después del viaje, mientras editábamos las imágenes."

Si bien se concentra en el viaje en moto de esos primeros cuatro shows, Totalmente poseídos también va paneando otras instancias de la gira presentación del disco Alejado de la red. Y le dedica un tranco en moto adicional hacia el Estadio Único, donde en abril de 2022 La Renga volvió al área AMBA después de cinco años, con un triplete. Y donde aspiran a regresar este mayo. "Cuando tengamos confirmado todo, lo vamos a anunciar", dice Goncalves, cauteloso. Aunque reconoce: "No podemos estar sin tocar, nos gusta. Además somos una familia muy grande y necesitamos mantenernos todos activos para seguir disfrutando de esto, que es caminar por lugares alucinantes".


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