En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, Karina Milei optó por escenificar su propia versión de la quita de cuadros: aunque en vez de a Jorge Rafael Videla, ella ordenó bajar los cuadros de algunas de las grandes mujeres de la historia argentina. Y, de paso, aprovechó también para cambiar el nombre del salón de Casa Rosada en el que se encontraban. Fue así que, haciendo gala de la pasión por la provocación infantil de La Libertad Avanza, la hermana del Presidente mandó a renombrar el Salón de las Mujeres por el de "Salón de los Próceres". Las mujeres que marchaban por el 8M, mientras tanto, optaron por señalarle al Gobierno que el salón podría no pertenecerles, pero que las calles sí lo eran. 

El encargado de hacer el anuncio fue el vocero presidencial Manuel Adorni, alfil de la supuesta  guerra cultural que Javier Milei encabeza mientras profundiza la crisis económica y social. "Efectivamente el Salón de las Mujeres pasará a llamarse Salón de los Próceres. Valorar a la mujer va más allá del nombre de un salón", señaló Adorni, que, aprovechando que era el 8M, decidió rematar: "Que haya un Salón de las Mujeres tal vez sea hasta discriminador con los hombres".

El Salón de las Mujeres, sin embargo, había sido inaugurado en 2009 por Cristina Fernández de Kirchner y se utilizaba para encabezar actos y reuniones. Durante el gobierno de Mauricio Macri se había convertido en una sala de oficinas, pero Alberto Fernández, poco después de asumir, decidió reinaugurarlo. En el acto por su reinauguración, allá por marzo del 2020, participaron las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, legisladoras y diversas referentas del movimiento feminista y de los movimientos sociales y sindicales. 

Las paredes del Salón estaban cubiertas de cuadros de figuras como María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Eva Perón, Juana Azurduy y de las Madres de Plaza de Mayo, así como referentes de la diversidad como Carlos Jáuregui, Diana Sacayán y Lohana Berkins. En un primero momento pensaron en bajar los cuadros y trasladarlos al Museo de Casa Rosada, ubicado a unos metros de la Casa de Gobierno. "Esta administración no va a promover desde el Estado militancias que generan discordia y división entre los argentinos", explicó, luego, Karina Milei a través de un video institucional en el que se veía cómo los cuadros de las mujeres eran tapados por cuadros de hombres (todos). Era la primera vez que se le escuchaba la voz desde que había sido nombrada como secretaria General de la Presidencia.

En el video, Karina destacaba los próceres a los que se había buscado darles un lugar preponderante. Allí estaban Julio Argentino Roca, José de San Martín y Manuel Belgrano, pero también Carlos Saúl Menem: el único presidente presente post vuelta a la democracia. "Nos importa la gran historia, la gran gesta argentina. Homenajes que son válidos hoy y lo serán dentro de 100 años. Y no el guiño político estéril a un movimiento militante del momento que las mujeres argentinas tampoco necesitamos", cerró la secretaria General de la Presidencia. No había ni una sola mujer retratada en ese Salón.

Las críticas

No era la primera vez que el gobierno libertario ensayaba un brutal gesto simbólico con el objetivo de provocar y copar la agenda. Ya lo había hecho con el cierre del Inadi --del que tuvo que echarse atrás parcialmente-- o la prohibición del lenguaje inclusivo, y en esta línea se lo tomaron varias referentas que salieron a cuestionarlo por las redes sociales. 

"Mientras ellos le cambian el cartelito al salón de las mujeres, nosotras salimos a la calle en la manifestación política más contundente contra las políticas de este gobierno. Mirá si nos van a distraer con un gestito para su tribuna", sostuvo, por ejemplo, la escritora Claudia Piñeiro. "El presidente Milei provoca un 8M cambiando el nombre a un salón. Tenemos que demostrarle que nuestra lucha está en la calle y que eso no lo puede cambiar por más presidente y representante de la reacción patriarcal que sea", señaló, por otro lado, la diputada del FIT, Myriam Bregman.

Se le sumaron, además, varios funcionarios del gobierno anterior, como el mismo Alberto Fernández. "Esta provocación nos compromete aún más en preservar y potenciar las políticas de Estado que procuran la igualdad, el respeto a la diversidad y la atención de las víctimas de violencia por su condición", sostuvo el expresidente, que cuestionó que el salón estuviera siendo utilizado por el equipo de comunicación "que sostiene con sus modos las políticas oficiales". 

"Nos provocan, pero no comprenden que somos invencibles porque no estamos más solas", agregó la exministra de la Mujer, Elizabet Gómez Alcorta. Incluso la extitular de AYSA, Malena Galmarini, salió a cruzar al gobierno nacional: "Lo importante es que nos matan todos los días por ser mujeres. No nos vengan con provocaciones; sus políticas nos empobrecen y nos pone e en riesgo cada día más!! Vengan con soluciones que para eso fueron votados!!".