Se trata del primer bimestre con superávit financiero desde 2011, celebró este viernes el Gobierno y en particular el ministro de Economía, Luis Caputo, mediante una publicación en redes dedicada al presidente. El ministro adelantó los datos oficiales, que representaron un alivio respecto de la sostenibilidad del programa de ajuste fiscal, que varios economistas pusieron en duda luego del resultado de enero, también superavitario. La licuación de gastos como jubilaciones y subsidios energéticos explicaron el grueso de la contracción del gasto público (más profunda que la caída de los ingresos fiscales) pero “más temprano que tarde será necesario ampliar de manera significativa el presupuesto”, advierten los especialistas.

Caputo adelantó que en el bimestre, el resultado primario acumulado fue de 3.243.270 millones de pesos, equivalente a 0,5 por ciento del PBI, mientras el resultado financiero alcanzó unos 856.520 millones de pesos. El Gobierno se comprometió con el FMI a lograr un superávit primario de 2 por ciento del PBI a fin de año y llegar al equilibrio financiero. La contracción interanual real del gasto primario acumulado –es decir, descontados los pagos de intereses de la deuda pública- fue del 38 por ciento y la de los ingresos totales de 2,5 por ciento, publicó el ministro en su cuenta de X. La brecha entre las variaciones que experimentaron ambos se amplió sensiblemente en febrero, observó la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (Asap) en un análisis sobre el presupuesto de la Administración Pública Nacional (APN).

Durante el primer bimestre del año, observa la Asap, la ejecución del presupuesto de la APN alcanzó el 24 por ciento del monto vigente, “lo que implicó la ejecución más alta de la serie 2015-2024”, según indicó la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (Asap). “Esta situación se explicó exclusivamente por el reducido monto del crédito total, que surge de la prórroga del Presupuesto 2023”: las disponibilidades se congelan en un comienzo de año con inflación galopante de modo que cualquier erogación aprieta más sobre el crédito vigente. Esto conduce a pensar que “más temprano que tarde será necesario ampliar de manera significativa el presupuesto”.

La Asap pone en duda la sostenibilidad del ajuste fiscal tal como está planteado hasta el momento por el Gobierno. En promedio la ejecución presupuestaria se ubicó en un 12,5 por ciento en los primeros dos meses del año, aclaran, mientras un informe anterior publicado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) mostró que en la serie histórica los años con mayor ejecución del gasto en el primer bimestre coinciden con los de prórroga de presupuesto. En 2020 la ejecución fue 14,2 y en 2022 16,8 por ciento: ambos ratios inferiores en comparación con el 24 por ciento de Javier Milei.

Siguiendo el informe de Asap, los gastos destinados a los “Servicios de deuda pública” fueron los de mayor ejecución relativa en el bimestre. Mientras que analizando cada ministerio, a inicios de 2024 quedaron sin asignar buena parte de los recursos en las siguientes áreas: el Ministerio de Economía con ejecución de apenas 8,2 por ciento, la cual se explicó por las magras erogaciones de la Secretaría de Energía, es decir, los giros a Cammesa para que liquide a las proveedoras de energía la diferencia tarifaria en concepto de subsidios energéticos; y el Ministerio del Interior con ejecución del 8,5 por ciento y escasas erogaciones en programas de Turismo, Deporte y Ambiente.

En tercer lugar se ubica el ex Ministerio de Infraestructura (10,6 por ciento) devenido Secretaría tras la destitución de su titular; y en el cuarto la Presidencia de la Nación (12,2 por ciento) donde se destaca la Secretaría de Prensa con apenas 2,3 por ciento del presupuesto ejecutado, que fue desmembrada entre la Secretaría General a cargo de Karina Milei y la Jefatura de Gabinete de Nicolás Posse.

Caída de gasto e ingresos

En el primer bimestre del año, el gasto primario –es decir, descontados los pagos por intereses de la deuda pública- disminuyó un 32,8 por ciento interanual medido a valores constantes, según cálculos de la Asap. De acuerdo a su importancia sobre el total, se ordenan las siguientes erogaciones, todas ellas con variaciones negativas en el período: las jubilaciones y pensiones (que representan el 43 por ciento del gasto primario) perdieron 34,8 por ciento interanual real como consecuencia del desacople entre la fórmula de movilidad y la inflación “licuadora” en el período; las transferencias corrientes (equivalentes al 37,2 por ciento del total) perdieron 31 por ciento interanual real tanto en subsidios al sector privado, como enfriamiento de planes sociales, menores giros a provincias y a universidades. Le siguieron el pago de salarios (11,6 por ciento real abajo); la compra de bienes y servicios y los gastos de capital (que son una parte menor pero prácticamente desapareció en términos reales).

Entre las transferencias corrientes, el pago del Potenciar Trabajo fue el que más perdió: 70 por ciento interanual real en el bimestre. Le siguen los subsidios energéticos un 60 por ciento, luego las transferencias a provincias 52,7 por ciento y a universidades 27,5 por ciento. Licuadora & motosierra, como dice el presidente.

En cuanto a la estructura de ingresos de la APN correspondientes al primer bimestre de 2024, “difiere significativamente de la que rigió durante los primeros dos meses de 2023, observándose un incremento en la participación de los recursos imposiIvos, explicado mayoritariamente por el aumento en la recaudación del Impuesto PAIS y los impuestos asociados al Comercio Exterior, en detrimento de la participación de las Contribuciones a la Seguridad Social como principales fuentes de ingresos”, observa la Asap.