En el marco del aniversario número cuarenta y ocho del último golpe de Estado, el Concejo Deliberante de Mar del Plata homenajeó a las abuelas de Plaza de Mayo Ledda Barreiro y Ángela Barili de Tasca durante una sesión pública ordinaria. Aunque ambas mujeres fallecieron en diciembre pasado, las organizaciones de derechos humanos de marplatenses consideran que ellas “siguen marcando el camino”.

Además de ser la responsable histórica de la filial de Abuelas en Mar del Plata, Carmen Ledda Barreiro de Muñoz, formó parte de la Comisión Directiva del organismo nacional. Nacida en esa ciudad en 1935, se casó con Alberto Muñoz y juntos tuvieron tres hijos: Silvia, Alberto y Fabián. En diciembre de 1976, con un embarazo de dos meses, Silvia fue secuestrada. Al día siguiente, secuestraron también a su compañero, Gastón Larrieu. El bebé que esperaban iba a llamarse Ramiro o Mariana. Se sabe que ella pasó por la Brigada de Investigaciones de La Plata, el centro clandestino "Pozo de Arana", la Comisaría 5ta, el "Pozo de Banfield" y probablemente haya estado también en "La Cacha". Los tres continúan desaparecidos. Tanto Ledda como su esposo fueron detenidos tras el secuestro de Silvia y torturados por más de tres meses. Al salir en libertad, Ledda se sumó a las Abuelas de Plaza de Mayo.

Ángela Barili de Tasca, o Angelita, como la conocían todos, tuvo otra suerte porque ella sí logró encontrar a su nieto. Ella fue la primera abuela marplatense en reencontrarse, en su caso, con el hijo de su hija Adriana.

Adriana, al igual que su hermana Ana, se había instalado en la ciudad de La Plata, después de terminar el secundario, para estudiar derecho. En la facultad conoció a Gaspar Onofre Casado, con quien comenzó a militar. Con cinco meses de embarazo, dos días después de la desaparición de su compañero Adriana fue secuestrada y así Angelita se acercó a las abuelas con quienes fundaría la filial marplatense. Su hija fue vista en el centro clandestino "La Cacha" y se sabe que Gaspar pasó por la ESMA. A fines de marzo de 1978, Adriana dio a luz a un niño al que pensaba llamar José.

Muchos años pasaron para Angelita marchando cada 24, para las abuelas que nunca descansaron en la búsqueda de sus nietos hasta que llegó el día de 2006 en que un joven que había consultado el año anterior en Abuelas si podía ser hijo de desaparecidos recibió la confirmación: era el hijo de Adriana y Gaspar.

Durante el homenaje, el concejal del Frente Renovador, Ariel Ciano, destacó la importancia de rendir homenaje “a quienes siguen sosteniendo la memoria, la verdad y la justicia como siempre lo hicieron Ledda y Angelita con alegría y defendiendo sus convicciones”. Y agregó que "hoy lamentablemente se plantean cuestiones que pensábamos que ya no se discutían en Argentina, por eso es imprescindible el ejercicio de la memoria, porque un pueblo que olvida está condenado a repetir sus errores que en este caso son claramente tragedias”. Y concluyó: “Porque tenemos memoria y sabemos la verdad, en honor a ellas y tantas otras, continuaremos siempre exigiendo justicia”.