LAS DOS MARIETTE - 6 puntos

(Argentina, 2023)

Dirección y guion: Poli Martínez Kaplun.

Duración: 80 minutos.

Estreno exclusivamente en Atlas Patio Bullrich.

“Realmente me hubiera gustado conocer a un judío, a ver la diferencia. No en la parte de sexo, sino en cómo podría yo llevarme con él. Mi padre hubiera estado orgulloso, mi madre se hubiera muerto”. Así en el aire, la frase –que puede escucharse apenas iniciado el nuevo documental de Poli Martínez Kaplun– suena extraña, pero Las dos Mariette la contextualiza sin demoras. Con 90 años, Mariette Diamant, una señora porteña de buena familia y acomodado pasar, y cuya descendencia ya incluye bisnietos, decidió muy tarde en la vida hacer público un secreto mantenido a raya durante décadas, desde un poco después de su llegada a la Argentina junto a sus padres también franceses, a comienzos de la década de 1940. Criada en Buenos Aires en una escuela católica, y aún practicante de esa religión, rodeada en aquellos años de gente de la alta sociedad que, en más de un caso, mantenía vínculos con el Opus Dei, Mariette descubrió muy temprano que en realidad su padre (y también la madre, aunque eso lo sabría tiempo después) eran judíos.

Esa revelación quedó sellada bajo varias llaves hasta tiempos recientes, cuando la protagonista del film decidió sacar a la luz todo eso que le “cagó la vida” (Mariette dixit): la mentira sostenida ante propios, ajenos e incluso ella misma acerca de su propia identidad siguiendo los designios estrictos de su madre. La directora de Lea y Mira dejan su huella (2016) y La Casa de Wannsee (2019) completa con Las dos Mariette “una trilogía de documentales que toman como tema el trauma, la identidad, la Argentina y la transmisión entre sucesivas generaciones”, según describe la gacetilla de prensa. Pero el caso de Mariette es especial, como lo confirman varias reuniones con grupos de sobrevivientes del Holocausto y descendientes de hombres y mujeres que escaparon del nazismo desde la Francia ocupada. “Ella llegó acá buscando un estatus; vino con un esnobismo francés”, describe sin pelos en la lengua un hombre durante una de esas conversaciones, refiriéndose a la madre de la protagonista.

Mariette admite que la confesión materna llegó después de que la jovencita profiriera al pasar un “judío de mierda”. Una de sus amigas intenta explicar a cámara las razones posibles de ese tardío abrazo a los orígenes, cayendo en el proceso, sin duda de manera inconsciente, en una seguidilla de estereotipos de la judeofobia, en particular aquellos ligados a las prácticas usureras y la acumulación de bienes. “Claro que de eso hay en todas las religiones”, aclara al final, reforzando sin querer el prejuicio. Una tarde de té con amigas de una de sus hijas le da un nuevo brillo a la famosa expresión “mi amigo judío”.

Documental tradicional en el cual la entrevista individual o grupal se transforma en el eje narrativo, Las dos Mariette logra iluminar cuestiones colectivas a partir de una historia íntima y peculiar. Resulta particularmente interesante la diversidad de reacciones de los hijos de la protagonista, entre la negación solapada, la subestimación de la importancia de la confesión y la demanda de que todo debería haberse expuesto hace “veinte, treinta o cuarenta años. ¿Por qué ahora?”. Como afirma en cierto momento Hélène Goldsztajn Gutkowski, autora del libro Querido país de mi infancia en el cual Mariette vertió su historia antes de la realización de la película, tal vez todos tengan un poco de razón. Rodeada de los nietos, algunos de los cuales han hecho el camino inverso de sus bisabuelos y viven ahora en Europa, Mariette, como en un irónico viacrucis, lleva la estrella de David a cuestas, confiada en la certeza de que más vale tarde que nunca.