La escritora Liliana Heker realizó este jueves por la tarde el discurso que inauguró la 48° edición de la Feria Internacional del Libro, que se prolongará hasta el lunes 13 de mayo en el Predio Ferial de La Rural, en el barrio porteño de Palermo. En tanto, en su alocución, la destacada autora brindó un contundente análisis de la coyuntura política y económica, al remarcar hechos que afectan de un modo u otro la realidad de los sectores más vulnerables del país. Además, apuntó contra la desfinanciación de Javier Milei a la cultura y el arte, y señaló que la intención del Gobierno es "reducir al máximo el número de los que saben leer, apocar al adversario potencial".

La autora de la novela Noticias sobre el iceberg comenzó su exposición con una anécdota. Ante un auditorio repleto, contó que antes de escribir su discurso se preguntó si tenía sentido celebrar una nueva edición de la Feria del Libro en un país donde "día a día crece la pobreza y la indigencia, donde en los últimos meses hubo millares de despidos sin fundamentos, donde la educación y la salud pública están en emergencia, la obra pública fue cancelada y las universidades están desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas".

Además, la ensayista, cuentista y maestra de escritores afirmó que "donde la investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología están siendo devastados, toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura ha sido desvirtuado o borrado", al tiempo que criticó que "se entregan las riquezas naturales y el Estado aparece ausente aún en caso de epidemia".

"Confieso que más de una vez una noticia de último momento hizo tambalear este texto mío aun antes de que empezara a darle forma, y sin embargo, acá estoy, celebrando, como hace medio siglo en mi primera feria, el estar rodeada de libros y de una concurrencia que sospecho en buena medida viene acá porque está buscando algo preciso o difuso que espera encontrar en un libro", expresó Heker, de 81 años.

En tanto, reflexionó: "El libro tiene una significación muy especial en estos momentos por la inagotable diversidad de posibilidades que implica, y por ser el exponente de un amplísimo registro del conocimiento y del arte me parece atinado instalarlo como un justo representante de toldo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo entonces se me hace una cuestión imperiosa y no como autora, aunque la escritura sea el trabajo que amo".

La autora de Zona de clivaje reconoció que hay una intención manifiesta del gobierno de menoscabar o suprimir el desarrollo científico, la creación artística y la formación universitaria

“El objetivo de ese ataque sería reducir al máximo el número de los que saben leer: apocar al adversario potencial”, disparó la autora. En la “pequeña antología de sinsentidos” la escritora sumó exabruptos de Milei como “el Estado es una organización criminal” o “la justicia social es un concepto aberrante”.

Cuáles fueron los últimos discursos inaugurales de la Feria del Libro

Un año atrás, el escritor Martín Kohan, elegido para abrir La Feria del Libro, expresaba en su discurso un enfoque similar, al señalar que "hay cosas que no se derraman" como "la riqueza, pues los ricos nunca se sacian"; y que "hay cosas que, en cambio, sí, por ejemplo, la frecuentación de los libros, la costumbre de leer, el gusto por la conversación literaria". 

En ese sentido, Kohan invitaba al público a discutir sobre la coyuntura, a no quedarse sin la oportunidad de emitir palabra ante una injusticia o tema que aqueja. "Las conversaciones de por sí no tienen por qué ser plácidas, armoniosas, edulcoradas ni orientadas por un afán de consenso -dijo ante un auditorio colmado-. Las discusiones de tono subido, acaloradas, como se dice, vehementes y hasta exasperadas, son formas de la conversación también”.

Guillermo Saccomanno, predecesor de Kohan en 2022, también criticó por entonces la situación económica, que mermaba los ingresos de todos los actores de la industria del libro, y a su vez, cuestionaba la organización de la propia Feria del Libro donde estaba disertando por los altos precios de las entradas y servicios. En su discurso, el escritor planteó que los únicos lectores que podían llegar a comprar un libro son una clase media "pauperizada siempre y cuando no gasten demasiado en la gaseosa y los panchos".

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