"Hace tiempo que caminas. El testimonio andino de la violencia política en el Perú", ensayo sobre la violencia política en el Perú que el viernes último ganó el prestigioso premio Casa de las Américas en Cuba, es el resultado de veinte años de estudios de Betina Sandra Campuzano, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Salta

El viernes fue un día de orgullo para la Argentina, y para Salta. En tres de las cuatro categorías se impusieron autores del país, lo que "da cuenta de la producción, de la calidad de la producción" nacional, destacó Campuzano en diálogo con Salta/12, a propósito precisamente de su premiación. Su obra fue elegida ganadora por unanimidad en la categoría Ensayo Artístico-literario, por un jurado que integraron los escritores Arturo Arias, de Guatemala; Leonardo Sarría, de Cuba, y la argentina, salteña, Liliana Bellone.

En la categoría Novela el jurado decidió también por unanimidad otorgar el premio a la obra "Buenos Aires, fin de otoño", de Guillermo Adrián Paniaga, de Argentina, y en la de Teatro distinguió el texto "La piel de la tierra", de la también argentina Marina Jurberg. El mexicano Mario Carrasco Teja, con su obra "El latido de los días", obtuvo el premio en la categoría Literatura para Niños y Jóvenes.

Betina Campuzano se define a sí misma como un producto de la Universidad pública de Salta, la UNSa. En ella estudió el Profesorado en Letras, y después de hacer su doctorado en Humanidades en la Universidad Nacional de Tucumán, regresó a ella para ejercer la docencia e investigar. Dirige el proyecto de investigación "Las luchas de la memoria en América Latina: migraciones y violencias en narrativas híbridas" y el de extensión universitaria "Crónicas (Des)Confinadas".

Sobre su ensayo, contó que viene investigando la violencia política en Perú desde que era estudiante. Empezó hace 20 años con una beca de estudiantes avanzados que obtuvo en el Consejo de Investigación de la UNSa. "Empiezo a estudiar el testimonio hispanoamericano, porque me interesaban aquellos textos que no fueran literatura canónica, entonces entre las primeras cosas que leo, leo a Miguel Barnet, que efectivamente es uno de los precursores del proyecto cultural en Cuba, uno de los precursores del testimonio; y leo un texto que es 'Me llamo Rigoberta Menchú y así nació mi conciencia'", un testimonio sobre la vida de la Premio Nobel y la violencia ejercida sobre las poblaciones indígenas en Guatemala. 

Este libro fue premiado y editado por Casa de las Américas, editorial ampliamente reconocida que a partir de estos premios estableció el testimonio como un género literario. Para Campuzano, es muy "significativo" que su obra, que es de otro género, pero es un ensayo sobre el género testimonial, haya sido premiada por Casa de las Américas, "que es la casa, la madre del testimonio hispanoamericano". 

También destacó que este estudio se haya concretado fuera de la centralidad de Buenos Aires. Asimismo, en momentos en que ciertos discursos tratan de desmerecer a las universidades públicas, es una producción del ámbito universitario argentino, "y es una producción que es relevante a nivel continental". Creo que "de entre más de mil obras en las cuatro categorías, tres hayamos sido argentinos los ganadores, da cuenta de la producción, de la calidad de la producción, del empuie, que tiene esta producción, y en mi caso además es producto de la investigación en la Universidad, porque yo soy docente e investigadora universitaria", sostuvo.

Un camino de dos décadas 

Campuzano resaltó que en estas dos décadas de camino, este tema "ha sido el objeto de mis proyectos de investigación en la Universidad, de becas, de publicaciones y de mi doctorado". El ensayo es una versión de esa tesis de doctorado. "Mi interés además por lo andino tiene que ver con la formación que tuvimos en una época dentro de la Universidad" y con el hecho de que "Salta, como pasó con la totalidad del norte argentino, corresponde culturalmente no solo a una macrorregión rioplatense o propia del sur, sino también a la región andina, por aquí pasaba el Qapaq Ñan, el camino ancestral". 

Su investigación implicó una serie de viajes a Perú para buscar material y en alguno, en 2009 o 2010, se encontró con testimonios de la violencia política. "Eran unos testimonios muy interesantes porque eran de Edilberto Jiménez Quispe, que es un retablista" y antropólogo que plasmaba los testimonios que escuchaba mitad en dibujo y mitad en texto. "A partir de eso empiezo a armar un corpus, un conjunto que incluye textos, autobiografías, testimonios más antropológicos, pero también historietas, testimonios visuales, fotográficos, y para poder entender lo que está pasando me voy hacia atrás y llego a la conquista y al encuentro de Cajamarca y a propuestas como la de Guaman Poman de Ayala que recupera las versiones de la conquistas en dibujos y en textos". 

Campuzano hizo una valoración de su ensayo: tal vez su fortaleza "es mirar en largos tiempos, mirar todo, ver el devenir, todo el sistema, arrancar desde la conquista para explicar qué matrices hay en esos testimonios de las crónicas de la conquista, qué va pasando a fines del siglo XIX, principios del XX, después qué pasa con José María Arguedas ya a mediados del siglo XX, hasta llegar al testimonio de la violencia política a fines del XX y principios XXI", dijo. 

Su ensayo, agregó, "lo que hace es un camino, un recorrido por todos esos textos buscando esas matrices culturales, las figuras de forasteros, artefactos como los retablos o como los danzantes de tijeras, eso va a apareciendo, de ahí el título del ensayo, 'Hace tiempo que caminas', un momento de un diálogo de un cuento de Edgardo Rivera Martínez, un autor peruano". "Tiene un cuento que se llama Ángel de Ocongate, un ángel, un danzante, que anda errante por los caminos, que danza, pero no tiene memoria, no se acuerda, no sabe quién es, hasta que se encuentra con un viejito que en quechua le dice 'tú eres el ángel de Ocongate, hace tanto tiempo que caminas', y de allí el título, en esta búsqueda de la memoria".  

Violencia hacia la poblacion indígena 

Los retablos y los danzantes son expresiones culturales tradicionales en Perú. "Esta violencia política encuentra en esos artefactos culturales formas de manifestar y de tramitar su dolor, de poder procesar su dolor, lo hacen de otro modo también, con la escritura", por ejemplo, explicó Campuzano. 

Contó que también estudió en Perú cómo los retablos "pasan al arte popular para dar cuenta de cosmovisiones", con retablos de distintas temáticas. "Y ahora la violencia encuentra en este artefacto una forma de representar el dolor, entonces tenemos retablos donde nos van contando en imágenes dolorosas la violencia política". "Es bien particular, bien interesante, bien distinto, en relación con otros espacios u otras vivencias es bien localizado, a mí me interesa eso, trabajar esas memorias bien localizadas". 

Perú sufre la violencia política, "como todo el continente", aclaró la investigadora. Recordó Colombia, Guatemala, Bolivia. Esos procesos violentos "no son equivalentes, no son análogos, pero cada uno de ellos son momentos de violencia política muy fuertes, sobre todo está en esos países en los que la población indígena ha sido la más violentada porque no son considerados ciudadanos. En el caso de la Argentina esas memorias recién se están realizando a partir, por ejemplo, de lo que ha sucedido con la masacre de Pilagá o la masacre de Napalpí". 

En "países donde hay más población índígena, como puede ser Bolivia, Perú, Guatemala, México, la violencia ha sido más extrema". Por ejemplo, "en el conflicto armado entre Sendero Luminoso, las fuerzas armadas y los ronderos (organizaciones campesinas de defensa), que duró entre el 80 y principios de los 90, estamos hablando de 70 mil muertos y desaparecidos". 

Lo que "hay que identificar y decir", afirmó Campuzano, "es que efectivamente en toda Latinoamérica esto ha sucedido en el siglo XX en distintos escenarios, en Perú como en Guatamela", Colombia o México. 

El premio Casa de las Américas cumplió 65 años. Fue convocado por primera vez en enero de 1960 y es el certamen cultural-literario más antiguo de Cuba y uno de los más prestigiosos del continente.