El macrismo arrasó en las urnas y confía en consolidar su proyecto económico de modo similar. El abanico de anuncios, de tan ambicioso, avivó cuestionamientos de compañeros de ruta. Los gobernadores y en cierta dosis la CGT, ya se comentó en la nota central.

Un conjunto unánime de ONGs bienpensantes –que son cantera de funcionarios M y fungen de aval “ético” al Gobierno– toparon con un límite. El voto electrónico, le comunicaron al Gobierno (con rara unanimidad y buenos fundamentos) es un disparate y un peligro para la transparencia electoral. 

La arrogante Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional (AMFJN) les cantó retruco a las críticas presidenciales al Poder Judicial. 

Nuestras licencias, anunciaron los togados, son similares a las del Poder Ejecutivo o el Legislativo. Adujeron que se matan trabajando. Y terminaron la regañina con un lamento de socio maltratado: “Es doloroso advertir que no se recuerde que en tiempos recientes fue la fortaleza y decisión de los jueces la que impidió el avasallamiento de la libertad de prensa y el resquebrajamiento institucional, que la población reconoció con muestras multitudinarias de apoyo”. Traducido al criollo: defendimos a capa y espada tanto al Multimedios Clarín como a actual Gobierno. Y así nos pagan, escrito en tinta limón.

Pladiñeras, Sus Señorías. Macri seguramente confía que seguirán (contra viento, marea y estado de derecho) fallando a su favor, con premeditación y alevosía.