El documental An Open Secret, que explora el abuso sexual infantil en Hollywood, fue realizado en 2015 aunque no vio la luz hasta estos días. Las elites de Hollywood le negaron toda oferta de distribución, estreno o comercialización en plataformas online a pesar de estar dirigido por Amy Berg, una reconocida documentalista nominada al Oscar. A partir de los escándalos que afloraron estas semanas, sus productores decidieron que era hora de compartirlo gratuitamente en plataformas como Vimeo y YouTube, en los cuales se lo puede ver sin restricciones. Dedicado a víctimas y sobrevivientes del abuso sexual infantil, An Open Secret recoge escalofriantes testimonios en primera persona de niños y adolescentes varones que sufrieron abusos sexuales por parte de managers, productores, fotógrafos y agentes de prensa quienes, bajo promesas de estrellato y fama para sus clientes, abusaron sexualmente de ellos negociando sus silencios con amenazas tales como el declive de sus carreras como ídolos adolescentes o la finalización de sus contratos, quedando en su mayoría prácticamente impunes aún con denuncias y pruebas fehacientes en manos de la Justicia.

La selección de testimonios que realizó su directora explora exclusivamente el abuso perpetrado por hombres maduros a varones menores de edad, pareciendo conducir el documental, en un principio, hacia una peligrosísima y estigmatizante postura que asimila la homosexualidad con el abuso infantil. Algo tarde pero seguro, a partir de sus cuarenta minutos queda explícitamente rechazada esa posibilidad mediante testimonios de entrevistadxs y, sobre todo, por la inclusión de un innovador episodio de la serie Blanco y Negro, protagonizada por Gary Coleman, que en 1983 se dedicó a tratar la pedofilia. Allí, su hermano Willys declara con gesto convencido que el abusador ya capturado “era gay”, pero inmediatamente el investigador a cargo del caso lo reprende: “No lo es, Willys, esa es la falacia común sobre los abusadores infantiles. No son gay, solo se interesan en niños o niñas, no en adultos”. Más allá de que el film concluye con una placa textual enfatizando que este “no es un problema de género y que el abuso sexual afecta tanto a niños como a niñas”, no queda justificado por qué su directora decidió hacer este recorte específico. Sí queda en primer plano su deseo e intención de promover la denuncia y el destierro del silencio ante cualquier situación de abuso.