"Dijo que no sabía nada", fue el título del posteo que la profesora de geografía Lucía Gorricho publicó en su blog el 7 de abril de 2016. Le tocó evaluar a una estudiante de 14 años, de nacionalidad boliviana, en la escuela de la zona rural de Mar del Plata en la que trabajaba. No la conocía, no había sido su profesora, y el director le dijo que era una chica que tenía mucha voluntad de estudiar. Lucía, seguramente inspirada en muchas más lecturas además del señero Paulo Freire, le preguntó qué era lo que ella sabía, y la chica se apichonó. Le contó que trabajaba en la plantación de frutillas de la zona y que también sabía sobre Bolivia. Esas dos consignas (describir una actividad económica y mencionar los aspectos más importantes de un país latinoamericano) puso la docente en la hoja en blanco. La adolescente escribió una composición más descriptiva y detallada que muchos artículos de diarios y páginas web.

Lucía la aprobó, y la historia se hizo viral. Hubo entrevistas, artículos y opiniones por todos lados. Hubo quienes resaltaron la decisión de tomar los saberes de la chica, y sobre todo, se emocionaron con la escritura de una niña trabajadora capaz de relatar sus condiciones de vida, la geografía de su país de origen, las costumbres allí y acá, entre otras cosas. También hubo muchas críticas, de aquellas personas que no podían leer la distancia entre lo que esa niña pensaba ‑que no sabía nada‑ y todo el espesor político de su experiencia de vida.

Más de un año y medio después, Lucía Gorricho publicó un libro sobre aquella experiencia, y todos sus derivados, que se llama Frutillas. La autora estará hoy y mañana en Rosario para presentar el libro, en un anticipo de lo que será el ciclo Desclasificadxs Rosario, organizado por Camada Xis, con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad.

Hoy, a las 18.30 horas, en el SUM del IES 28 "Olga Cossettini" (Sarmiento y Rueda), abre el ciclo con la presentación del libro, que contará con la participación de Beatriz Argiroffo, profesora y Licenciada en Historia, militante feminista e integrante del Frente por la ESI (Rosario) y Dahiana Belfiori, activista feminista, escritora, autora del libro Código Rosa. Relatos sobre abortos. El ciclo continúa mañana, a las 19, en Mandrake Libros (Rioja 1869), donde se desarrollará un cruce artístico de lecturas, escrituras y actuación con las intervenciones de Gorricho y la actriz rosarina Verónica Leal presentadas por Julia Expósito, doctora en Ciencias Sociales. Las dos actividades son de entrada libre y gratuita.

"El libro surgió motivado por los comentarios y los debates que se dieron en algunos lugares después de que muchas familias leyeran en internet el texto que compartí en mi blog y donde conté en primera persona las consignas y los resultados de una evaluación de geografía que tomé en una escuela rural de las afueras de Mar del Plata, y para mi sorpresa esa evaluación se viralizó, y fueron tantas las opiniones y tantas las críticas también que hubo en relación a mi forma de evaluar, que no me alcanzaba con publicar un comentario o con explicar el contexto en el que había tomado la prueba y cuál era el marco teórico por el cual había decidido evaluarla de esa manera, es que tuve la necesidad de escribir un libro que diera cuenta de cómo había llegado yo a esa mesa de examen, pero además el desafío para mí fue que no fuera solamente una crítica al sistema con datos y estadísticas sino que en realidad lo que hice fue proponer alternativas concretas", expresó Gorricho a Rosario/12, a la hora de relatar cómo se gestó Frutillas. Esas propuestas son "tanto en el plano pedagógico, de lo didáctico, de la práctica en la escuela, como en la cuestión teórica, de qué otra manera se podría enseñar y se puede aprender, y no pensar que la forma actual de enseñanza es la única posible, la única válida, y más en un momento en que entendemos que no estaría dando respuesta con necesidades populares y que está trayendo muchos problemas la forma en que se está enseñando y la forma en que se está trabajando, y por eso es que el libro aborda la cuestión de trabajo infantil y adolescente, que es una realidad de muchísimos niños, niñas y adolescentes en el mundo".

El libro se disfruta como un aporte teórico pero sobre todo como una iluminación de todo aquello que circula en las aulas y que desborda la rígida estructura escolar. Es una apuesta a conmover esos límites. Incluso, Gorricho se queja porque un diario habló de inclusión al referirse a su tarea evaluativa. "Por otro lado, jamás le hablé de la 'inclusión', como escribieron bajo mi foto, porque para mí no se trata de 'incluir en el sistema', sino que se me hace necesario 'cambiar el sistema'", escribe Gorricho en el libro, en el que relata el efecto de su evaluación en esa chica de 14 años. "Gabriela me dijo una vez: 'Usted me llenó la mente de ideas' pero en realidad, yo no le dije ni una palabra antes de evaluarla. Todo lo que escribió fue acerca de hechos y conceptos que ella ya sabía y lo único que hice yo en todo caso, fue ayudar a liberarlos", plantea Gorricho.

Y si de aprender y enseñar se trata, hay una escena que sustenta cualquier teoría, tal como la cuenta la docente en la página 37: "El contacto con Gabriela nunca lo perdí. Hace unos meses le llevé un libro y otro cuaderno en blanco para darle ánimo y para que siga con la escritura. Durante las consultas por mesas de exámenes de diciembre me la crucé en un aula de la escuela. Le pregunté si necesitaba algo y bajando la mirada me dijo que no.

‑‑¿En serio?, insistí‑. ¿No necesitás nada? Hay muchas personas que me ofrecieron ayuda para vos y tu familia.

--...

‑‑¿Necesitás que te ayude en algo?

Y entonces me dijo:

‑‑¿No me enseñaría Geografía?".