“Mi español no es tan bueno. Espero aprender más para cuando regrese”, espetó Jack Johnson cuando aún no promediaba la mitad de su show en el Personal Fest 2017. Sin embargo, el artista estadounidense, quien siguió poniendo a prueba sus conocimientos sobre la lengua de Cervantes a lo largo de su performance, e incluso estimuló a sus músicos a que también lo hicieran, ya se había metido al público en el bolsillo. Sólo le bastó con desenfundar su hit “Sitting, Waiting, Wishing”, tras inaugurar su repertorio con “You and Yout Heart”, para garantizar la atención de las 25 mil personas que se acercaron al Club Ciudad de Buenos Aires, en lo que fue el regreso del festival al predio que lo vio nacer. Si bien el cantautor rankeaba como la figura estelar de la primera fecha, la presentación de sus compatriotas de Paramore fue tan expeditiva que lo más justo sería establecer un empate técnico entre ambos en el balance de lo más destacado de la jornada del sábado pasado.  

En comparación con la propuesta de ayer, que albergó a casi todos los shows atractivos de esta edición del evento, el estreno del Personal Fest 2017 se tornó en una invitación a hurgar en la inopia, la novedad y el arraigo popular. Al final de la tarde, luego de que Klub, banda tributo a Los Auténticos Decadentes en clave de reggae, comandada por el percusionista del combo, Moska Lorenzo, y el baterista de Los Cafres, Sebolla Paradisi, impregnara de groove y de hits el escenario Huawei, la Mala Rodríguez saltó a la misma vitrina con la chapa de primer acto internacional destacado del día. Y así respondió el público, lo que volvía a confirmar que la célebre rapera española juega de local en Buenos Aires. A menos de un año de su último recital porteño, como parte del BUE, la jerezana, más allá de que se encuentra ultimando su nuevo álbum, se dedicó principalmente a repasar lo mejor de su obra. Aunque el trap “Egoísta” fue la excepción, por su condición de inédito, el reggae “Quien manda aquí” y el rap “En la noche” evidenciaron la evolución de su sonido. 

Mientras la Mala Rodríguez se valió de un DJ y sendas bailarinas, amén de mucha actitud, para apuntarse un nuevo golazo en sus incursiones porteñas, Illya Kuryaki and the Valderramas apeló a un compendio de sus éxitos (de ayer y de su vuelta al ruedo) para despedirse por tiempo indeterminado. Al menos eso fue lo que advirtió Dante Spinetta, colíder del grupo junto a Emmanuel Horvilleur, en el escenario Personal, una vez que acabó “Chaco”. Luego del anuncio de la noticia, que ya venía circulando desde hace algunas semanas, sonó “Coolo” y otras canciones que se tomarán un hiato como “Abarajame”, “Ula ula” y “Funky futurista”. El que sí volvió para quedarse en circulación por buen rato es Turf, que en el Huawei develó su show con “Kurt Cobain”, para luego emprender un viaje a su pasado más remoto con “Casanova”, “Loco un poco” y “Magia blanca”. No obstante, y tanto en tanto, también hizo escala en el presente a través de “Desconocidos” y “Hablo solo”, incluidos en su nuevo trabajo, Odisea, lanzado este año.  

Al mismo tiempo que se producía esta dialéctica entre los dos escenarios principales, en el Domo 4G, enclavado en una isla artificial del predio, el indie criollo dijo presente de la mano de Viva Elástico, que vivió un repunte en 2017 con su flamante disco, el estupendo No es privado. Lo  mismo que Ok Pirámides, gracias a su segundo álbum, el taciturno y delirante, aunque con ambos pies en el pop, Explota en tu cabeza. Secundados por Peces Raros, la nueva sensación de la escena platense. El tucumano Diosque presentó asimismo su nueva producción, Llanero, aunque en el escenario Indoor Fest, el único techado de los cuatro dispuestos para esta versión del festival. Aunque Mexrrissey casi le vuela la cúpula a la infraestructura con el pedazo de fiesta que se mandó. Y es que la agrupación mexicana, de la que sobresalen el productor y tecladista Camilo Lara (Instituto Mexicano del Sonido) y el guitarrista y cantante Jay de la Cueva (Moderatto y Titán), se atrevió a remojar en picante y tequila el solemne cancionero de Morrissey y los Smiths. El descaro hecho baile. 

Dos años después de la cancelación de su show en el estadio Malvinas Argentinas, a causa de la muerte de la muerte de la madre del bajista de la banda, S.O.J.A. regresó a Buenos Aires. Sin embargo, los de Virginia, cuyo nombre no rinde tributo a la legumbre, sino que es un acrónimo de Soldiers Of Jah Army, no tuvieron el reencuentro soñado con la muchedumbre local. Por lo menos musicalmente, pues estos referentes del reggae estadounidense, que vinieron impulsados por el envión de su más reciente trabajo, Poetry in Motion (2017), se mostraron mesetarios y hasta pálidos. Por más que dispararon clásicos propios de la talla  de “Rasta Courage” y “Everyting Changes”. Reggae para rugbiers o la gran decepción de la noche.  Todo lo contrario a sus compatriotas de Paramore, quienes brindaron una performance prolija y efectiva, y no por ello complaciente. Sucede que la vocalista, Hayley Williams, supo generar un diálogo, al igual que una complicidad, con sus fans. Pero sin pretender la exclusividad.  

Además de celebrar con el público la primera década de su disco Riot!, la eléctrica cantante, que hizo de su cabellera rubia y de la escarcha glam debajo de sus ojos su identikit, se amigó con la elocuencia en el tramo final de un show que tuvo en “Hard Times, “Still Into You”, “I Caught Myself”, “Fake Happy”, “Ain’t it Fun” y “Rose Colored Boy” algunos de sus picos más altos. Justo muestrario de una propuesta que va del punk al dance, y vuelve con forma de pop o de rock para jóvenes en proceso de maduración. 

Si bien Jack Johnson ya dejó de ser un pibe, su música capta por igual a chicos y padres. Ése fue el ámbito que rodeó a su actuación, donde sus músicos funcionaron de respaldo sonoro y amistoso. Como si se tratara de unas vacaciones colectivas o de un fin de semana primaveral, en donde el fogón es la inspiración y la alegría. Más allá del estereotipo playero que instaló el artífice hawaiano de 42 años, “Big Sur”, “Shot Reverse”, “If I Had Eyes”, Tomorrow y la novel “My Mind’s for Sale” fueron un compendio de la canción norteamericana. A pesar de las modas.

Télam
Illya Kuryaki and the Valderramas se despidió del público.