​Un terremoto de 7,3 grados en la escala de Richter arrasó la provincia iraní de Kermanshah, en la frontera con Irak, y dejó 407 muertos, además de 7.000 heridos, según los últimos datos oficiales. Las autoridades iraníes movilizaron a todos los cuerpos de seguridad para acelerar las tareas de rescate y de retiro de escombros en las poblaciones más afectadas por el sismo. El temblor se sintió hasta en las costas del Mediterráneo.

Gran cantidad de edificios se derrumbaron y miles de personas pasaron la noche en las calles ante el temor a las réplicas, que se contaron por decenas. El presidente iraní, Hasan Rohani, expresó el "gran dolor y tristeza" que  atraviesa su país, en la previa de su visita a la región afectada junto a una delegación encabezada por el ministro del Interior, Abdolreza Rahmani Fazli, y en la que participan el ministro de Sanidad, Hasan Qazizadeh Hashemi, y el director de la Media Luna Roja iraní, Ali Asqar Peivandi.

Las operaciones de búsqueda se desarrollan a contrarreloj para intentar salvar a posibles supervivientes y en ellas participan el Ejército, los Guardianes de la Revolución, la fuerza de Voluntarios Islámicos, en coordinación con la Media Luna Roja. El vicepresidente de la Organización de Gestión de Crisis de Irán, Behnam Saidi, explicó a la televisión estatal que se enviaron 19 helicópteros y tres aviones a las zonas afectadas para el traslado de los heridos.

Sobre el terreno están desplegadas también unas 140 ambulancias y miles de efectivos de los servicios de emergencia y otras organizaciones gubernamentales. Las autoridades establecieron hospitales de campaña para atender las urgencias y para ayudar a los centros médicos de las localidades de Eslamabad Gharb, Sarpol Zahab y Ghasr Shirin, que están colapsados.

El epicentro del sismo se produjo cerca de la ciudad iraquí de Halabya, en la región del Kurdistán, fronteriza con Irán, a una profundidad de 33 kilómetros. Las poblaciones más afectadas en Irán son Sarpul Zahab, donde se estima que la mitad de los edificios se han derrumbado, Ghasr Shirin y Azgale.

Las numerosas réplicas, algunas de 4,5 grados, se hicieron sentir en varias provincias del norte, oeste y centro del país, incluida la capital Teherán. En Irak, el gobierno de la región autónoma del Kurdistán informó de la existencia de víctimas mortales, sin precisar su número, y de "más de 500 heridos" en la provincia fronteriza de Suleimaniya.

De acuerdo a las autoridades locales, se registraron al menos cuatro víctimas mortales en la localidad de Darbandiján, ubicada a pocos kilómetros de la frontera. El municipio de la ciudad de Halabya, el más próximo de Irak al epicentro, informó en un comunicado que contabilizó 85 heridos, aunque ninguna víctima mortal.

El hospital de Halabya tuvo que ser parcialmente clausurado por los daños causados por el terremoto en el edificio y por el temor a las réplicas, por lo que varios pacientes fueron atendidos en el patio del centro médico, indicó la misma fuente. Por su parte, Rahman Jani, director de la central hidroeléctrica de Darbandiján, ubicada en el lago homónimo, dijo en un comunicado que el movimiento telúrico abrió grietas en la superficie del dique.

Debido al peligro a un derrumbe, aunque no se conoce todavía el alcance de los daños, Jani hizo un llamamiento a la población que vive río abajo para que abandone sus hogares. Irán tiene frecuente actividad sísmica por una falla que atraviesa todo el oeste del país y se extiende por el noreste de Irak y el sureste de Turquía.

El terremoto más grave hasta la fecha sucedió en junio de 1990, cuando perdieron la vida 37.000 personas en varios pueblos del norte del país. Otro sismo en diciembre de 2003, en la provincia de Kerman, dejó 31.000 víctimas fatales.