No arrancaron exactamente por la música sino por lo audiovisual. O, más precisamente, por ese “todo integral” que es como entienden los niños el arte, el juego, la vida: como instancias no compartimentadas. Echando mano a las redes sociales, le dieron forma a su propuesta con videos de muy sencilla realización y muy bello resultado, en los que llaman a jugar poniendo el cuerpo, antes que quedarse simplemente mirando. Así nació Pim Pau y en poco tiempo videos como el de “La mascota” –original versión de “El Pollito Pío”–  alcanzaron visitas por millones. Pronto las canciones tomaron forma en un disco, Recreo, con gran variedad de ritmos, despliegue de composiciones e instrumentos, y hasta con invitados como el Dúo Karma y Luis Pescetti. Todo eso –la música, los ritmos, el juego, lo audiovisual– mostrará Pim Pau hoy a las 16 en Caras y Caretas (Sarmiento 2037), en una presentación especial, con nueve artistas en escena.

Pim Pau surgió del encuentro de Lucho Milocco (músico, compositor y docente santafecino), Eva Harvez (bailarina, coreógrafa y docente de la provincia de Buenos Aires) y Cássio Carvalho (artista visual, compositor, docente y productor, nacido en San Pablo, Brasil). “Veníamos por distintos caminos y nos conocimos ejerciendo la docencia. Enseguida hubo una cercanía por una mirada común, artística, pero sobre todo pedagógica. Porque a veces uno coincide mucho en lo artístico, pero no muchos artistas tienen un recorrido o un interés pedagógico”, subraya Milocco. Ese subrayado en “lo pedagógico” de algún modo suena en las canciones: allí aparece una particular mirada puesta en los niños y las niñas, que para nada excluye a los adultos, sino que por el contrario, los invita a sumarse desde ese lugar.     

La música de Pim Pau tiene mucho ritmo y los videos llaman a seguirlos en movimiento. Algunos, como de del “Viaje a la plaza”, encantan con su realización en stop motion, más de tres mil fotografías mediante. “Elegimos YouTube, una red social masiva y gratuita, al alcance de todos, con el desafío de generar desde las redes una propuesta que invite a despertar el cuerpo. No damos todo resuelto ni nos interesa mostrar el gran despliegue y el gran artificio, porque la gracia no está en solo mirar”, explican ellos. Desde esa idea de “llamar a la acción” se desprenden otras: los artistas no aparecen “disfrazados” (“todos podemos transformarnos en payaso o en monstruo con la imaginación, no necesitamos vestuario, eso es algo que los chicos saben bien”, advierten ellos). Están vestidos “como adultos”, y como adultos, dispuestos a jugar con los chicos. Nada está cargado, no hay colores estridentes, los recursos son los mínimos, pero eficaces. “Queremos que lo que convoque sea el juego, la historia, el baile, y no el impacto. Buscamos un contacto que tiene que ver más con lo humano. Siempre decimos que el desafío es volver a poner el vínculo, por sobre todo”, explican. Algo que, como docentes, saben tan necesario como difícil de lograr. “Poder vincularnos requiere una escucha y, para escuchar a otro, hay que saber postergarse para ese otro. Eso es un trabajo, también, y se ve en el aula. Queríamos llevar a las redes, que ya son parte de la vida, un poco de este clima. Entonces la pantalla aparece como otra forma de jugar con los amiguitos, con el papá o la mamá, y con los recursos de siempre: el cuerpo, la palabra, la música, el baile”, detalla Milocco.

Los Pim Pau piensan su trabajo también como un modo de compartir recursos con adultos que acompañan crianzas, desde cualquier lugar. Por eso dicen que lo que hacen no son “videos”, sino recursos que encuentran su canal a través del formato audiovisual. Entre esos recursos aparecen el juego de acumulación (la muy hitera “La mascota”, con coreografía de animales de todo tipo), la percusión corporal (la muy rítmica “Tucumpá”), los movimientos y apoyos de los más chiquitos, cuando empiezan a caminar, (la “canción de cuna bailada” “La tortuga”), los juegos con los sonidos de las palabras (“El yaguareté”, que además recupera palabras en guaraní), el cuerpo como escenario (la versión de “Soy un coya chiquitito”, muy inspirada, cuentan, en el trabajo del psicomotrocista y poeta Daniel Calmels), los juegos de rondas, las bienvenidas y las despedidas. Canciones y juegos que serán compartidos hoy, en el Recreo de Pim Pau.