Maximiliano Pullaro bajó un cambio, o se lo hicieron bajar. Y a la enésima ofensiva parlamentaria de su primer año de gestión, esta vez para encarar la reforma de la Constitución, la reconfiguración del escenario obligó al gobernador a aceptar que no sería ayer el día de la aprobación exprés de la ley de necesidad y llamado a elección de constituyentes. Tendrá que esperar la ronda debida de consulta y debates a todos los bloques legislativos, y recién luego sí, con el mejor consenso posible, someterla a votación. Para entonces, quizás, hasta el grueso del peronismo acompañe, y no solo el sector de Omar Perotti.

Las acusaciones de ser una mera escribanía del Ejecutivo, los dardos de Amalia Granata sobre la presunta intentona de Unidos por comprar votos opositores, y el reproche de menoscabar el consenso que declamaban al comienzo de gestión parecieron haber hecho mella en el pullarismo y sus aliados. El deseo de sacar adelante finalmente la reelección del gobernador, a pedir de Pullaro, sigue ahí pero será revestido de mejores formas que el pírrico intento que predominó esta semana.

El socialista Joaquín Blanco salió al cruce y puso en claro lo acordado luego de reuniones con el radical Felipe Michlig, y la vicegobernadora PRO Gisela Scaglia con referentes del Partido Justicialista: el presidente Guillermo Cornaglia –que había reclamado apertura, consulta y diálogo–, el senador Armando Traferri y la diputada Lucila De Ponti . 

"Todas las partes estamos cediendo algo en pos del acuerdo. Entendemos que este tema lo abordaremos en Extraordinarias. Hay mucho trabajo hecho, proyectos desde hace mucho tiempo y estamos muy cerca de un acuerdo. Hay que hacerlos con generosidad, inteligencia, seriedad y en ámbito institucional. Por eso el compromiso de que sea la comisión de Asuntos Constitucionales la que aborde todos y produzca una síntesis, a la luz del día, con asesores y diputados y conocimiento de la prensa. Si no hay especulación ni mirada cortoplacista estamos a las puertas de lograr el proceso reformista en Santa Fe", valoró Blanco.

Unidos, por mandato de Pullaro, quería sancionar la ley ayer y hoy, antes de que expire el período ordinario de sesiones. Pero con la oleada de críticas que despertó esa arremetida, el oficialismo desistió con ese apuro. La fecha es un mero detalle: descuentan que en los primeros días de diciembre será sancionada la ley que le pondrá término a la asamblea constituyente de reforma, y la elección de 69 convencionales para integrarla.

Por lo tanto, la última sesión ordinaria tuvo una previa conjunta de senadores y diputados que solo duró 15 minutos, y solo trató, con aprobación casi unánime, la suspensión por 30 días sin goce de sueldo del fiscal de San Justo, Gustavo Persello, por mal desempeño de funciones. Luego, la ordinaria de diputados transcurrió sin novedad, y solo con el OK a la moción de preferencia para tratar la necesidad de reforma constitucional para dentro de dos sesiones, ya en período de Extraordinarias.

Ya hay ocho proyectos de reforma en Legislatura, y ayer el bloque perottista Hacemos Santa Fe presentó el suyo. Sobre ese conjunto de 9 proyectos debatirán en Asuntos Constitucionales con la misión de obtener un texto síntesis. 

"Hay mucho por hacer pero confío en la capacidad técnica y política para lograr un gran texto de ley de reforma. La construcción de los acuerdos políticos demandan tiempo e inteligencia. Estamos en vistas de un primer acuerdo para tratarlo. Será cuestión de nosotros lograr un buen dictamen con al menos 34 voluntades de Diputados. Confío en que lograremos más que 34, pero para eso todos tienen que sentirse parte del proceso. No debe ser el proyecto de Unidos, del peronismo ni de ningún sector determinado. Debe ser una síntesis", abogó Blanco.

De acuerdo con eso, Unidos podría acrecentar la base de consenso que hilvanó hasta ahora: dos tercios asegurados en Senado; los 27 diputados propios (la presidenta Clara García no vota), los 5 de Perotti, el peronista Juanjo Piedrabuena y dos del Frente Amplio por la Soberanía, Fabián Palo Oliver y Claudia Balagué, que también presentan proyecto alternativo.

El corpus central de los proyectos tiende a aggiornar la letra de una norma que data de 1962. "Todos los proyectos introducen las reformas de 1994, tratados internacionales, todos apuntan a mayor transparencia y agilidad del Estado", ponderó. Y nada comentó acerca del capítulo sobre la reelección del gobernador a un segundo mandato. 

Los dichos del socialista Blanco no solo refieren a la oposición que hasta ahora se siente ajena al proceso reformista. También apuntan al propio círculo rojo del pullarismo, cuya factura original fue pretender hacer un proyecto por sí solo, sin consultar a los aliados de la coalición Unidos para Cambiar Santa Fe.

Mientras tanto, el Ejecutivo tomó distancia ayer de esta rosca legislativa, atendiendo la crítica de algunos opositores que subrayaron en cada entrevista periodística la distancia que separa la agenda ciudadana de la reforma constitucional. Involucrarse demasiado en esta ofensiva reformista, con el riesgo de no lograr la mayoría especial en Diputados para sancionar la ley, hubiera sido una primera derrota política a la que el gobernador, hasta ahora, no está acostumbrado.