El ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren, dejó entrever lo que se da por hecho pero que el Gobierno viene callando: que el año próximo habrá que pagar más para cargar el tanque de nafta.  “Esperamos que haya un acuerdo y que haya un gradualismo para llegar al precio internacional en junio/julio de 2017”, dijo el ex presidente de la petrolera Shell. La administración de Mauricio Macri se encamina así beneficiar una vez más a las empresas, en este caso las refinadoras que se encargan de producir y vender las naftas, que sostienen que aún no terminaron de trasladar a los precios la devaluación del peso que se concretó a fines de 2015 en los primeros días de gobierno de Cambiemos.

Aranguren buscó amortiguar el impacto de sus declaraciones con la confirmación de que este año no habrá más aumentos. "Hemos anunciado y discutido con las empresas del sector que no vemos que haya lugar para nuevos aumentos de combustible para lo que resta del año. Respecto de 2017 hemos tenido reuniones con los actores del sector justamente para continuar ese camino para alcanzar la paridad de los precios internacionales", explicó.

Para la finalización de 2016 quedan poco más de 20 días. Pasado fin de año llegaría el nuevo golpe al bolsillo de los automovilistas.

El ministro de Energía también dijo esperar que el año próximo se pueda “iniciar una discusión seria con todos los actores económicos, con los participantes del sector, para reformular la carga impositiva de los combustibles y que sea anticíclica, no como es en el día de la fecha que el impuesto además de ser alto es un porcentaje sobre el precio de refinería y no tenemos la capacidad de amortiguar lo que pueda ocurrir en el mercado internacional".

El aumento de la nafta no es otra cosa que lo que reclama el sector petrolero en el que Aranguren se desempeñó hasta su desembarco en la administración macrista. Aún en la función pública, el ministro mantenía en su poder acciones en Royal Dutch Shell. Se desprendió de ellas cuando el conflicto de intereses se volvió insostenible, al punto que hasta Elisa Carrió salió a marcarlo, y el Gobierno empezó a pagar un costo político por ello. La líder de la Coalición Cívica denunció después penalmente a tres funcionarios de Energía, también con pasado en empresas del  sector, por favorecer a las petroleras.

Aranguren se reunirá el próximo lunes con los empresarios del petróleo para seguir negociando los aumentos. El encuentro será continuidad de otros  que mantuvieron el lunes y el miércoles de esta semana.

Las refinadoras sostienen desde la llegada de Macri al poder vieron recortadas sus ganancias porque el dólar subió 60 por ciento y las naftas “apenas” 31 por ciento.  Según su cálculo,  medidos en dólares los combustibles están casi un 20 por ciento más baratas que hace un año, lo cual afecta también sus inversiones.

El secretario de la Cámara de Empresarios del Combustible, Raúl Castellanos, consideró que lo ideal sería que la nafta aumentara en la misma medida que los salarios de los trabajadores del sector, ya que representan un 70 por ciento de los costos.

Castellanos dijo, de todos modos, en diálogo con radio La Red que "le sorprendió que Aranguren haya dicho que la idea es llevar los precios a niveles internacionales, ya que los valores en Argentina están cerca del promedio mundial" y planteó dudas acerca de si un nuevo aumento de los combustibles no acentuaría aún más la caída de las ventas. Según precisó, el expendio de naftas  en octubre, comparado con el mismo mes del año de 2015, cayó un 14 por ciento y los automovilistas están cargando súper en reemplazo de la Premium.