Gracias por tu amistad, por los sueños compartidos, las interminables charlas y asados que se alargaban hasta la madrugada.

Gracias por tu compañía, por la amistad junto a León, Tristán, Luis, Caro y María. Por esos encuentros entre los integrantes de la Jabonería de Vieytes, donde las películas y los debates parecían tener más sentido.

Gracias por tu pasión por el periodismo, las tapas de Página/12 que dejan tu huella, los libros que escribiste y los cuentos del Capitán, que nos hacían reflexionar.

Por siempre en mis recuerdos, el amor por River, el ritual de ir al Monumental, los inmensos abrazos de gol, y luego las cenas en Rojo y Negro.

Fuiste un hombre de causas, de ideales, de lucha. La memoria y los derechos humanos fueron tu bandera, nos enseñaste a no olvidar y a no callar.

Nos dejas tu amor por Laura y tus hijos Joaco, Paula y Jorge, que refleja la fuerza con la que vivíste.

Gracias por tu despedida y ese momento que nos dejas en el final.

Como dice Bob Dylan: “La respuesta está soplando en el viento”

Por siempre, Hugo Soriani, compañero y amigo.