Una de las deportadas, Sally Burch, escribió un documento público en el dice imaginar una sola razón para que el Gobierno argentino haya decidido no dejarla entrar al país: que su pensamiento es “disruptivo”. “Participé en muchos encuentros de las Naciones Unidas durante muchos años, como periodista o como activista de los derechos de la comunicación”, contó Burch en su carta pública. Y agregó: “Nunca tuve actitudes disruptivas, y menos todavía abogué por la violencia. Por eso, la única explicación que puedo encontrar para mi deportación de la Argentina es que el gobierno halla ‘disruptivos’ mis opiniones y mis análisis. Lo digo para usar un término empleado por un miembro del Ministerio de Relaciones Exteriores”. Burch considera que podría haber sido tipificada como disruptiva respecto de “la agenda neoliberal y favorable a las corporaciones”.

El texto detalla cuáles ideas suyas podrían haber fastidiado al Gobierno argentino:

  • “Que asuntos de gran importancia para la humanidad, con implicancias para los derechos humanos, el desarrollo, la libertad de expresión o el medio ambiente no deberían ser decididos a puertas cerradas, entre grandes gobiernos y grandes corporaciones, sin participación de la sociedad civil ni como parte de un proceso democrático, como ocurrió muchas veces en la Organización Mundial de Comercio”.
  • “Que las propuestas discutidas para las negociaciones sobre el comercio electrónico en la OMC sirven a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales de Internet y no a los intereses de los pueblos o a los intereses de las naciones en desarrollo”.
  • “Que las propuestas de ‘flujo libre de datos’ significan que los datos personales de todos se convierten en una mercancía para las grandes corporaciones, que así podrán explotarlos, sin que haya beneficio alguno para las personas y sin que se respeten los derechos a la intimidad”.
  • “Que el actual modelo de Internet y de inteligencia artificial, concentrado en las manos de las grandes corporaciones, va en contra de los intereses públicos y presenta serias amenazas contra la democracia. Las negociaciones de comercio electrónico, tal cual son presentadas, fortalecerían ese modelo”.

Sally Burch es la directora ejecutiva de Alai, Agencia Latinoamericana de Información, con sede en Ecuador, relacionada con el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina. Orienta Alai, entre otros, el prestigioso economista peruano y Oscar Ugarteche, el primer investigador regional sobre los fondos buitres a partir del padecimiento de Perú frente a la hostilidad de abogados extranjeros. La Alai se declara “comprometida con la vigencia plena de los derechos humanos, la igualdad de género y la participación ciudadana en el desarrollo y en el quehacer público de América Latina”.

La Cancillería de Ecuador emitió un comunicado en el que “lamenta la decisión de las autoridades migratorias argentinas de deportar a la ciudadana angloecuatoriana Sally Burch, directora ejecutiva de la Agencia Latinoamericana de Información”.

El texto, firmado el viernes 8, dice que Burch llegaba a la Argentina “para realizar cobertura informativa de la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio, OMC, y foros alternativos”.

“Pese a todas las gestiones de la cancillería ecuatoriana, finalmente se produjo la deportación”, reza el documento.

Ante una presentación del Centro de Estudios Legales y Sociales el juez federal de Lomas de Zamora Federico Villena rechazó un habeas corpus preventivo que el CELS había presentado por los extranjeros incluidos en la lista negra del Poder Ejecutivo. Luego la Cámara Federal de La Plata le ordenó revisar la medida pero ya era tarde.