La abismal, la pesada, la desprolija, la sensitiva, la furiosa, la actriz, la excesiva, la ilusoria, la aterradora, la sobreviviente, la niñera, la mortecina, la hija de la lágrima. Todo esto es Juana Rozas, una popstar inusual, siempre dedicada a retratar el permanente estado de conflicto que implica existir en el mundo. Cantante, actriz y guionista de realidades ásperas, en el 2025 vuelve a los escenarios con Tanya, su segundo disco, en el cual presenta un alter ego creado a partir de pedazos de si misma, el dramatismo marica y la potencia de los traumas más profundos.
Una madre pop queer en el escenario
Juana Rozas, la hija de la lágrima
Juana Rozas es una presencia inusual en el ecosistema del pop under nacional. Acaba de presentar su segundo disco Tanya, que lleva el nombre de su alterego dark, una criatura afectada y grotesca, nacida del dolor y del artificio, que camina como quien oculta un colapso pero con estilo. Con la cara y el cuerpo doblados en escena Juana no canta para agradar, canta porque algo arde y no sabe apagarse.

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Este artículo fue publicado originalmente el día 23 de abril de 2025