El 14 de abril, la noticia resonó con la promesa de un hito inspirador: Katy Perry, ícono del pop global, se uniría a un equipo exclusivamente femenino en un viaje espacial cortesía de la compañía Blue Origin, creada por el magnate Jeff Bezos. La narrativa inicial insinuaba un literal despegue hacia nuevas alturas para las mujeres, un símbolo de que incluso el cosmos podía ser conquistado por la fuerza femenina unida. Pero la euforia inicial se disipó rápidamente, dando paso a una tormenta de críticas: lohaters la profunda desconexión entre el lujo estratosférico y las preocupaciones de la mayoría de los habitantes de la tierra