Solana López viene de una familia de tradición militante por los derechos humanos. Durante el último golpe cívico, eclesiástico y militar su mamá, Mercedes Brusa, trabajaba en el Hospital Posadas, en ese momento se desempeñaba como jefa del servicio de tocoginecología, militaba en la Juventud Peronista y era delegada de ATE. Cuatro días después del golpe militar, el Ejército intervino el Hospital Posadas, Brusa fue detenida y trasladada al día siguiente a la cárcel de Devoto. Los militares allanaron su casa porque creían que allí habría mapas de túneles que conectaban el hospital con un espacio del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Nunca encontraron nada. Brusa se mudó a Río Cuarto, allí fue directora del Archivo Nacional de la Memoria de esa ciudad e integra la Casa de la Memoria de Río Cuarto.

El pasado domingo 4 de mayo la familia planeó una reunión en la casa de Mercedes con motivo del festejo del cumpleaños de su hijo Ernesto, también militante. Además estaban, Lautaro, hijo de Solana y su compañera trans, ambxs militantes de la comunidad LGBTIQNB+. Mercedes vive en el barrio de monoblocks Trapalanda, ubicado en la Banda Norte de Río Cuarto, donde hace más de 30 años el Instituto Provincial de la Vivienda construyó casas para trabajadores que pagaban en cuotas. Es un barrio popular.

Solana denunció: "Hay algunos departamentos que empezaron a ser ocupados por grupos mafiosos que están articulados con el narcomenudeo, van ocupando territorio y se manejan de manera totalmente violenta y agresiva. Amedrentan a los vecinos y los violentan físicamente. Están justo en frente de la casa de mi mamá."

En el barrio todxs se conocen y desde el 2016 sufren la violencia sistemática de un grupo narco que opera con total impunidad. A Mercedes la banda la tomó de punto y en una oportunidad la agredieron físicamente. "Vieja de mierda, te vamos a matar, así nos quedamos con tu casa", le dijeron una mañana mientras paseaba a su perrita. A un vecino lo mataron a golpes después de una discusión porque uno de los hombres de la banda casi lo atropella. Nunca hubo una investigación, pasó como si nada.

"Este grupo realiza acciones violentas, mafiosas, constantes y sistemáticas que van generando un clima de tensión, violencia, miedo, terror y al mismo tiempo van creciendo en todas sus acciones de narcotráfico. Entiendo que esto ha ido aumentando lamentablemente en la ciudad de Río Cuarto y en la provincia de Córdoba, donde se han empezado a desplegar estas lógicas mafiosas como se vieron en Rosario. Se van apoderando de los territorios y lo manejan bajo sus lógicas de poder", explica Solana.

Lxs vecinxs están aterrorizadxs, realizaron varias denuncias pero la connivencia policial les otorga a este grupo total impunidad para seguir actuando con normalidad. "Como mi mamá es una persona muy comprometida, siempre es la que pone la cara por sus vecinas y vecinos y los enfrenta, siempre ha sido el objeto de su violencia. Tiene 80 años y ya sufrió golpes de parte de esta banda."

Una postal de la resistencia el 1F. Foto: Gala Abramovich.


Un ataque con características homofóbicas y transfobicas

El domingo la familia se reunió en una plaza que queda cerca de la casa de Mercedes para tomarse una foto grupal, cuando el festejo ya había terminado y regresaron, el jardín de la casa de Mercedes estaba lleno de basura. "Nos imaginamos que podían llegar a ser estos personajes y mientras recogíamos la basura este grupo empezó a gritarnos", cuenta Solana. "Vieja de mierda, sos una vieja sucia", le gritaban a Mercedes. "Luego empezaron los insultos y agravios dirigidos a la identidad de género de mi hijo y de mi nuera: 'putos de mierda, que venga el putito de tu nieto que se la vamos a meter’ y todo tipo de cosas alusivas a violaciones y agresiones sexuales", recuerda.

"Cuando empezamos a meternos adentro de la casa, se nos vinieron, eran como seis personas más o menos. Rompieron los vidrios de las ventanas a patadas, ahí intentaron golpearme pero por suerte no pudieron porque las ventanas tienen rejas y eso nos salvó, ni siquiera tuvimos tiempo de cerrar las persianas. Logré zafar, me metí adentro y ya no pudieron agarrarme. Si me agarraban me mataban porque el odio con el que nos atacaron fue muy terrible. Ahí logré llamar rápido al 911 y se fueron."

La familia de Solana realizó la denuncia en fiscalía y recibió toda la solidaridad del barrio, saben que el modus operandi de este grupo afecta a todxs y no es la primera vez ni será la última. "Algo que me parece importante es ubicar en la justa medida este hecho: es una banda mafiosa que termina transformándose en un brazo ejecutor del fascismo, donde pueden observar un grupo al cual ellos consideran que deben violentar y aniquilar, que es el colectivo LGTBI y todo lo que ellos consideren que sea un obstáculo en la imposición de su poder territorial", asegura Solana.

“Somos una familia que no nos dejamos amedrentar, que luchamos por la justicia y en el caso de mi mamá, que trata de unir a todos los vecinos, de resistir a sus lógicas mafiosas con las cuales intentan imponer su poder. Han llegado a golpear a chicas adolescentes del barrio. A una joven le rompieron el tabique, su madre denunció pero no pasó nada. Estamos a un paso de que se cometa un femicidio. Lo que ellos visualizan es que somos un núcleo familiar que resiste todas sus violencias mafiosas y patriarcales, a partir de eso es que nos agarran de punto, particularmente a mi mamá. Y explotaron cuando vieron a mis hijos y a mi nuera. Les encendió su odio y su fascismo porque son militantes del colectivo LGBTIQNB+."

Si bien la familia logró realizar una denuncia en la fiscalía, tienen miedo, están desamparadxs. Al día siguiente del ataque, Solana salió porque debía ampliar su declaración y en la puerta la estaba esperando uno de los hombres de la banda narco y le hizo un gesto de amenaza pasando muy cerca de ella con su moto, como si quisiera  atropellarla.

Los primeros hechos de violencia comenzaron en 2016, las denuncias se acumulan pero nada cambia, incluso algunos medios locales se hicieron eco de estos hechos pero todo sigue igual. "Hay una realidad que es el corrimiento del Estado y cierta tolerancia y acuerdo, algo de lo que habla mucho Rita Segato, de cómo se van construyendo estos poderes paralelos que van en acuerdo con poderes estatales también. Se sostienen con total impunidad porque las mafias del crimen dan mucho negocio y ahora se suman a lo que es una acción de carácter fascista con el discurso de odio del gobierno que hoy nos maneja. Estos grupos actúan de esta manera y enfrentan a militantes populares porque saben que también nosotras y nosotros somos parte fundamental de la resistencia a sus lógicas y sobre todo en el territorio es donde más se disputa."