“La brújula anda bien, lo que se rompió es el mundo”, no es Alfredo Favalli a Juan Salvo en el tercer episodio de El Eternauta de Bruno Stagnaro, la frase se murmura en una ronda de veinte personas que visten mamelucos azules, máscaras negras y rodean la Pirámide de la Plaza de Mayo, esa misma que las Madres caminan a su alrededor todos los jueves desde hace 48 años. El aire del microcentro no tiene esporas pero la resolana es bien pesada, son casi las tres de la tarde y la ronda no pasa desapercibida, menos cuando pasaron quince días del estreno y todavía, al menos una vez al día, es difícil no toparse con una conversación alrededor de El Eternauta.
“¿Me parece a mi o están haciendo El Eternauta? ¿Dónde está Darín?” son las preguntas de una señora que camina con un niño atravesando la Plaza. Nadie le contesta pero es evidente que lo que está montado no es una superproducción de industria nacional, sino un grupo de personas que aprovecharon el éxito descomunal de la serie para dar un mensaje muy concreto: “¿Dónde están?”
La idea de poder interpelar con una pregunta a partir de las conversaciones que se dan desde que se estrenó la serie viene macerando desde hace días, la existencia de un héroe colectivo reaviva la llama de muchas militancias, entre ellas, las de derechos humanos que además encuentran en El Eternauta la conexión directa con la lucha. Desde Abuelas Difusión comunicaron que desde el estreno de la serie se ha desencadenado un aumento en las consultas de personas nacidas en el país durante la última dictadura militar (1976-1983) sobre su identidad e impulsado la búsqueda de los nietos del autor de la obra original, Héctor Oesterheld, desaparecido en 1977.
“El concepto de El Eternauta es que el único héroe válido es el héroe colectivo y que los lazos solidarios y sociales son los que sirven para sobrevivir”, dice Hugo Ginzberg/Saidon, quien fue parte de la organización de la intervención que devino en el video difundido. Para él, esos son los valores que sirven en un mundo roto, “es lo que nos guía”, dice. Tiene el mameluco azul y la máscara hecha para la intervención, varias cámaras lo están filmando y los contingentes de turistas se detienen a curiosear lo que en principio parece una intervención callejera y escurridiza.
“¿Quién está a cargo de esta situación?” pregunta el oficial de la Policía de la Ciudad, momentáneamente nadie responde, él insiste hasta que se encuentra con una mujer vestida de mameluco. Con paciencia le explica que están haciendo una intervención artística y que a más tardar en una hora tiene la Plaza liberada. El oficial le pide los datos y ella responde: “El único héroe es colectivo”.
Giselle Tepper es parte de H.I.J.O.S. Capital, participa de la organización y habla de la intención de que se genere una réplica que además pueda atravesar todas las luchas, la de derechos humanos pero también la de los jubilados, por la educación, la vivienda y por la salud: “La pregunta ´¿dónde están?´puede ser transversal, no solo la búsqueda de desaparecidos y de nietos y nietas apropiados, sino ¿dónde están las jubilaciones? ¿dónde están los salarios dignos? ¿dónde están nuestros derechos?”, explica en diálogo con Página/12.
“Con estos trajes nos morimos de una” dice Verónica Castelli, también parte de HIJOS, el chiste es porque tienen partes de la piel descubierta: “Me parece importante porque esta es la memoria completa, por la que luchamos para que nos digan ´dónde están?” cuenta mientras se arregla la máscara para entrar en personaje.
Héctor Germán Oesterheld fue secuestrado y desaparecido al igual que sus cuatro hijas -dos de ellas embarazadas- y yernos durante la dictadura militar Argentina: “Con la serie pudimos hacer lo que venimos haciendo pero con más fuerza” explica Tepper. Las personas en mameluco y máscaras giran alrededor del mástil con carteles que dicen: “Nadie se salva solo” “¿Dónde está Oesterheld?” “¿Dónde están los nietos y las nietas?” “Juicio y Castigo a todos los genocidas”.
El resultado de la intervención fue un video que se grabó con la intención de que la acción pueda ser replicada y que además se pueda fortalecer la lucha que vienen haciendo las organizaciones de derechos humanos en relación a la búsqueda de los y las nietas. “A partir de la serie, muchas personas que no saben cómo es el procedimiento cuando alguien tiene dudas sobre su identidad, se acercaron, y es muy importante que se conozcan las vías”, explica Tepper.
“De alguna manera Oesterheld se convierte en Juan Salvo y atraviesa las épocas y los tiempos y viene a preguntar dónde están mis hijas, dónde están los nietos, qué pasó con nosotros” dice Hugo Ginzberg/Saidon, mientras camina hacia la Casa Rosada.
Manuel Gonçalves Granada es otro de los tantos nietos que participan de la intervención. En el video se quita la máscara y ante la cámara dice el mensaje final: "Soy uno de los nietos restituido por Abuelas de Plaza de Mayo. Seguimos buscando a 300 nietos y nietas. Seguimos buscando a los nietos de Oesterheld, seguimos buscando a los 30.000. ¿Dónde están? Ayúdennos a encontrarlos".
*Si tenés duda sobre tu identidad podés comunicarte a [email protected]