A Fernando Duclós todo el mundo lo conoce como Periodistán. En este caso, es literal: el periodista recorrió sitios desconocidos y recónditos del planeta, y apasiona con sus historias, plasmadas en tres libros y ahora también en el espectáculo El mundo sin filtro, que se podrá ver mañana, a las 21, en el Gran Salón de Plataforma Lavardén. Su gran talento para atrapar a la audiencia tiene una contracara: su propio apasionamiento por los lugares que visita, su voluntad de escuchar y conocer la cultura de otros pueblos sin prejuicios.
“En el último tiempo tuve la suerte, el privilegio enorme, de haber viajado mucho: a Bangladesh, Irak, Irán, Afganistán, Somalia, Ruanda, Burundi, Zimbabue, Guayana, Argelia... en fin, un montón de lugares. Y trato de hacer que todo eso entre en un espectáculo”, cuenta antes de llegar a Rosario.
Su forma de contar esas historias es una marca distintiva.
“No me interesa contar anécdotas mías ni que la gente diga ‘Uy, qué bueno lo que viajó este chico’, porque sé que es un privilegio. Tampoco quiero que se convierta en una clase tipo Wikipedia, por ejemplo, sobre la música de Afganistán”, adelanta el periodista.
Consciente de lo que implica ser un hombre blanco, occidental, porteño, Periodistán sale al mundo con la curiosidad intacta.
“Lo que trato de hacer, sabiendo que Occidente —como solemos llamarlo— es apenas una gota en el mar de culturas, formas de entender el mundo, categorías, tradiciones, formas de vivir en este planeta, es —a partir de historias personales, de anécdotas, de música, de videos, de mucho audiovisual— lograr que esa microhistoria sirva para entender procesos mucho más grandes. Y que la gente se vaya del teatro habiéndose reído, porque uno va al teatro a pasarla bien”, promete.
Sabe que “uno siempre carga con las mochilas que fue poniéndose a lo largo de la vida, pero sí puede hacer el esfuerzo de ponerse muchas veces en el rol de abogado del diablo de uno mismo, aunque cueste. Lo que no quiere decir que todo te tenga que gustar o que tengas que apoyar lo que ves, pero sí que, si lo entendés solo desde tus categorías, entonces probablemente no lo estás entendiendo”.
Y da un ejemplo:
“Si voy a conocer a los himbas de Namibia y me parecen unos atrasados o gente que vive en la Edad Media porque, para protegerse del sol, se ponen barro en la piel, y yo digo ‘qué raro esto’, también podría parecerles raro a ellos que yo me ponga una sustancia comprada en una farmacia de la que no tengo idea qué contiene. Es lo mismo, visto desde otro lugar”.
El alter ego absorbió al periodista. Todo comenzó en 2018, cuando vivía en Río de Janeiro, se separó y, casi al mismo tiempo, la empresa en la que trabajaba cerró. Venía leyendo sobre Asia, se había apasionado con figuras como Gengis Kan, Alejandro Magno, y también con la ruta de la seda (a la que luego dedicaría un libro). Cuando cobró la indemnización, se largó a viajar como mochilero.
“Me separé, me pagaron una indemnización, estaba perdido y dije: ‘Bueno, más que un viaje, esto va a ser una huida. Voy a tratar de llegar a estos países’”.
Compró un pasaje a España, comenzó a moverse hacia el Este, y a contar en Twitter lo que veía, desde un punto de vista humano.
“Contaba la microhistoria que se va transformando en la macro: la gente que conocía, cómo son los musulmanes, quiénes son, qué hacen, qué música escuchan, qué les gusta comer… la vida cotidiana, digamos”.
Hoy su vida se transformó por completo. Lo contratan para dar charlas en distintos países, organiza comitivas de viajeros a destinos inusuales y llena teatros con sus historias del mundo.
“Se me fue de las manos de una forma que jamás hubiese imaginado, pero para bien. Mi objetivo, en aquel viaje, era huir porque estaba perdido, y después, cuando volviera, que alguien haya leído lo que puse y me llamaran de algún laburito, como siempre”, sigue contando.
“En algún punto ya lo naturalicé, me acostumbré. Pero si me decías que esto iba a pasar hace cinco años, cuando estaba poniendo una carpa en Kirguistán, no lo creía. Es algo que fue sucediendo, y me tuve que ir acostumbrando también, porque Periodistán se comió un poco a Fernando, por más que yo siempre siga tratando de ser el mismo”.
Fernando Duclós escribió tres libros: Crónicas africanas, Periodistán, un argentino en la ruta de la seda y Periodistán, un viaje a la India de carne y hueso. En el espectáculo que se verá mañana despliega su histrionismo y su capacidad narrativa de otra manera: pone el cuerpo y recursos audiovisuales para que sus historias de lugares desconocidos lleguen a todo el mundo.
Y adelanta un ejemplo “muy básico” de lo que se verá:
“Si te cuento algo divertido, gracioso, que me pasó en la frontera entre India y Pakistán, lo uso para, a partir de eso, hablar de por qué India y Pakistán se separaron cuando fueron siempre un mismo país. ¿Por qué la frontera es tan particular? ¿Qué es el islam? ¿Qué es el hinduismo? ¿Cuáles son los dioses hinduistas?”
El recorrido incluye todos los continentes y pone un foco especial en los lugares que menos se conocen.