El rostro de Justo Fernando Barrientos, el triple lesbicida de Barracas, ensombrece la pantalla del Juzgado Nacional en lo Comercial y Correccional 14. El juzgado de Edmundo Rabbione se ve obligado a indagarlo por el crimen atroz contra 4 mujeres lesbianas que, carentes de recursos económicos, tenían que vivir hacinadas en una pieza de 3x2 en el hotel familiar Canarias, ubicado en pleno centro de Barracas, a dos cuadras de la Plaza Colombia. La Cámara en lo Criminal conminó al juez Rabbione a que considere las pruebas de que Barrientos cometió el crimen en un contexto de violencia de género y de discriminación hacia las víctimas por su condición de lesbianas.

Cuatro lesbianas que hacían su vida y se defendían de los acosos y ataques constantes de varios pensionistas del hotel que, como suele ocurrir cuando tienen a mano a mujeres vulnerables, intentan reducirlas a la servidumbre doméstica y sexual. En todo momento Pamela Cobbas, Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglos les hacían saber que eran dos parejas que vivían juntas y debían respetar su condición de lesbianas. Que ninguno de ellos iba a tener nada sexual ni la menor conversación o transacción económica con ellas. El más insidioso era Fernando Barrientos. Quien demostró qué tan lejos estaba dispuesto a llevar adelante su plan de disciplinarla, al punto que quemó vivas a Pamela, Roxana y Andrea. No logró asesinar a Sofía aunque lo intentó y le causó graves heridas.

Barrientos actuó sobre la base de una discriminación social estructural hacia las lesbianas. Discriminación que comenzó a ceder progresivamente por el cambio de régimen sexual que ingresó en la legislación argentina a partir de 2010 y que el esquema retrógrado del actual gobierno nacional pretende arrastrar a hacia 1870.

Llamado a indagatoria y en la pantalla del tribunal, Barrientos se negó a declarar y se descompuso. Se le dio vuelta el estómago. No sería por la comida de la cárcel de Ezeiza o tal vez sí. Nadie puede estar en su cabeza para saber por qué se descompuso. Le leyeron los cargos y la manera en que el 6 de mayo de 2024 asesinó a las tres lesbianas e intentó matar a Sofía Castro Riglos, quien logró sobrevivir. Barrientos no se contentó con hacerles estallar una bola de fuego dentro de la habitación. El tribunal se explayó leyendo declaraciones de testigos, que dieron cuenta de cómo las persiguió hasta las duchas del hotel y allí les volvió a arrojar un balde con combustible encendido y a una de ellas la golpeó y la revolcó sobre el fuego.

Justo Fernando Barrientos se descompuso y el tribunal ordenó que lo atienda un gastroenterólogo. Y está bien. Es lo que corresponde. Las lesbianas no somos como él.