Mientras el pueblo peronista masticaba bronca por la condena de su principal dirigente, los mercados festejaban con alzas en las cotizaciones de los bonos y las acciones. Fiel a su estilo directo, Cristina le pinchaba el globo a los inversores indicándoles que la euforia bursátil tiene patas cortas y que el actual programa económico está condenado a “terminar mal”.
Educando al soberano bursátil, les recomendaba que mechen sus estudios de finanzas con algo de historia económica, dejándoles como material de lectura un reciente libro de Julián Zicari sobre Martínez de Hoz. La recomendación no puede ser más precisa, ya que el actual equipo económico parece empeñado en generar las condiciones para una crisis similar a la que coronó la política económica del ministro de la dictadura.
Así, el mismo día que la Corte proscribía a la principal líder de la oposición, el Banco Central eliminó una medida que obligaba a los inversores extranjeros a permanecer un plazo mínimo de seis meses antes de retirar sus capitales. ¿Por qué? Porque ningún fondo de inversión externo se anima a meter plata en la Argentina de Milei por más de tres meses. ¿Por qué? La combinación de un dólar barato y déficit en la cuenta corriente en plena liquidación de la cosecha, no parece dar perspectivas de estabilidad cambiaria.
Menos con el antecedente de que dos meses atrás una corrida estuvo a punto de llevarse puesta la “tablita cambiaria” de Caputo, que debió reconvertirse en un sistema de amplias bandas para poder recibir el salvataje del FMI. El nuevo esquema cambiario implica que el peso puede llegar a devaluarse un 40% sin que el Central intervenga, una posibilidad que vuelve poco atractiva la bicicleta financiera para los grandes fondos externos.
Incumplimiento
El oficialismo va camino a incumplir la meta de reservas en la primera revisión del último acuerdo con el FMI. Si bien el organismo está arreglado políticamente por el acuerdo entre Milei y Trump, un incumplimiento tan temprano podría poner en duda la entrega de los fondos pendientes, además de sembrar dudas en el mercado sobre la sostenibilidad del actual programa.
La desesperación oficial por juntar dólares y cumplir con la meta de reservas, lleva al gobierno a emitir deuda y colocarla en los mercados externos. El sobreendeudamiento generado por Caputo cuando era funcionario de Macri, le impide a Caputo ministro de Milei colocar bonos en dólares a tasas viables.
Por eso apuesta a tentar inversores extranjeros ofreciendo bonos en pesos, cuya última colocación pagó un 30% anual. Claro que a los inversores les interesa saber cuanto se pueden llevarse en dólares y ahí juega fuerte el riesgo de devaluación, que se dispara ya cumplido el objetivo político de llegar a las elecciones con un dólar planchado y una inflación en descenso. Por eso le pidieron que eliminara el plazo mínimo de permanencia, para hacer carry trade a muy corto plazo y poder tomarse el palo cuando se les cante.
El riesgo de eliminar el plazo mínimo de permanencia lo conoce Toto Caputo, ya que el 25 de abril de 2018 sus ex empleadores del JP Morgan y dos operadores más se llevaron en un día 1.472 millones de dólares, desatando una corrida cambiaria que terminaría sepultando al sueño reeleccionista de Mauricio Macri.