La militancia en el feminismo y la cuestión de género fue el eje del segundo día de las "Jornadas Académicas Nacionales María Elena Walsh. La ruptura", que comenzaron este martes en la Biblioteca Nacional. Uno de los conversatorios del miércoles giró en torno a La cigarra, el programa televisivo que Walsh condujo junto a Susana Rinaldi y María Herminia Avellaneda, precursor en su tipo. En un fragmento de sus cuadernos íntimos, compartido durante esta charla, la poeta, novelista, escritora, dramaturga y cantautora escribió que con el programa quería "sacar a las mujeres de bajo la tierra, verlas en su belleza llenas de fuerza y dolores callados".

La escritora y filósofa Tamara Tenembaum; la académica y especialista en género Diana Maffía; la productora periodística de La cigarra, Cristina Noble; la escritora Leticia Manauta; y la actriz y militante feminista María Inés Aldaburu compartieron el conversatorio "La cigarra y la primera derrota del feminismo en la primavera alfonsinista", moderado por Graciela García Romero, presidenta de la Fundación María Elena Walsh. Todas ellas expusieron su perspectiva acerca del programa de 1984 conducido por tres mujeres en una franja horaria prime time, que duró apenas seis meses al aire en el viejo canal 11. Lidia Borda aportó el cierre musical, con dos tangos con letra de MEW, "Canción del caminante" y una versión de “Esta noche me emborracho”, bajo el nombre “Esta noche lavo ropa”.

Luego de que se viera un video con distintos momentos de La cigarra, contó García Romero que esta fue la primera mesa que soñó cuando imaginó las jornadas, porque "María Elena para hacer este programa pone todo sobre la mesa, su cuerpo y su alma; todo su horizonte feminista al servicio de la mujer anónima que naturalmente prende la televisión". Tras el diagnóstico de cáncer óseo en 1981, la vida le dio una "segunda oportunidad". "Luego de curarse hace en simultáneo varias cosas en este período: se arremanga y empieza a devolver a la sociedad todo lo que le había dado. Empieza una etapa de gestión", resumió García Romero. Esta etapa incluyó su defensa de los derechos de autor en SADAIC, su participación en el Consejo para la Democracia, y La cigarra, que era para MEW un "bichito del señor, un regalo".

La cantante ya había tenido experiencias en medios. Había renunciado al programa La gallina verde (Radio Belgrano), en el que era columnista en los setenta, por burlas de sus colegas a una referente feminista a la que había invitado. La cigarra comenzó a emitirse en enero de 1984. "Acaba de terminar la dictadura. Ellas salen al ruedo realmente en el borde, el comienzo. Una de las asignaturas era una sociedad que tenía que enderezarse, porque estaba un gobierno al que le interesaba bastante poco el tema de género, como María Elena había notado", repasó García Romero. "Es un esfuerzo físico inmenso para una persona que recién se estaba rehabilitando ir todos los días al canal. Por un lado, pertenece al sector de intelectuales que apoya sin cortapisas al gobierno alfonsinista, porque significa la aventura de un gobierno no peronista -eso la entusiasma- y que tiene que restablecer las libertades democráticas. Pero también se enrola en el sector que apoya la responsabilidad histórica de levantar la tapa de la olla de la peor pesadilla que vivió nuestro país, la violación de los derechos humanos", contextualizó. "Había que apurarse a resolver los problemas económicos y sociales, es decir, reconstruir las miserias dictatoriales y, por último y tal vez lo primero, posicionar a la mujer."

Continuó García Romero, en alusión al video que se había visto: "Es un living donde están reunidas nuestras abuelas, pero están hablando con nuestras voces; hay un anacronismo. Las vemos en una escenografía antigua y sin embargo casi serían nuestras voces. Estas abuelas rompieron el estereotipo, con una agenda a la que las mujeres no asomaban las narices porque no las dejaban". Destacó el "gran marco cultural" que contenía el programa, así como también su "planteo estético".

A su turno, Aldaburu contrastó: "En ese momento en que el feminismo era minoritario, estigmatizado y despreciado por las elites intelectuales y políticas había un programa feminista en la televisión abierta. Hoy, masivo el feminismo, no lo hay". Planteó así una problemática que retomó al final Tenembaum, con una mirada desde otra generación: "Estamos en un momento de boom de la opinión. A la gente le encanta ver a otra gente opinar. En otra época era al revés: ver a una mujer opinando era minoritario. Un programa como este, de mujeres conversando sobre temas, hoy sería un éxito", señaló, aunque advirtió que "ver mujeres opinando sigue siendo una rareza, sobre todo si es sobre una agenda de mujeres". 

"Cuando pienso en la idea del fracaso (del programa) pienso en la idea de lo precoz. A veces las cosas fracasan por vanguardistas, por llegar antes de que haya una audiencia para eso. El fracaso también tiene que ver con algo que todavía nos pasa a las mujeres: nadie nos tiene paciencia. Al programa se le dieron pocos meses. Muchas veces lo que necesitamos en nuestras carreras son chances de fracasar. No solemos tenerlas ni siquiera mujeres tan absurdamente talentosas como María Elena", concluyó la escritora.

En tal sentido, Noble habló de los "ataques" que sufrió el programa; de la "resistencia" que se generó alrededor de la visión feminista que planteaba. "No solamente hubo ataques de los medios más consagrados. Hubo de todo. La situación interna cuando nos empezaron a atacar fue tensa. Todas esperábamos que nos recibieran con aplausos. No fue así". Y afrontar la "crítica demoledora" fue "muy difícil" por momentos. "Inteligencia no faltaba en el programa. Había una visión distinta de la realidad, crítica e independiente. Después de tanta acusación el programa fue levantado", recordó. Para ella La cigarra fue un espacio de "resistencia" en el que cabían el arte, la política, la economía; en síntesis, "una visión distinta del país". Mencionó a colegas que también fueron parte, como Moira Soto, Mónica Sabatiello, Dionisia Fontán y Jorge Raventos.

Maffía y Manauta salpicaron sus discursos con una fuerte carga de historia feminista, aportando contexto. La filósofa asoció al programa a los "exilios internos y externos de la dictadura". "Aunque para el movimiento de mujeres resultaba todavía difícil asimilarlo, feminismo y lesbianismo aparecían fuertemente identificados. Al movimiento feminista le llevó mucho tiempo asumir la cuestión política del lesbianismo", destacó Maffía, y definió a La cigarra como "un programa de mujeres pero no desde el rol doméstico, sino para su rebelión e involucramiento político". El escenario de "confianza y cuidado mutuo" que aportaba fue, quizás, "demasiado temprano", apuntó. Manauta, amiga de Sara Facio, última oradora de la charla, condenó el "golpe a la democracia" que significa la condena a Cristina Fernández de Kirchner, "algo que a María Elena y a Sara las pondría muy mal".