Arriba: Fontanarrosa, M. Mundstock, Quino,
Landriscina, A. Dolina, J. Maronna, H. Sábat.
En el medio: J. Guinzburg, Tato Bores.
Abajo: C. Nuñez Cortés, D. Rabinovich,
Rudy, C. López Puccio.
Cumpleaños 25 de Les Luthiers, 1992.
Foto de "Zoilo" Horovitz.

Querido lector:

En principio quiero aclarar alguna que otra cosilla: en primer lugar, que esta columna suele ser escrita durante la semana, y después de ser pulida y corregida es enviada a la redacción para su edición y publicación, con una sugerencia de ilustración. Pero esta semana fue la foto, la ilustración, la que originó el resto.

Lo segundo es que esta foto fue tomada en el segundo semestre de 1992, ocasión en que el admiradísimo y queridísimo conjunto Les Luthiers tuvo a bien cumplir 25 años, y tuve el honor y la gran alegría de ser invitado a la celebración, en "carrito" de la Costanera (necesito decir que en esta, y en cada ocasión en que Les Luthiers festejaban, los invitados eran agasajados como si cada uno y cada una fuera "el/la invitado/a de honor". Lograban que 50-60 personas se sintieran en su casa, con lo difícil que es conseguir una sensación hogareña para varias docenas de seres humanos en el mismo sitio y lugar. Pensando en estos tiempos crueles, no puedo dejar de extrañar ese clima de amabilidad real, de cariño en serio, que prodigaron cada vez).

Quizás el summum para mí fue el momento en que llamaron a hacer "la foto de los humoristas" y fui convocado a incluirme en ella. No se trata de falsa modestia, sino de que hacía poco que yo había empezado, y el resto eran humoristas consagradísimos.

Quiero decirles que esa foto es "mi antidepresivo personal". Que en los días grises, una mirada a ese espacio de mi propio living donde se la puede ver ilumina, aunque sea levemente, los tiempos oscuros.

Alguna vez el Licenciado A. (¿o fue el Dr. Z.?) me pidió que llevara a sesión una foto emblemática, y llevé dos: una con mis seres más íntimos; la otra, esta.

También sé, por testimonio de otros de los allí presentes, que para cada uno de ellos es también una foto emblemática. Y por si esto fuera poco, hace unos años mi hijo la descubrió, muy bien acompañada, entre las fotos que engalanan la pared de una conocidísima y legendaria pizzería porteña (en la sucursal de Lavalle) que suele usar como logo la imagen de Gardel.

También debo aclarar que no es casual la inclusión de esta foto en esta fecha: mañana es el Día del Padre, y si "un padre que da consejos, más que padre es un amigo", entonces "un maestro que te marca el camino, que te señala ‘por dónde es’, es un poco un padre". Y si en vez de uno, son 12... ¡pufffff! Puedo sentir que en esa foto, de alguna manera, estoy también con mis papás. No el de mi infancia, no el que me llevaba a la escuela, pero sí los que me indicaron cuál debía ser mi escuela; los que me formularon las preguntas que, a mi entender, todo padre debería formular a su hijo para que este pueda hacer su camino, sabiendo que probablemente jamás encuentre las respuestas, pero que, si encuentra otras preguntas –las suyas propias–, la tarea estará cumplida. Y, como dice el Talmud: "No estás obligado a terminar la tarea, pero no puedes renunciar a ella".

Los tiempos políticos hicieron, entre tantos males, que alguno quedase de un lado y otros de otro de esa grieta imaginaria que solo sirve para confundir. Esto hizo que quizás muchos "hamelines" descartasen a unos o a otros por "disciplina partidaria" (léase prejuicio, o miedo a quedar afuera de algo que no existe). Me consta, por la posibilidad que tuve de conocerlos, que todos los Luthiers estaban muy por encima de esas diferencias. Por hablar en otro terreno: quien renuncie a Borges o a Marechal o a Discépolo o a Cortázar… se está perdiendo algo.

Muchos de ellos nos dejaron antes de tiempo, "se fueron en la mitad del chiste", o, si existe algo en lo que yo no creo, estarán haciéndole saltar la barba a carcajadas a quien ustedes ya saben.

En cualquier caso, a todos ellos, y a cualquier persona que pueda trasmitir una pregunta (más allá de sexo, género, edad, filiación, idioma), a cualquier persona que pueda (y lo haga) poner límites con amor, y humor, ¡feliz Día del Padre!

Sugiero al lector acompañar esta columna con el video de Rudy-sanz “ especial día del padre”: