La poderosa Federación Médica de Buenos Aires (Femeba), que reúne y representa a todos los círculos médicos de la provincia, despidió recientemente a 31 trabajadores administrativos de su sede de La Plata y los que quedan temen por su continuidad laboral.
Primero fueron dos, después nueve y ahora veinte. Entre los cesanteados hay personas de más de cincuenta años de edad y treinta de antigüedad en la institución, que nunca tuvieron otro empleo.
Aunque en los pasillos se multiplicaban los rumores de despidos desde hace meses, entre los trabajadores dos cosas cayeron muy mal. Una fue que el presidente de la institución, Sandro Scafati, no diera la cara y que los despidos no afectaran a los familiares de los gerentes y directores, contratados por ellos mismos.
A lo que los consultores llaman "baja empleabilidad", se suma un momento catastrófico del mercado laboral, producto de la depresión económica generada por el modelo que combina motosierra y dólar artificialmente barato.
El resultado de la combinación de ambos factores es una situación de máxima angustia para los nuevos desocupados y sus familias. La disputa por tratarse de empleados tan antiguos, se traslada al pago de las indemnizaciones (por cada año trabajado corresponde un salario completo) y al intento de reincorporación, aunque sea de manera parcial.
Los trabajadores de Femeba están encuadrados en el convenio de entidades civiles y son representados por la Unión de Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (Utedyc), cuyo secretario general a nivel nacional es Carlos Bonjour. A nivel provincial, ese cargo lo ocupa Mariángeles Sotés.
Las autoridades de Utedyc ya presentaron un reclamo por escrito al ministerio de Trabajo que encabeza Walter Correa y se aguarda que las partes sean citadas de un momento a otro.
¿No hay plata?
El argumento que justifica los despidos es un clásico de estos tiempos: "no hay plata". A los perjudicados les resulta poco creíble. Meses atrás, IOMA rescindió el contrato que lo unía a la federación en términos cautivos, tras largos meses de conflicto e idas y vueltas.
La decisión se basó en que Femeba retenía de manera abusiva una parte más que considerable de los fondos que IOMA le depositaba y debían tener a los profesionales como destinatarios.
“Este accionar de rezago de los honorarios para las y los médicos y de no implementación de los aumentos en tiempo y forma, entendiendo el costo de oportunidad del dinero le generó a Femeba un excedente superior a los $3.756 millones", explicó IOMA hace un año a través de un comunicado oficial.
La respuesta de Scafati a este punto, fue que la posición de IOMA era "ideológica". Entonces, se hicieron eco de al posición de Femeba, distintos legisladores radicales, como el diputado Diego Garciarena y la senadora Flavia Belmonte. Ninguno de ellos se refirió al dinero retenido por la federación.
El dinero retenido, además de pertenecer a los profesionales a los que la federación les brindaba el servicio de facturación y cobranza centralizada, representaba varias masas salariales. Sin embargo, los despedidos señalan que en el último tiempo se realizaron varias inversiones inmobiliarias.
A la vez, las propias autoridades se encargaron de señalar, en más de una ocasión, que realizaban el mismo servicio para otras obras sociales sindicales y mutuales, lo que también es contradictorio con el argumento de la falta de recursos.
"Esta ganancia es inexplicable para nuestra institución porque es por encima de los costos establecidos por la Federación, entre ellos, consultas y prácticas realizadas por los profesionales médicos, impuestos y gastos administrativos”, concluía el texto, fechado en abril de 2024.
Panorama complejo
Desde el final de la pandemia, el sistema de salud, en Argentina y en el mundo, enfrenta una acelerada reconfiguración, por la avanzada de los laboratorios por maximizar ganancias, en detrimento de los otros eslabones de la cadena, especialmente los profesionales y trabajadores.
En este contexto, los gerenciadores trabajan tanto en la integración vertical de servicios, a través de compras o acuerdos con sanatorios y el análisis constante de costos a través de tecnología de datos e IA.
En Argentina, la situación se agrava porque tanto las obras sociales sindicales como los institutos provinciales se financian con porcentajes de los salarios, que se deterioraron mucho con Javier Milei. Las empresas de medicina prepaga aumentaron sus cuotas por encima de la inflación, pagando el costo de una elevada caída de cartera.