A semanas del inicio de las vacaciones de invierno, el Gobierno abrió un nuevo conflicto en el sector aerocomercial. El Decreto 378/25, publicado a comienzos de junio, modificó sin consenso los tiempos máximos de servicio y descanso para las tripulaciones de vuelos comerciales.

La medida flexibiliza las jornadas de trabajo y reduce las pausas obligatorias, lo que disparó el rechazo de pilotos y gremios aeronáuticos, que advierten sobre riesgos de seguridad operacional y posibles cancelaciones masivas.

Qué dice el Decreto 378/25 y por qué preocupa

La nueva norma deroga el régimen anterior y permite a las aerolíneas definir sus propios esquemas de servicio, dentro de ciertos máximos generales. Entre los cambios más críticos, autoriza turnos de hasta 13 horas para tripulaciones mínimas y 17 para equipos aumentados, mientras reduce a 10 horas consecutivas el descanso mínimo obligatorio. Además, establece márgenes para extender esas jornadas en caso de “circunstancias operativas imprevistas”.

Para los gremios, esto implica una desregulación encubierta de los estándares de seguridad aérea, ya que habilita que cada empresa gestione sus propios márgenes de fatiga, sin una evaluación sistémica como recomienda la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).

Riesgo de caos aéreo en plena temporada invernal

El impacto del Decreto 378/25 ya empezó a sentirse en la aviación comercial. A días del inicio de las vacaciones de invierno, las programaciones de vuelos de julio permanecen sin definirse, porque las empresas aún desconocen qué esquema operativo aplicar bajo la nueva normativa.

“Cambiar las reglas en plena temporada alta, sin medir consecuencias, es una irresponsabilidad. Los pasajeros pueden quedar varados o ver sus vuelos cancelados por falta de previsibilidad”, advirtieron desde la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA), que ya anticipó una presentación judicial contra la medida.

Juan Pablo Mazzieri, secretario de prensa de APLA, confirmó a Página 12 que no fueron convocados para discutir la modificación de la normativa. “Se hizo sin análisis de riesgo vinculado a la fatiga, incrementando horas de servicio, eliminando definiciones protectivas y reduciendo los descansos mínimos. Además, se da vía libre a que las empresas diseñen sus propios programas de gestión de fatiga”, cuestionó el dirigente.

Amenaza de paro nacional y vacaciones en riesgo

La conducción gremial ya convocó a una asamblea de pilotos para el próximo 26 de junio, donde se propondrá un paro nacional de actividades si no hay una revisión inmediata del decreto.

Si el conflicto no se destraba, las consecuencias se sentirán de lleno en los aeropuertos: vuelos demorados, reprogramaciones, cancelaciones masivas y malestar de pasajeros en el momento de mayor demanda del año.

Lejos de modernizar la logística aérea, la desregulación dispuesta por el gobierno nacional deja la seguridad de las operaciones librada a la discrecionalidad empresarial y traslada a los usuarios las consecuencias de una norma mal redactada, improvisada y sin planificación técnica seria.

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