La toma de deuda con el FMI y bancos extranjeros generó un cruce entre el oficialismo y la oposición. Desde el peronismo, se apuntó a que la toma de deuda no redunda en obras de infraestructura que mejoren la calidad de vida de la población.
Desde el oficialismo, en cambio, se indicó que la toma de deuda es para ordenar las cuentas públicas luego del desastre heredado. En ese contexto, se publicaron los números históricos de la deuda externa mostrando al gobierno de Alberto Fernández como el gran endeudador de la Argentina, muy por encima de la gestión actual y la de Mauricio Macri.
"Confusión"
El planteo oficialista, amplificado por usinas mediáticas afines, se basa en una “confusión” sobre qué se comprende por deuda pública, poniendo en la misma bolsa la deuda en moneda extranjera con acreedores privados o el FMI, que un bono intransferible del Tesoro emitido para recibir financiamiento del banco central.
De esa manera, el elevado déficit fiscal que requirió atender la pandemia, financiado con pesos emitidos por el banco central, se lo contabiliza como un incremento de la deuda pública.
Así, un gobierno como el de Alberto Fernández, que tuvo cerrado los mercados financieros internacionales y no recibió más préstamos por el FMI que los necesarios para pagar los vencimientos con el propio organismo, aparece como el que más se endeudó.
Ese mismo artilugio fue usado recientemente por Milei para señalar que la toma de 20 mil millones de dólares con el FMI no incrementaba la deuda, ya que se usó para cancelar un bono intransferible con el banco central --que era un mero registro contable que no generaba ningún tipo de costo real--.
La deuda pública se vuelve un problema económico central cuando es deuda en moneda extranjera, ya que la deuda en pesos --si bien puede traer problemas indirectos de presión cambiaria cuando es con acreedores privados, especialmente si son extranjeros--, siempre es cancelable en moneda nacional o se puede reperfilar.
En cambio, el pago de las deudas en dólares genera presión sobre las reservas, comprometiendo la estabilidad cambiaria y derramando incertidumbre sobre todas las variables económicas. Además suele estar atada a legislación extranjera y su incumplimiento deriva en juicios en tribunales externos, que multiplican las cuentas a pagar.
Las comparaciones históricas de stock de deuda como las citadas más arriba hechas también incompletas por no considerar que el dólar pierde valor a lo largo del tiempo, además de cuestiones más complejas como considerar tasas y plazos.
Si se considera el stock de deuda en dólares a los precios norteamericanos de hoy (en base a información de la OPC del Congreso y el BLS de EEUU), durante el gobierno de Alberto Fernández la deuda en dólares lejos de crecer, se contrajo en 35.755 millones de dólares.
En cambio, durante el mandato de Mauricio Macri se incrementó en 86.968 millones de dólares, siendo el gobierno que más endeudó el país de las últimas décadas.
Un dato interesante: Javier Milei todavía no incrementó el stock de deuda en dólares, ya que los créditos que tomó fueron compensados con pagos anteriores y por la pérdida de valor del dólar. Eso se debe a que Caputo todavía no pudo reabrir los mercados financieros para emitir bonos en dólares, luego de saturarlos con colocaciones cuando era ministro de Mauricio Macri.