Si bien es un actor de reparto en el concierto de la economía global, la Argentina también tiene su cuota de incidencia sobre el cambio climático, lo cual imprime desafíos de mitigación, es decir, de descarbonización de su matriz energética, tanto para hacer frente a sus compromisos frente a la comunidad internacional como para dar impulso a sectores "verdes" que se acercan a la frontera industrial